Capítulo 6

1452 Words
Día 5 No me percaté cuando me quedé dormida, pero aún así solo me levanté del pasto. Lo extraño de ese despertar fue que no me encontré con Elián, pero aún así no lo busqué y solo me fui a un lugar más transitado para retomar mi trabajo. Tal vez debí ir a buscarlo, pero en mis pensamientos sólo pasaba una cosa y era que tal vez el quería estar solo por lo que ocurrió ayer. — Creo que este es un buen lugar para dormir y comenzar mi trabajo otra vez.— pensé al ver una banca en la cual se encontraban dos señoras esperando el autobús.— ah, a ver si mi pecado las afecta. Ambas mujeres comenzaron a bostezar a lo que solo pensé una cosa: "no lo perdí por completo". Ahora que lo pensaba bien, si perdía mi pecado ¿qué pasará después?, tal vez sería desterrada del inframundo o quizás desaparecería de este mundo por no tener una misión. Bueno, que más da, después de todo eso es lo que quiero, ¿no?. No pude evitar pensar en diferentes escenarios en los que dejaba de ser un pecado, ninguno pintaba un buen final, hasta que recordé a Elián. — Ahg, este tonto de nuevo.— suspiré mientras pasaba mi mano por mi cabello.— es raro que no esté por aquí cerca. Con curiosidad pasé mi mirada por todo mi alrededor, y no lo vi. Quería mantenerme tranquila, pero mi mente comenzó a jugar conmigo, imaginando que tal vez Soberbia había ido por los demás para atacarlo. No debí pensar eso. — ¡¡Elián!!.— grité. Al no tener respuesta solo me levanté de la banca para comenzar a caminar por el lugar, no sabía porque la preocupación me estaba invadiendo, era extraño ya que la primera vez que experimenté esta sensación fue cuando la deidad oscura nos quiso desaparecer por no cumplir nuestra misión. — ¿A dónde fuiste?. Comencé a caminar a paso rápido por la acera, hasta que se me ocurrió regresar al parque, donde lo encontré mirando a un heladero. Parecía un niño pequeño, y eso causó que mi corazón reaccionara de la misma manera inusual. — Odio que seas tan tierno.— dije en voz baja para luego llevar una de mis manos a mi pecho, frunciendo el ceño solo susurré: — Elián. Sin intención de alejarlo del lugar, comencé a caminar hacia él para acercarme, quería asustarlo pero al estar a unos cuantos pasos de él, se giró para verme. — Oh, Pereza.— sonrió.— perdón por no avisarte que estaba aquí, es que me llamó la atención lo que vende este señor. — Ahg, creí que te habían atacado.— le dije. — Lo siento.— habló mientras me mostraba una sonrisa tímida.— ¡¿acaso estabas preocupada por mi?!.— me preguntó mientras se levantaba del lugar y me tomaba de las manos. Realmente parecía muy emocionado por lo que él mismo había dicho, pero aún así me dio pena admitirlo así que le mentí. — No.— respondí acto seguido cruzé mis brazos.— solo quise asegurarme de que no te habías metido en algún problema.— desvíe mi mirada. — Ah.— me liberó.— lo siento si soy muy molesto y de seguro me has de odiar por involucrarte en todo esto que me pasó... soy un desastre.— me dio la espalda. — Eres molesto, sí. Pero aún así me quedé para ayudarte, no me vengas que quieres llorar porque piensas que te voy a dejar sólo porque me molesta tu presencia.— le mencioné mientras lo tomé del hombro.— Elián, si realmente te odiara ya hubiese tratado de atacarte como Soberbia lo hizo. Yo hice lo contrario, recuerda eso. El solo se giró para verme, a lo que me percaté de que estaba llorando aún que esta vez no me molestó ya que él mismo trataba de apaciguar su llanto mientras limpiaba sus lágrimas. — Ahg, lo siento... sniff. Soy muy sentimental... sniff.— me dijo mientras trataba de sonreírme. — Y eso está bien para alguien como tú.— le respondí mientras seguí tomándolo del hombro. Su acción no me dio tiempo de hacer algo, pero su calidez me invadió y me dio tranquilidad a lo que solo lo dejé que siguiera hasta que se tranquilizará. Sí, Elián me estaba abrazando y se lo permití, es extraño pero: ¿qué más daba?, le quedan solo 5 días de vida y si eso lo hacía feliz obviamente lo permitiría. Mientras me abrazaba vi al heladero, parecía que quería probar un poco del helado aún que nuestra forma física no nos lo permitiría a menos que usáramos toda nuestra capacidad y poder para materializarnos e intervenir en el mundo humano. De tanto llorar Elián comenzó a dormirse, tal vez por mí, pero aún así solo lo dejé acostado bajo la sombra de un gran árbol para ir a donde el Heladero. Sabía que Elián cuestionaría mi acción, pero para poder llevarle el helado debía hacerlo. — Ah, todo para que no llores. Antes de comenzar miré a mi alrededor para asegurarme de que nadie me viese para luego comenzar a hacer un ejercicio de respiración, el cual debía mezclar con un canto. Debía mantener la concentración por casi 30 minutos, y así fue hasta que lo logré, la ropa era la misma que siempre usaba y mi aspecto ko cambió así que todo estaba bien para ser la primera vez que lo hacía. Al tener forma física sólo me acerqué al heladero y le pedí una barquilla de dos sabores, vainilla y mora, orden que gustosamente realizó el hombre. — Aquí tiene señorita.— me entregó el helado.— serían.... No le di oportunidad de terminar de hablar ya que salí corriendo en dirección contraria de donde se encontraba Elián dormido. Durante 5 minutos corrí por todo el parque hasta perder al hombre, realmente el arcángel me odiaría por haber hecho esto. Mientras trataba de evitar que se me cayera el helado, me dirigí hacia donde estaba Elián para luego despertarlo. Ese momento no tenía precio, su mirada que desbordaba de alegría, sus mejillas coloradas y sus ojos cristalizados le daban un aspecto tierno que me hizo desviar la mirada. — Pereza, ¿eso es para mi?.— me preguntó mientras trataba de retener las lágrimas. — Claro, hace unos momentos me percaté de que querías uno. Y por eso fui por uno.— se lo entregué. — No debiste. Nuevamente comenzó a llorar, realmente me estaba cansando de verlo así. Pero sus palabras me hicieron cambiar de opinión respecto a su llanto. — Sniff... estoy llorando de felicidad, nadie había hecho algo así por mi... sniff. Ni siquiera mis compañeros.— me tomó de la mano.— gracias Pereza, con esto me doy cuenta de que si te importo. — ¡¿Eh?!.— desvíe la mirada.— cállate y come el helado que se derrite. — Jaja, si, pero me vas a acompañar. El aún sentado solo comenzó a brillar y al momento que la luz desapareció, sus alas también. Estaba impactada al ver que en solo unos segundos había cambiado a su forma física, además su ropa también cambió y consistía en un traje blanco con un pañuelo de color carmín y unos zapatos de color n***o. Los ángeles y arcángeles eran seres muy misteriosos de eso no había duda. No podía dejar de mirarlo, bueno eso fue hasta que me sacó del trance para invitarme a sentarme a su lado mientras compartíamos el helado, "compartir" una palabra que me acercó más a Elián sin haberme dado cuenta. — Pereza, estos sabores son demasiado deliciosos. Sin duda eres la mejor.— mencionó mientras se comía el varquillo. — Solo los elegí porque llamaron mi atención.— desvíe mi mirada. — Oye, ¿y cómo lo obtuviste?. Según la ley de los humanos.... hacen intercambio para obtener algo como el helado.— se cruzó de brazos. — Callate que ya te lo comiste y lo disfrutaste.— le respondí para luego verlo a los ojos.— además... Sin pensarlo me acerqué a su rostro, provocando que se ruborizara, pero solo lo hice para limpiarle la mejilla con una servilleta que venía junto al helado, ya que había restos de helado de mora. — Tenías algo de helado en la mejilla.— le mencioné mientras le mostraba el trozo de papel. — Ah.— solo me respondió eso mientras se cubría el rostro con ambas manos. — Tonto Elián, ¿qué pensabas que iba a hacer?.— le pregunté mientras miraba a las personas que pasaban por el el lugar.
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