Justo como había dicho Caleb, la cena estaba lista, pero, esta vez el comedor en el que nos hemos sentando es redondo, no como el otro donde siempre he acostumbrado comer que es cuadrado. Aparentemente, a la abuela de Caleb no le gustaba la idea de estar tan separados, así que ha sugerido traer el comedor redondo. No he dicho nada al respecto, ya que, no tenía cabeza para discutir cosas que, a mi parecer, no eran mis asuntos. Seguía procesando todo aquello que ha ocurrido antes, cuando pensaba en que mi esposo estaría más que dispuesto a reclamar él porque estaba tan cerca de su hermano, resulta en que me ha besado, tomándome por sorpresa claro, de lo contrario, le habría dado un codazo en el estómago como en las últimas dos veces. Caleb sí que se estaba tomando en serio aquello de quere