8. ALTERCADO

1082 Words
Nada como tener todo limpio y una cita con una bella mujer para amanecer de buen humor. Despierto unos minutos antes de que suene el despertador y eso me asegura poder ultimar algunos detalles que quedaron pendientes con respecto a lo que usaré para la cita. Recuerdo que hoy debo cumplir mi citación en recursos humanos por el tema con Leidy, pero para ser franco, ese es un tema que no me preocupa realmente, sé que eso es algo que solo le molesta a Leidy por ser la HSE y probablemente a la Jefe de Recursos Humanos, pero a mi amado jefe, no. Todos tenemos muy claro que lo único que le preocupa al amado jefe es que produzcamos y yo soy alguien que no pone problema para aceptar horas extras, no cambio mis turnos y prácticamente no me enfermo, así que él no dejará que me sancionen por tonterías. Escucharon bien, tonterías, en palabras de mi jefe, seguridad y salud en el trabajo es algo que sale muy caro, son cosas que se inventa el gobierno para hacer que los empresarios gasten más plata. El día se siente fresco y creo que hay una alta probabilidad de lluvia, pero no pienso preocuparme por cosas que no puedo controlar, aun así, si puedo desear que si va a llover, llueva rápido para que escampe rápido. Llego como media hora antes del cambio de turno, así que con calma guardo mis cosas y me dispongo a ponerme los EPPS; estoy terminando de anudar mis botas cuando llega el primer compañero. — Que madrugador — escucho la voz de Rigoberto detrás de mí — ni porque nos hubiéramos puesto una cita. — No me interesan las citas con otro hombre Rigoberto — respondo de forma directa — y si ese fuera el caso, tú no serías mi tipo. Por lo fuerte que suena la puerta de su locker cuando lo cierra, sé que le disgusta mi respuesta. — ¿Quién sería del gusto de Maximiliano? — el idiota está buscando lo que no se le ha perdido. — Ya te dije que no me gustan los hombres — luego me levanto dirigiéndome a la puerta de salida de esa zona — pero si me gustaran, supongo que sería alguien tipo John. No esperaba lo que el imbécil hace a continuación, pues antes de llegar a la salida me empuja contra la pared y aprisiona mi cuerpo con fuerza gracias a su peso e intenta besarme. Esa acción me toma completamente desprevenido y es tan rápido todo, que sus repugnantes labios alcanzaron a rozar la piel de mi mejilla antes de que mi cabeza impacte violentamente contra la suya y lo desestabilice. El sujeto grita y retrocede tambaleándose. — No sabes de lo que te pierdes Maximiliano — su mirada por fin puede alzarse — pero esto no se quedará así. Me río en su cara y parece que él no esperaba que yo fuera capaz de defenderme, esperaba que dócilmente aceptara ser una víctima y me amedrentara, pero mi tiempo de víctima pasó hace mucho tiempo y ya he cruzado tantas líneas que simplemente eso ya no es una opción. — No sabes una mierda sobre mí Rigoberto — mi puño izquierdo impacta directamente en su rostro haciendo que sangre su nariz. Salgo del lugar con dolor de cabeza por el golpe inicial que le propiné, pero sé que pasará pronto. No imagino la sorpresa del siguiente compañero en ingresar y encontrarlo goteando sangre por la nariz y no entendiendo su renuencia a delatar al agresor, pues indudablemente él no me delatará, pues tendría que contar cuál fue el motivo de la agresión. ************* Están que me llevan los diablos y eso hace que el tiempo avance anormalmente lento, aun así la llegada al medio día de Juliana para entregarme el almuerzo se siente como un bálsamo en mi día nuevamente. —¿Te pasa algo? —pregunta Juliana mientras me entrega la bolsa con mi almuerzo — ¿Te ves algo tenso? Me observa con curiosidad y eso me gusta, pues ya había decidido que la forma correcta para alejar aquella escena desagradable de mi mente, era reemplazándola por otra mucho más placentera y en la imagen mental que estaba tratando de formar ya estaban involucrados los labios de juliana. — Tuve un altercado con alguien y eso me puso de malas pulgas — contesto con sinceridad — así que espero con ansias nuestra cita de esta noche para poder sacarme esas cucarachas de la cabeza. — Esa es demasiad responsabilidad para una primera cita —junta el ceño como si estuviera meditando la situación — pero tranquilo, sé que puedo con eso. Su respuesta me cae muy en gracia y me roba una sonrisa, lo cual aparentemente es lo que la chica buscaba, pues luego es su rostro el que se ilumina con una. — Así está mejor Maximiliano — dice dando media vuelta para retirarse — sonriendo te ves mejor. —¿Me veo más lindo? —digo alzando un poco el volumen de mi voz y puedo escuchar el sonido de su risa. —Yo nunca dije lindo —y sigue su camino. Es increíble como sucesos que duran tan poco tiempo, tienen el poder de cambiarte el humor de todo el día, creía que lo ocurrido en la mañana con Rigoberto me tendría echando maldiciones incluso cuando durmiera, pero aquí estoy, sintiendo como otra interacción de menos de diez minutos, tuvo el poder para devolverme el positivismo y la ilusión que tenía en la mañana. Ingreso al comedor y pongo a calentar el almuerzo para luego sentarme relajadamente a almorzar. Las felicitaciones de John y el resto de los compañeros no se hacen esperar, pues todos saben que ha sido Juliana quien lo ha traído y John vuelve a recalcar lo buena que está, así que el pecho se me hincha de una sensación de orgullo y superioridad que me gusta. Rigoberto solo se limita a observar desde un rincón como todos interactuábamos hoy. El golpe que le di es notorio en su rostro, tanto que ya está formado el morado, así que ver ese cambio abrupto en la coloración normal de su cara, es algo que me da un fresquito más a mi alma en este momento. El resto de la tarde pasa mucho más ligero que la mañana y muy a la hora acordada estoy adecuadamente arreglado para esperar a Juliana a la salida de su trabajo.
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