Julián.
—¿Me podrás esperar un poco que tengo que ir a comprar unas cosas?.
—Si, ¿A dónde vas?.
—A la pinturería.
—Vamos o Sofía va a llorar si ve que te vas.
—Vamos. —cierro el baúl del auto ya que estaba guardando todo.
—¿Qué vas a comprar?.
—Las cosas para pintar mi habitación.
—Si quieres te ayudo. —saca número y esperamos—. No soy experto pero me manejo.
—Me vendría bien la verdad, porque estuve viendo muchos videos pero dudo mucho que me queden así de lindos y pagar no puedo.
—¿53?
—Acá. —le da el papel con el número al muchacho—. Hola.
—Hola, ¿Si?. —el chico sonriente le puedo poner—. ¿En qué te ayudo?.
—¿Me mostrarías la paleta de colores? Porque quiero un rosado no tan rosado, más bien tirando a salmón. ¿Me entiendes?
—No. —se ríen y yo mas me acerco—. Pero ya lo traigo para que elijas, ¿Algo más?
—Si... Eeee pinceles, rodillo, cinta y uno de esos cositos para poner la pintura.
—Ya vengo. —se gira saltando del susto que le pegué.
—¡Aaa mierda!. —estoy bien pegado a ella—. ¿Por qué siempre apareces así?.
—¿Estas comprando o tirándole palos al pendejo ese?.
—¿Eh?. —se apoya en la mesada sonriendo—. No, nada que ver.
—¿Señorita? Acá están... Perdón por ser metido ¿Pero qué vas a pintar? Por ahí si quieres te puedo ayudar.
—El cuarto de nuestra hija... Y si, estas siendo metido. —me mira enojada y se da vuelta.
—Este quiero. ¿Para cuándo va a estar?.
—En tres días.
—¿Tanto? Vine hace unos días y me dijeron que de inmediato me daban la pintura.
—¿Lo llevas o no?. —¿Qué le pasa al imbécil que le habla mal?—. No tengo tiempo y no te decides mas.
—¿Si no vas a atender como la gente que haces ahí parado?.
—A mi no me vas a venir a decir como tengo que atender cornudo de mierda.
—¿Cornudo me dijiste hijo de puta?. —le paso la nena mas que furioso.
—Julian ya.
—Si no hubieras llegado a tu mujercita me la tiraba cornudo.
De golpe todo se descontroló, tengo al pendejo en el piso y yo arriba pegándole sin parar, la nena llora atacada por el escandalo que hay pero no puedo parar, intentan correrme pero no lo logran, estoy endiablado, primero que se le lanzaba, después que le hablaba mal, y después que la trata como una cualquiera como que ella anda por la vida buscando hombres, eso es lo que me dio a entender y más me enojo al pensarlo, de golpe siento su mano en mi hombro que me aprieta, me giro a mirarla.
—Basta Julián. —no está asustada, está aterrorizada mejor dicho—. Déjalo por favor.
—Lo voy a matar, te insultó Lili, y no lo voy a permitir. —aprieto la mandíbula con fuerza.
—Déjalo... Vamos que la nena está asustada. —me paro y del brazo la llevo casi a la rastra hasta el auto.
—¿Después dices que nada que ver con lo que digo?. —camino para todos lados y golpeo el auto—. Mierda.
—Por favor... Vamos a la casa.
—Sube. —me paso las manos con desespero por el pelo donde siento que me voy a prender fuego—. Puta madre. —cuando llegamos azoto la puerta y entro puteando a todo aquel que se me viene a la mente.
—¿Qué pasó Lili?. —escucho de lejos a María, me meto a mi oficina pensando en lo que pasó.
—Vete. —oigo la puerta y que alguien entra—. No quiero verte ni escucharte y ni una mierda tuya... Vete, déjame solo. —pero no escucho ni un ruido, así que sé quién es—. ¿Te gusta hacerme enojar no?.
—No te entiendo Julián, intento hacerlo lo juro, pero sales con cada cosa que me confunden más.
—Siempre lo mismo. —le grito con fuerza donde no aguanto mas, golpean la puerta y la cierra con llave.
—Es que es verdad... No sé porque te pones así si no hay nada entre nosotros.
—Claro... Ahora no entiendes nada. —me acerco hasta que choca con la pared, la arrincono poniendo un brazo a cada lado de ella—. ¿Y las risas que les das? Ahí no eres tonta ni desentendida.
—¿Por qué lo dices? Habla claro.
—Porque te invité una puta comida y pusiste un montón de peros y ellos se te acercan como si nada cuando a mi me alejas y me dices que no somos nada. —se lo digo en la cara y le doy un golpe a la pared porque por mas que quiera no me puedo controlar con ella, es como que me descontrolo, me agarra la mano que esta sangrando y se la saco con brusquedad—. Vete Lili... No te quiero ver. —me siento en el piso y ella desaparece volviendo a agarrarme la mano, se la saco porque su toque me desarma, me pone vulnerable—. Te dije que te fueras, ¿tampoco entiendes eso?.
—Sólo dame tu mano Julián... Te quiero curar.
—¿Para volver a lastimarme?. —me mira sin decir nada.
—¿Qué puedo hacer para que me dejes curarte?.
—Mi condición es que aceptes la cena.
—¿Y tu novia?. —¿por qué la nombra?.
—¿Aceptas o no?.
—Si acepto... Ahora dame la mano. —me cura con mucho cuidado y no puedo dejar de mirarla, parece que cada día está más hermosa y eso no tiene explicación lógica, cuando termina va al baño, me paro delante de la puerta a esperarla, sale y ya no puedo mas.
—Perdón pero no aguanto más Lili.
Y la beso, está vez despacio, solo me quedo quieto a la espera de que ella reaccione, me pongo loco cuando siento que me toca los labios con la lengua, me separo de ella cambiando el ángulo, vuelvo a posar mis labios sobre los de ella y abre la boca, meto mi lengua en en su boca sintiendo como tiembla todo su cuerpo, la agarro de la nuca para profundizar el beso mientras la empujo contra la pared y ya la razón se me fue a la mierda, la toco por todos lados con desespero, le aprieto los pechos con cuidado, gime en mi boca lo que provoca aún mas a mi amigo de abajo, la apoyo y se aferra mas a mi y me gusta, reacciono en que si no paro la voy a tomar acá mismo, hasta se me vienen imágenes a la cabeza en donde acomodarla y hacerla mía de una vez por todas, me la imagino en mi cama gimiendo los dos con locura, y debo parar porque así no debe ser, es joven y seguro sin mucha experiencia, tengo que darle algo mas que un polvo violento que es lo que todo mi ser me pide que le haga, le muerdo el labio inferior separándome con demasiado esfuerzo.
—Hoy cuando Sofía se duerma cenamos. —no puedo dejar de verle los labios hinchados y sintiendo nuestras respiraciones forzosas.
—Bueno, pero solo si se duerme. —le doy un beso suave y apoyo mi frente en ella.
—No me falles por favor.
—No lo voy a hacer... Mejor voy con Sofía, cálmate ¿si?. —le digo que si con la cabeza y me corro, la miro que va a la puerta dejándome con las pelotas en la garganta, cuando abre queda quieta, está Nadia del otro lado.
—Hola amor. —me da un beso pero la corro porque siento que va a borrar el sabor de Lili.
—¿Qué haces acá?.
—Vine a buscarte para comer juntos.
—Mmrrrr permiso me voy.
—No, espera Lili. —la quiero agarrar del brazo pero no puedo.
—Ve a hacer lo que debes. —dice Nadia moviendo la mano.
—Nadia no tengo ganas de salir, dejémoslo para otro día ¿si?.
—Comamos acá aunque sea, no seas así.
—Esta bien.
Comemos algo sencillo ya que María cuando la vio se fue diciendo que le duele la espalda, no me ha dicho que no la quiere pero con las miradas ya está todo dicho.
Cuando se hace muy tarde me dice que se quiere quedar, pero nunca una mujer entró a mi cuarto y ella no va a ser la excepción de dormir en mi cama, y eso es otra contradicción, con Lili lo imaginé y me gusta demasiado la idea, pero de solo pensar en Nadia ahí no me hace gracia. Cuando al fin se va, voy a la cocina para comer algo dulce cosa que Nadia ni siquiera mira, debe creer que con solo mirar una tarta va a engordar.
—¿Comemos?. —Lili entra sonriendo y con ropa de dormir.
—Pero ya comí.
—Ya sé. —se ríe y siento que el mundo se detiene, al fin me regala una risa genuina—. Pero con esa tarta podemos negociar.
—¿Qué cosa?.
—¿No querías que comamos?. —asiento dudando—. Comemos la tarta y hacemos de cuenta que es la cena.
—No es lo que quiero.
—Al menos lo intenté. —va a la heladera a sacar una porción de tarta y se sienta al frente mío—. ¿Y para qué quieres comer conmigo?.
—No sé, yo... —ni yo sé porque quería una cena con ella.
—¿Que tal si jugamos a las preguntas? ¿Qué dices?.
—No sé como se juega, explícame. —termina de masticar la tarta y me mira.
—Son cinco preguntas cada uno... Me preguntas lo que quieras saber y yo respondo... Después yo pregunto y respondes, y así hasta las cinco, ¿Qué dices?.
—Empieza. —se muerde los labios sin saber que eso me pone loco.
—Mmmmmm... Del tiempo que estoy acá no tengo idea de cuantos años tienes así que, ¿Cuántos años tienes?.
—¿No sabes?. —niega sin dejar de comer—. Treinta, ¿Te sorprende?.
—No... Te daba mas o menos eso, te toca.
—¿Tienes novio?. —levanta la mirada enseguida.
—¿Con este trabajo crees que podría tener una relación?.
—No sé, igual no respondiste.
—No... No tengo novio... Ahora yo, ¿tienes mas hijos aparte de Sofía?.
—¿Me ves con hijos no reconocidos?.
—Ni idea. —dice riendo.
—No... Sólo Sofía. —no sé que preguntarle porque me voy a ir de tema enseguida con las cosas que quiero saber—. Eeee... ¿Cómo fue que llegaste a trabajar acá?.
—Mi amiga trabaja en la casa de la punta. —apunta hacia donde esta—. Me dijo que María le había ofrecido y ella a mi porque no podía con otro trabajo más... Ahora yo, ¿Hace cuánto estas con tu novia?.
—¿De verdad quieres saber?. —asiente pero no puedo dejar de verle la boca en como mastica con sensualidad o como sus labios pasan por el tenerdor.
—Julian responde.
—Si, Emmm... —¿Qué me preguntó? Ah sí, de Nadia—. Emm no ni idea hace cuánto salimos. —levanta las cejas dudando—. Es la verdad... No sé.
—Bueno. —dice riendo como que estoy loco.
—¿Cómo te gustan los hombre?.
—¿A qué viene eso?. —se ríe y pienso que es la mejor risa que he escuchado.
—Responde.
—No sé la verdad... Me gustan morochos, eeee como soy alta que sean de mi estatura o mas... Que me respeten y... Ni idea la verdad, jamás lo había pensando, ¿Y a ti cómo te gustan las mujeres?.
—Que sean lindas, delgadas... —sigue comiendo como si nada, no le afectan mis palabras—. Callada, que no me joda, que no sea tímida en la cama ya que no me gusta que les tenga que decir lo que tienen que hacer.
—¿Por qué no te compras una muñeca la que puedas programar?. —dice riendo a carcajadas.
—¿Hace cuánto fue tu última relación?.
—¿Para qué quieres saber?. —levanto un hombro restándole importancia—. No voy a responder, ¿Has estado con una virgen?.
—No... Y nunca estaría con una.
—Por lo que dijiste pensé qué...
—No... Me dan asco. —su mirada es de diversión ahora—. Jamás podría hacerlo ya que... No... —de sólo pensarlo me da escalofríos—. No... No lo haria... Me queda la última pregunta. ¿Pasarías una noche conmigo?. —me mira seria y con duda.
—¿Eh?.
—¿Pasarías una noche conmigo?.
—No.
—¿Por qué?. —no lo puedo creer, nunca me habían rechazado.
—Porque no.
—Pero... ¿Por qué?.
—Pareciera que de verdad quieres pasar una noche conmigo.
—Es verdad... No te propongo una relación solo una noche y te juro que la vas a pasar bien.
—¿Y tu novia?.
—No la metas... Va a ser sólo sexo, ¿Qué dices?.
—No tengo lo que te gusta.
—Ya sé... Jamás estuve con una gorda.
—¿Y quieres saber lo que se siente?. —lava el plato a penas termina de comer.
—No... Solo es sexo Lili.
—No tengo lo que te gusta con el tema de la experiencia.
—¿No tienes mucha?. —de cierta forma me gusta eso y ya lo sospechaba pero que lo diga es diferente.
—No la tengo para nada... Soy virgen. —me río pero no se inmuta—. Dijiste que no estarías con una virgen así que ya está.
—¿Lo dices para no aceptar?.
—Piensa lo que quieras, me voy a dormir estoy cansada.
—Piénsalo... Es tu última oportunidad.
—¿Tienes el síndrome de Narciso? Ya te dije que soy virgen... Porque no hacemos esto... Busco a alguien que me enseñe muchas cosas en la cama y después te busco así no me tienes que decir que hacer.
—Ni se te ocurra. —me paro de un salto pegándome a ella—. No quiero que estés con nadie.
—¿Me propones acostarnos aún teniendo novia y encima me dices que no puedo estar con nadie?.
—Si. —es lo único que se me ocurre.
—Esta bien... Cuando aprenda a moverme te busco.
Furioso la miro subir las escaleras corriendo, subo atrás de ella como si la estuviera siguiendo pero me quedo parado en su puerta mirando a la nada donde sé que no va a salir.
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Pasan unos días en donde no puedo creer que le halla preguntado de pasar una noche conmigo, y más el hecho de que me haya dicho que no, muy pocas veces encaré a una mujer y siempre me dijeron que si y las otras veces las mujeres son las que me van de frente que es lo que más me gusta donde saben bien que es lo que quieren y esperan recibir.
Ahora estoy en la casa de Nadia intentando de sentir algo en medio de sus piernas, por mas que me esfuerzo no puedo sentir nada de nada y eso me da asco de mi mismo por seguir haciendo esto.
—Ahh... Aaahhh... Si si.
—Date vuelta. —se gira dándome la espalda—. Mierdaaaaa. —digo al no sentir nada pero creo que debe entender que es de gusto cuando estoy lejos de sentir places.
—Aaa. —cierro los ojos intentando de imaginar cualquier cosa para sentir algo pero nada resulta, de golpe me viene el beso de Lili haciendo que la embista con fuerza—. Ooh Diossss siii. —abro los ojos asustado ya que no quiero imaginármela pero no puedo lograrlo, embisto pensando en su boca, en sus pechos que caben justos en mis manos, en como temblaba al sentir mis manos en su cuerpo, en sus gemidos... Ooh sus gemidos—. Aaaaaa. —acaba pero yo nada—. No te preocupes yo lo arreglo.
—¿Eh?. —me saca el preservativo y se lleva mi m*****o a la boca, cierro los ojos imaginándome en medio de las piernas de Lili disfrutando y gimiendo los dos, en que le chupo los pechos hasta que me vengo—. Me tengo que ir. —agarro mi ropa sin mirarla.
—Quédate... Por favor Julián nunca te quedas.
—No duermo con nadie perdón, no logro hacerlo si hay alguien más en mi cama y tengo que ver a mi hija. —salgo sin decir nada, ni un beso porque se llevó mi m*****o a la boca y no la pienso besar, manejo temblando a mi casa por lo sucedido.
—Julián. —a penas llego sale María corriendo de la casa asustándome—. Lili llevó a la nena al hospital porque tenia mucha fiebre.
—¿A dónde la llevo?.
—Al hospital público.
Salgo asustado pensando lo peor, llego a la guardia preguntando por ellas y me llevan a una sala donde la veo en una silla con la nena en brazos totalmente quieta y se nota que las dos estuvieron llorando, me acerco con cuidado porque no tengo idea de que es lo que pasa.
—¿Qué pasó?.
—Tenia mucha fiebre.
—¡¿Y por qué no me llamaste?!.
—Me olvidé. —le saco a mi hija furioso.
—¿Cómo que te olvidaste?.
—Perdóname yo...
—¿Qué? Fuiste una irresponsable y estúpida en no avisarme.
—Perdón padre perfecto. —empieza a llorar de nuevo.
—Bueno acá... Hola... —el medico me mira sorprendido—. ¿Usted es?.
—Soy el padre.
—Bueno, le hice unos análisis y...
—Lili retírate... Esto no te importa.
Sale despidiéndose del medico, el hombre me explica que tiene un virus temporal y que con medicación controlada se le va a ir, vuelve a salir para traer los jarabes que le tenemos que dar. Cuando salgo miro buscándola pero no la veo por ningún lado, acomodo a Sofía en su silla y salgo llamándola por teléfono para saber en donde es que está pero solo suena hasta que me manda al buzón de voz, sigo intentando hasta que cuando subo a la ruta la veo que va caminando por la orilla de la ruta.
—Lili. —sigue caminando como si nada—. ¿Qué carajo haces? Sube al auto.
—Vete. —esta en pijama corto y pantuflas quitando el hecho de que hace mucho frío.
—Lili. —la giro del brazo y está llorando—. Sube al puto auto.
—No voy a subir nada porque ya no trabajo más cuidando de tu hija.
—¿Qué? ¿Dices eso porque te dejé en vergüenza con el médico?.
—Ves que dices puras pavadas. —vuelve a caminar limpiándose la cara—. Ni siquiera preguntas por la nena.
—Qué voy a preguntar si fuiste una idiota en no llamarme.
—Si hubieras estado en la casa no estaría pasando esto. —la sigo ya que no para.
—¿Ahora no puedo salir? Quién te...
—No te llamé porque se me olvidó ¿si?. —vuelve a llorar y me siento como la mierda—. Estaba tan asustada por la nena que no pensé en nada más que en traerla al médico y me haces sentir peor que basura.
—Lili yo... —se vuelve a girar pero la agarro—. Vamos al auto. —niega sin mirarme—. La nena esta ahí... Por favor.
Se sube atrás y no dice nada, cuando llegamos a la casa sube enseguida a su cuarto mientras quedo con María contándole lo que pasó con Sofia y los jarabes que le dieron y otras cosas que debo comprar así se mejora cuanto antes, ahora que la miro Lili tiene razón, se ha asustado tanto que no ha pensado en nada mas que en llevarla al medico y yo diciendo estupideces por mi misma irresponsabilidad ya que tendría que haber estado acá y yo llevarla al médico.
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