Ludmila Estaba atrapada en un auto con un jodido cavernícola, este sujeto parecía salido de la prehistoria con su pensamiento cargado de testosterona que no dejaba lugar a quejas, me recordaba al idiota de Christopher, en el teatro. Era como si mi hubiera topado con dos idiotas en tiempo récord solo que este me dejaba acalorada y el otro solo parecía que estaba acostumbrado a que todos hicieran lo que él quería, pero yo no era como todos. No, claro que no lo era. Sin embargo, parecía que Leonardo tenía el mismo problema, no aceptaba los “no”. — ¿Dónde me llevas? – lo mire con desconfianza. — A cenar – rodé los ojos. — Te dije que no quiero ir a cenar contigo, no tengo intenciones de hacer nada contigo – trate de abrir de nuevo la puerta – Joder abre – lo mire. — El auto est