V. El hombre misterioso

2515 Words

Ludmila Parpadee varias veces mientras me sostenía, mi mente parecía no encontrar rumbo, estaba desorientada, perdida y algo mareada ¿me había caído de nuevo? Tomé aire despacio y me di cuenta, había dejado de respirar solo porque él me aturdía, me tenía en un estado de parálisis complicado, muy complicado. — ¿Vas a contestarme? – junte mis cejas un poco. — ¿Qué…? – carraspee intentando no parecer una tonta - ¿Qué cosa? — Que haces trabajando Ludmila. Mi nombre salió de sus labios de una forma jodidamente sensual, desde cuando alguien podía decir un nombre de aquella manera, era como si estuviera saboreándolo despacio, como si sus labios estuvieran manteniendo aquellas palabras para hacerlas más profundas, certeras y propias. — Estoy bien, no tengo que hacer reposo – balbucee

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