Capitulo 2

844 Words
Los meses pasaban y eran geniales. La casa iba avanzando perfectamente, teníamos trabajos, algunos muy fáciles como esa vez que nos contrató una señora para que asustaramos a su hijo por andar en drogas, era una mierda de trabajo pero 2 cosas a tener en cuenta 1 nadie sabía de nosotros, solo los que ya nos habían contratado. Es decir que alguien poderoso que ya fue nuestro cliente nos recomendó 2 nos ofreció una cantidad absurda de dinero Como no hacerlo? Mi vida con los chicos también iba muy bien, nos llevábamos cada vez mejor, como una familia. Nicki decidió estudiar abogacía o especializarse en algo y lo apoyamos, le gusta y nos gusta que progrese además que le viene bien al negocio. Y que decir de Pedro? Era como un imán y me tenía pegado a él todo el día, hacíamos cualquier cosa juntos, entrenabamos, jugábamos, salíamos a bares, nos complementabamos en el trabajo. Comenzamos a conocer cada seña, gesto y reconocer miradas. Me tenía loco y tan confundido. Nunca jamás lo vi con nadie, todo lo contrario a Johni que en cada oportunidad que tenía coquetería con alguien, nada serio pero no perdía oportunidades. Una noche jugando play en el sillón de la sala me dijo que era gay, y yo lo miré y con una sonrisa que se me escapó y le dije -genial -y tú? Nunca te vi con nadie Kev -yo, yo no lo sé Repentinamente tengo la garganta seca y me levanto de un salto a buscar algo que beber Apoyado en el mostrador de la cocina intentando respirar aparece un vaso frente a mi -bebelo Kevin Me tomo todo de un trago y empiezo a toser -eso no era agua Pedro Y riéndose me quita el vaso para dejarlo en la encimera detrás mío -no, era ron Pone sus manos en mis caderas y se acerca a mí. Somos casi de la misma altura y tenemos un cuerpo algo parecido en músculos pero el color de piel de sus brazos contrasta con los míos que están duros a cada lado de mi cuerpo -me quieres emborrachar cubano? Le digo para ver si se aleja un poquito porque siento que mi pene en cualquier momento crecerá disparado para adelante Y me maldigo mentalmente al elegir ponerme un pantalón deportivo en la mañana Pero no se aleja, al contrario se acerca más. -quiero besarte gringo -yo también Digo y abro mis ojos tan grandes que los podría haber dejado caer al suelo Eso malditamente se me escapó, soy un idiota Nos miramos y él con esa sonrisa tan espectacular que tiene me dice -besame kev Y mierda que lo hago, lo beso como nunca había besado a nadie, después de intentarlo con tanta desesperación y morirme de vergüenza porque no sé como hacerlo bien Pone sus manos en mis mejillas y empieza a besarme él. Me debora, con hambre, a veces lento y otras con pasión. Y dejo que me conduzca directo a una adicción Nuestros cuerpos están tan pegados que siento cada centímetro suyo y estoy enloqueciendo. Mis manos entran a tocar la piel de su espalda y su lengua me hace suyo. Después de ese beso tan apasionado en nuestra pequeña cocina, nos comíamos la boca cada vez que podíamos. No hablábamos de nada, solo nos dábamos cuenta cuando estábamos en la misma sintonía y nuestras bocas se encontraban. Pasamos un tiempo así, seguramente estábamos haciendo cosas nuevas como dedicarnos miradas y tocarnos inesperadamente. Los chicos quizás ni lo habían notado porque literalmente hacíamos todo juntos desde un principio y no me molestó, tampoco estaba loco por tomarle la mano o pegarnos un cartel en la frente y él no me lo pedía. Estábamos bien Los besos fueron creciendo cada vez hasta que una tarde nos masturbamos juntos, Pedro siempre siendo una guía y yo un libro abierto con todo lo que necesitaba. Sentir su mano en mi pene fue la gloria, el calor, la presión, la forma en que me miraba y creí que moría cuando le avise que acabaría y bajó su cabeza hacia mi para recibir mi liberación en su boca. Después de tanta pasión me sentí tonto al haberlo llevado a su orgasmo solo moviendo mi mano arriba y abajo, me beso y me dijo que solo mirarme y tenerme junto a él así tan dispuesto lo llevan al orgasmo. Siempre fue tan expresivo y comprensivo, tan compañero. Teníamos una especie de acuerdo entre nosotros, donde no estábamos con nadie más y éramos amigos a la vez. O eso entendía yo. Pedro me guiaba, me enseñaba cosas, pero nunca me pidió salir con él. No me dijo nunca que quería ser algo más conmigo. Yo asumo mi culpa en nunca decirle mis traumas, en nunca decirle como necesito que decida por mí, en nunca tener el valor de tomar la iniciativa. Me deje llevar por la comodidad y me arrepiento, lo perdí. Aunque sé que mañana vuelve de cazar al imbécil que lo alejó 33 días de mi lado, sé que lo perdí.
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