Capítulo I
Amor interesado:
La soledad puede ser la peor consejera cuando de intentar ligar se trata. Stéphane vive sola con su abuela de noventa años que a cada minuto le dice que debe buscarse un marido porque ella está a punto de “colgar los guantes”
Pero ella está ocupada en otras cosas, su única aspiración es poder irse del país a recorrer el mundo pero antes debe culminar sus estudios de Ingeniería Industrial. Es una chica muy obsesionada con la perfección y la puntualidad. Lo que hace qué los chicos que la rodean la vean como un chico más, no suele maquillarse y menos peinarse. Su cabello rubio miel es ondulado y rebelde.
Es sin duda la mejor de la clase y nunca la verás sin que esté cargando cientos de libros en su espalda y en sus brazos. Es la usuaria más obsesionada en la biblioteca, tiene dinero ahorrado de la herencia de sus padres pero es muy meticulosa con sus gastos, a tal punto que sus compañeros piensan que vive en extrema pobreza.
Sus vestimentas ya estás desgastadas de tanto uso. Pero considera que adquirir ropa nueva en éste momento de su vida es inútil, porque lo único que desea es graduarse de la universidad con honores.
Una mañana de enero la abuela no apareció por su habitación mientras se vestía, así que fue a ver porque no se había levantado y se encontró con su cuerpo tieso y sin vida. ¡Se había ido! Y ahora estaba completamente sola. Pidió ayuda a los vecinos para organizarle un entierro digno a su viejita.
A su duelo lo estaba disfrazando porque no quería demostrar que era débil, además era muy introvertida para hablar de temas personales o sentimientos. Empezó a trasnochar más tiempo estudiando y de esa forma evitaba pasar tiempo en su casa. Cuando cerraban la biblioteca de la universidad se dirigía a la biblioteca pública que permanecía abierta las veinticuatro horas.
Allí conoció a otro chico ensimismado en la lectura, intentaron compartir sus conocimientos y empezaron a crear un buen lazo de amistad. Los dos se vislumbraron porque cada cual era muy brillante. Y de esa forma el tiempo libre lo pasaban leyendo e investigando.
Intentaron tener una relación amorosa pero solo se dieron un beso y supieron que no estaban destinados. Así que la amistad siguió prevaleciendo.
En su último año de escolaridad debía hacer sus pasantías y la universidad les asignaba el lugar donde debían cumplirlas. Tuvo que viajar a otra ciudad por lo tanto considero que ahora sí ameritaba cambiar su vestuario e intentar parecer una señorita decente por el sitio tan prestigioso que le habían asignado para realizar sus prácticas.
Pidió ayuda a una modista porque no tenía ni idea por donde empezar, le eligieron sus outfits y ella solo debía pagar. Su talle esbelto quedaba perfecto en cualquier prenda. Sumado a eso sus ojos aguamarina y el cabello claro proporcionaban una belleza natural.
Al llegar a la empresa fue recibida con grandes atenciones porque iba recomendada y catalogada de excelente por la universidad. Y así fue, empezó a dejar atónitos a sus superiores en cuanto a ideas innovadoras relacionadas con su especialidad.
Su ingreso había sido la envidia en floración de las demás secretarias y del personal que aspiraba a un ascenso. El talento de Stéphane impresionó al presidente de la empresa y una vez terminada su práctica, le nombró directora del departamento de Marketing. Un puesto al que llevaba muchos años aspirando Sandor Ramírez. Y por lo tanto las cosas no le salían como ella las planeaba. Le saboteaban las presentaciones, dañaban los equipos justo minutos antes de la reunión, le robaban las carpetas con los informes finales. Fue tanto el mobbing qué empezó a enviar su hoja de vida a otras empresas en el extranjero.
No se imaginaba que uno de los encargados de hacer su vida cuadritos en esa empresa estaba a su lado y le confío lo qué estaba planeando, entonces empezó a enamorarla con detalles tontos y con invitaciones a discotecas y fiestas nocturnas.
Stéphane inocente de todo terminaba aceptando y así fue como pasada de tragos término teniendo sexo con él mismísimo Sandor Ramírez, ajá, a quién le correspondía por antigüedad el cargo que ahora tenía ella. Empezó a analizarla y descubrió que aunque era un genio con el trabajo, era una persona susceptible y manejable.
Sin embargo Stéphane recordaba que su única ilusión había sido irse a vivir al extranjero y que ahora lo podía lograr. Le escribieron de un importante empresa de telecomunicaciones a la que había enviado su hoja de vida y le ofertaban un concurso para varios puestos importantes.
No puede con la emoción y le comenta a Sandor, quién le pide que lo ayude a ingresar a esa empresa para poder concursar, porque según él, ya eran pareja y las parejas se cuidaban la espalda. Pero él no estaba enamorado de ella, al contrario la odiaba por ser tan brillante. Sin saber que arrastrar consigo a ese hombre sería su mayor pesadilla, luego de ganar el concurso lo propone y le aceptan concursar por una vacante.
Pero la que trabajo y respondió cada ítem de esa prueba fue Stéphane y Sandor supo que tenía oro puro en sus manos y con ella escalaria hasta llegar a los puestos más importantes de esa empresa y ganando en una moneda extranjera y más adquisitiva montaría su propio imperio.
Con boleto en mano se despedía de su única amiga que había estado apoyándola desde la distancia pero había acudido a desearle lo mejor porque ella sabía que su sueño había sido irse del país y ahora lo estaba logrando, además se iba acompañada del hombre que ella creía ser el amor de su vida.
Al llegar a Bogotá se instalan en un cómodo departamento que está cerca del trabajo y que ella debe cancelar el 70% de los gastos del mismo porque era la que tenía un mejor sueldo. Y así poco a poco empieza a ceder en muchas cosas sin darse cuenta que estaba siendo usada.
Sandor teme que puede perderla así que le propone matrimonio y ella accede. Confía mucho en las demás personas y su malicia no la lleva a deducir que ha caído en manos de un manipulador insaciable.
Le pedía regalos caros y ella por amor se los compraba, pero el dinero de ella no estaba rindiendo lo suficiente para los caprichos de Sandor y la excusa es que a él le pagaban muy poco y debía enviarles remesas a sus padres en Venezuela pero Stéphane no tenía conocimiento de la cantidad que ganaba o menos de disfrutar siquiera de un par de medias compradas por su esposo.
Como la economía de la familia se vió un poco decadente, Sandor le pide que se busque otro trabajo y de esa manera podrán comprar un carro y de pronto una casa propia. Para suerte de ese vividor ella acepta y ahora pasa su día fuera de casa y llega de madrugada a dormir unas cuantas horas.
Él por su parte trabaja solo unas horas al día y el resto del tiempo se la pasa durmiendo o jugando en su Ps5 y no colabora con las actividades propias del hogar, o si lo hace es de mala gana, entonces la perfección de Stéphane no lo tolera y le pide que deje así y ella limpia el fin de semana.
Lo único que le ha estado pidiendo con devoción es un hijo, pero ella se ha estado cuidando a escondidas porque no quiere embarazarse en éste momento de su vida. Sin embargo llega el momento en que ella se está quedando sin energías y ya no puede soportar el cansancio por más vitaminas y energizantes que consuma. Entonces decide pedir dos días de descanso en ambos trabajos para chequearse con el médico. Pero ella sabe que ese decaimiento lo solucionara con unas buenas dosis de sueño.
También sabe que si le cuenta a Sandor no la dejara descansar y la obligará a asistir a trabajar. Entonces se levantó hizo su rutina diaria, preparo el lonche, se puso su ropa del trabajo pero en su cartera guardo su pijama y una pequeña almohada.
Abrió la puerta que da a la calle y la volvió a trancar, como vivían en el último piso corrió a la azotea y en un pequeño cuarto de aseo que queda justo encima de su piso se cambió de ropa y se dispuso a descansar.
Llevaba tantos días sin poder dormir cuatro horas seguidas que a pesar de la incomodidad quedó fundida. Se despertó a las cuatro de la tarde con hambre y sacó de su bolso el lonche y almorzó. No había tenido tanta paz en meses.
Escuchaba voces de mujeres y hombres pero no sabía de donde provenían, incluso se había quedado dormida cuando unos fuertes gemidos la despertaron. Se cubrió su boca para no reírse porque debían ser algunos vecinos fogosos que estaban festejando algo porque también se oían más voces. Pero tal era el cansancio qué se volvió a dormir de inmediato.
Puso una alarma quince minutos antes de llegar a casa para cambiarse y desperezarse. Se alistó y bajo para ingresar a su casa como lo hacía normalmente cuando regresaba del trabajo. Encontró todo en orden y su esposo estaba dormido así que no hizo bulla, se dió una ducha y se metió en su cama.
A la mañana siguiente estaba muy enérgica pero aún le quedaba un día libre y lo iba a aprovechar. Hizo lo mismo que él día anterior y descansó. Pero de nuevo las voces y los gemidos la sacaron de su ensoñación cuando la chica que estaba gimiendo gritaba:
__ Si, Sandor, más duro, cógeme más duro papi. __ Escuchar eso la hizo ponerse alerta, se cambió de inmediato guardo sus cosas y bajó sin hacer mucho ruido, al abrir la puerta confirmó lo que había escuchado.
Estaba en el mueble con dos mujeres y otro hombre teniendo sexo salvaje. Los hombres estaban detrás de cada chica y ellas se estaban besando y agarrando sus senos. Apenas vió aquella escena gritó horrorizada y lastimada:
__ ¡Sandor! Maldito infiel. __ Salió del departamento. Cruzó la calle llorando sin fijarse a los lados y un auto que no la alcanzó a divisar la embistió. Rodó por la avenida unos cuantos metros. Quién la había atropellado de inmediato se ocupó de prestarle los primeros auxilios y trasladarla al hospital.
Estuvo consciente porque el golpe no fue muy severo pero si se había fracturado un brazo, ahora no le dolían los golpes que tenía su cuerpo sino el golpe de infidelidad delante de sus ojos. Y entonces comprendía el ¿Por qué de cuando ella llegaba su esposo estaba dormido y no se preocupaba por tocarla o seducirla?
Pero era una mujer muy fuerte y aunque le estuviera quemando el pecho en éste instante encontraría la forma de hacerle pagar con lágrimas lo que le estaba haciendo. Estando en el hospital pasó un sacerdote brindando ánimo a cada paciente y los motivaba a que sacaran sus mejores armas para enfrentar la situación que estaban viviendo.
Ella pidió que le atendiera de manera particular porque necesitaba confesarse y escuchar algunos sabios consejos de una persona espiritual.
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__ Soy el Padre Fuenmayor y estoy aquí para aliviar tu dolor espiritual, porque el dolor corporal se alivia con analgésicos pero el del alma no. __ Esas palabras me parecían muy acertadas y entonces empecé a contarle mi situación.
__ Estoy sola en ésta ciudad, vine acompañada de mi esposo, pero he descubierto qué me está engañando. Le encontré en plena orgía en nuestra propia casa. __ Era muy difícil reconocer pero si quería recibir algo de ayuda o por lo menos un consejo debía ser clara con ese guía espiritual.
Me explicó muchos detalles de los errores que cometemos los seres humanos y de que todos merecen una segunda oportunidad, me preguntó si yo amaba a ese hombre y le respondí:
__ Todos y cada uno de los días que he vivido al lado de ese hombre he estado completamente enamorada y amándolo. Todo lo que él desee se lo cumplo, es mi apoyo en esta gran ciudad y en la vida. Porque no tengo a nadie. __ Entre los dos llegamos a la conclusión que debía perdonar a ese hombre y resolver la situación como dos personas adultas. Me dió la dirección de su parroquia y si no estaba él, el padre Amado me atendería.
Estando allí postrada veo entrar un gran ramo de rosas azules, amaba esas flores y para el paciente que fuesen estaría encantado de recibirlas. Quien las traía se acercó hasta mi cama y las colocó en una pequeña mesa que estaba a mi lado. Traía una tarjeta y decía
“Perdóname mi amor. He cometido el peor error que se le puede hacer a un ser amado. No tengo el valor para mirarte a los ojos. Pero con estas rosas quiero que sepas que estoy muy arrepentido. Me dejé llevar por un amigo y sus consejos. Te falté el respeto y dañé lo especial que era nuestro matrimonio. Yo no puedo vivir sin ti por lo tanto te suplico, te imploro que no me dejes, no sabría que hacer si te vas de mi lado, te amo mi pequeña Stéphane. ¡Por favor necesito tu perdón!”
Miraba las flores y aunque me gustaban mucho no podía perdonarlo, por el contrario estaba sedienta de venganza, quería que sufriera y lamentará cada segundo su error. Pero no tenía que sufrir solo unos días, debía sufrirlo y padecerlo por el resto de sus vidas y sabía cómo lo podía hacer.
Siempre me había pedido un hijo, y se lo iba a dar. Para que él sintiera en carne propia que le había fallado a la persona equivocada.
Pedí un teléfono prestado y le marqué, al saber que era yo de inmediato se puso a llorar y a suplicar clemencia:
__¡Te fallé! Lo asumo pero no quiero perderte. Déjame ir a verte y pedirte perdón de rodillas si es necesario. Porque me estoy muriendo aquí sin poder verte. __ Puras palabras vacías, ya llevaba más de ocho horas en el hospital y no se había acercado, ¿Quién se lo impedía? Pero entonces respiré y le dije:
__ ¡Ven a verme, quiero una explicación convincente de lo que sucedió! __ Y le colgué la llamada. Iba a escuchar la cantidad de babosadas que tuviese que decirme y lo iba a “perdonar” pero en realidad sería el inicio de mi exquisita venganza ante su bajeza. Nunca traicionen a una mujer buena porque su alma se puede tornar bien ennegrecida en menos de veinte minutos.
Acudió tembloroso y ahora traía rosas amarillas en sus manos. Entró con mucha cautela y en su rostro veía el orgullo herido por tener que suplicar perdón. Por mi parte estaba serena, maquinando en mi mente cada paso que me llevaría a destrozarlo por completo. Quedaría tan descalabrado como si le pasará un tren por encima.
__ ¡Amor necesito que me perdones! __ Pasó y se postró de rodillas al lado de mi cama y creo que se había pinchado un ojo para poder llorar. No sé en qué momento toda la dulzura que sentía por él se transformó en una hiel sin dar pasó a explicaciones.
Si hubiese tenido un martillo le habría hecho un chichón en la cabeza sin remordimiento, era un desgraciado y merecía lo peor que se le puede hacer a alguien. Y es en éste instante que me percato que él ha sido un trepador, me ha utilizado para poder vivir cómodamente, pero eso no lo veía porque estaba ciega.
Si quería regresar conmigo sería bajo mis condiciones, lo obligaría a trabajar más y yo renunciaría a un trabajo. Además porque iba a necesitar descansar y poner pausa a la vida tan ajetreada que estaba llevando. Sin dudarlo respondí:
__ Creo que merezco una explicación. De pronto no soy la tonta que tú crees, si quieres regresar a mi lado te va a costar muy caro. No sé si tengas los pantalones para asumirlo. Pero por ahora te irás de la casa por dos meses. En dos meses se habrán disipado nuestras diferencias y podemos volver a intentarlo. Me voy a poner en control con la doctora por un plan de fertilidad, quiero un hijo. __ Mis palabras lo dejaron loco, porque le estaba poniendo a prueba, sabía que le iba a ser muy difícil sobrevivir dos meses fuera de la comodidad del departamento que prácticamente pagaba yo sola. Pero ante la posibilidad de tener un hijo sus ojos brillaron y respondió:
__¡Si! Si quiero ser papá, ese es el mayor sueño que he tenido en la vida. Con gusto te doy el tiempo que me pides. Te juro que los dos tendremos una hermosa familia. ¿Para cuándo quieres que salga del departamento? __ Me la puso fácil y no lo pensé:
__ ¡Para hoy mismo! Hoy me darán de alta y no quiero que estés en casa. Y por ahora se acabó la plática, vete y en dos meses regresas, si es que de verdad te intereso. De lo contrario quédate con tus amigas. __ Terminé de decir eso y me voltee para el otro lado, aunque me lastimé un poco el hombro no dolía tanto como la decepción que arrojaba mi pecho.
Si quería que todo funcionara debía encontrar un poco de paz en mi corazón, así que luego de que me dieran de alta en el hospital llegué a casa y me encontré de frente con el dolor de la traición, Sandor se había marchado tal como lo habíamos acordado. Busqué en las cosas que traía y allí estaba la tarjeta que me había regalado el sacerdote.
Me dí un baño y pedí a un taxi que me llevara en esa dirección. Entré a la casa y las puertas estaban abiertas de par en par, llamé pero nadie respondía, así que empecé a caminar observando algún movimiento para preguntar.
Se oía música instrumental si no estoy mal era Vivaldi. A medida que me adentraba aumentaba el volúmen y seguí guiándome por el sonido, de pronto allí estaba alguien que me pudiese ubicar a algún sacerdote.
Entré a un lugar que parecía ser un gimnasio en casa, y había un chico en pantaloneta y sin camisa alzando pesas. Estaba muy concentrado en lo que estaba haciendo y yo me quedé viendo cómo se marcaba su glúteo al hacer la sentadilla, y las piernas, pero más me impresionó su espalda ancha. No quería interrumpir su sesión así que esperé a que hiciera una pausa, mientras tanto le daría colirio a mis ojos.
Cuando acabó su sesión le dije:
__ ¡Disculpé, buscó al padre Fuenmayor o a el padre Amado! __ Pero él volumen de la música no permitía escucharme. Me acerqué un poco más y grité:
_¡Oiga! __ Pero nada éste hombre parecía sordo. Me volví a acercar y le grité más fuerte:
__ ¡OIGA! __ No en definitiva era sordo, así que me acerqué y puse su mano en la espalda y su piel estaba hirviendo, entonces se giró con la barra y me dió un golpe en seco en la frente. Caí en el piso aturdida y llevé mi mano a la frente intentando soportar aquel dolor tan espantoso pero cuando la retire estaba completamente empapada en sangre.
Él se acercó y se retiró unos tapones de sus orejas, ya entendía la razón por la que no me había escuchado, me dejó allí en el piso y corrió a una mesa que tenía cerca y me puso su sudadera blanca de algodón en el rostro para detener el sangrado y dijo:
__¡Qué torpe soy! Pero no acostumbro a que nadie me interrumpa en mis sesiones por eso me espantó tu mano fría en el hombro. Déjame ver qué tan profundo es. __ Empezó a revisar mi frente pero el río de sangre no se detenía, entonces me hizo poner mi cabeza hacia atrás y me detuvo cerca de tres minutos en esa posición. Mientras tanto yo me había agarrado de uno de sus brazos para mantener el equilibrio y evitar lastimarme el brazo que tenía fracturado. Con la mano no era capaz de rodearle el brazo completo, mis dedos apenas alcanzaban a cubrir una pequeña parte y eso me parecía fabuloso. Al parecer debía ser el escolta de los sacerdotes porque estaba muy ejercitado, de cualquier forma estaba muy bueno éste tipo.
Hasta agradecía el golpe para estar en esos brazos, estaba pensando toda esta cantidad de pendejadas cuando me dijo:
__Ya paró el sangrado, ahora te vas a acostar lentamente en el piso para evitar que reanude mientras traigo una curita para ponerte, la cortada fue mínima pero por lo general te la hice en una parte del cuerpo que sangra mucho. __ Me ayudó a recostarme en la alfombra y sostuve la sudadera ajustada a mi frente mientras volvía.
Tardó un poco en llegar. Traía toallas húmedas y alcohol. Estaba loco si pensaba que me dejaría poner alcohol directamente en la herida así que le dije:
__¡Si me pones alcohol en la herida te mato! __ Entonces se puso a reír y dijo:
__ ¡No tranquila es para desinfectar mi barra! __ ¡Qué pesado! Fruncí mi seño pero me dolió y me quedé tranquila mientras me colocaba la curita y limpiaba la sangre de mi rostro. Me ayudó a levantar y cuando vi mi blusa estaba manchada también pero no podía hacer nada. Entonces me preguntó:
__ Ahora si ¿Quién eres? Y ¿Por qué entraste como un alma en pena? __ De verdad qué era un poco antipático pero mientras me hablaba yo observaba ese addomen perfecto, parecían una tableta de chocolates Savoy. Y le respondí:
__ Si le bajaras un poco a la música y no te pusieras esos tapones en el oído, me habrías escuchado intentado llamar tu atención. Además en la casa no había nadie más a quien preguntar. __ Observaba su rostro tan expresivo hasta que dijo:
__ Pues si, tienes razón. Pero déjame ofrecerte algo de tomar y de paso me cuentas ¿A quién estabas buscando? ¡Ven sígueme! __ Caminé detrás de ese trozo de jamón de pierna o de espalda, no sé pero estaba demasiado bueno ese tipo. Iría más a menudo a confesarme para ir a verlo a él. Entonces le respondí:
__ Vengo a buscar al padre Fuenmayor o a el padre Amado. Necesito un guía espiritual que me oriente porque estoy pasando por un momento muy difícil en mi vida. Pero agradezco que también hayas contribuido con un golpe más. __ Se volteó y me clavo una mirada de reproche:
__ ¡No quise lastimarte! Jamás lo habría hecho. __ Entramos a lo que se suponía que era la cocina y de la nevera sacó agua y revolvió con un poco de Nestea. ¡Muy práctico! Me lo acerco a mi mano y dijo:
__ Espera aquí y ya te atendemos. __ Bueno me verían más seguido en ésta casa, ese hombre me había flechado. Espere unos diez minutos y empecé a caminar un poco por el lugar. Sin embargo cuando se acercó el sacerdote me quedé pasmada mientras decía:
__ Ahora si, mucho gusto, soy el padre Amado. Y le suplico me perdone por el accidente. __ Creo que debía tener la boca abierta porque jamás pensé que debajo de esa sotana se ocultara ese cuerpo escultural. Empecé a tartamudear:
__ Mi mu mucho gusto pa.. padre soy Stéphane. __ Y no salía de mi asombró. Dios mío perdóname por haber deseado a éste hombre. Entonces intentó tranquilizarme y dijo:
__¡Eres la primera mujer que me ve casi sin ropa! ¿Qué opinas de mi cuerpo? __ Ay Madre purísima yo iba a que me sacarán el demonio que tenía dentro no a que me lo metieran.