Solo 10 días de luz

Capítulo 7

Día 6

Su sonrisa, voz, mirada, irradiaba felicidad.

Era otro día más que había pasado, y su dolor aumentó, pero aún así sonreía. No entiendía porque siempre lo hacía, pero ahora se la respuesta después de lo que pasó el día anterior.

Mientras caminábamos por el parque manteniendo aún nuestra forma física, nos dirigimos hacia un bosque que se encontraba a 1 hora del pueblo en el que ambos trabajábamos. Durante el camino solo me dejé caer al suelo para descansar pero Elián no quería demorarse mucho en llegar al lugar, así que solo me tomó en brazos para comenzar a caminar.

— Tienes mucha prisa por llegar... ¿no es así?.— le pregunté mientras me acomodaba en sus brazos.

— Sí, no puedo contener la emoción.— me respondió con una sonrisa.

Al estar cómoda entre sus brazos, cerré mis ojos para disfrutar de la calidez y tranquilidad que me transmitía escuchar los latidos de su corazón.

El camino hacia el lugar fue silencioso después de ese pequeño cruce de palabras pero aún así a ningúno nos incomodó, aún que el silencio terminó cuando llegamos ya que solo me habló para que abriera mis ojos y contemplara lo que había frente a mi.

— ¿ y por qué no me dejaste?.— le pregunté.

— Yo... emm... yo...— desvió la mirada.

— ¿Podrías bajarme primero?, y luego quiero que me expliques.— le pedí mientras mantenía un semblante serio.— por que me parece extraño, este es un lugar al que tu podrías venir solo a disfrutar de la tranquilidad.

Él solo asintió en silencio y me bajó para que me sentara en el pasto para admirar la belleza de aquel río que atravesaba el lugar, un hermoso manto cristalino y la frondosa vegetación le hacían parecer un lugar irreal.

Al estar sentado a mi lado solo comenzó a jugar con sus manos mientras comenzaba a tartamudear, su nerviosismo me ponía de mal humor a lo que solo lo ignoré para luego entrar al agua.

— Elián.— le hablé mientras poco a poco comencé a adentrarme en el agua sin importarme mi vestido.— si te incomoda no me lo digas.

— No me apena... sino que, no me gustaría ver una mala reacción de ti.— desvió la mirada.— me gustaría mantener las cosas así como están.— me sonrió con tristeza.— es mucho mejor así.

No entendía porque de pronto actuaba muy raro, bueno, siempre lo hacía pero últimamente había estado más de lo normal.

Verlo con ese semblante me hizo sentir pena por el, así que sin previo aviso, para evitar que comenzara a llorar por algo que yo no entendía en esos momentos, con mis manos comencé a salpicarlo con el agua fría del río.

Cuando el agua tocó su piel hizo una expresión muy graciosa, parecía que nunca había experimentado el frío, pero aún así seguí con mi acción hasta que con una gran sonrisa corrió hacia el río y se lanzó al agua.

Su acción fue inesperada para mi, así que tragué agua en el momento.

— Coff... coff... Elián.— miré al agua.— coff... coff... que tonto eres.

Sin previo aviso salió del agua para acto seguido sonreírme, pero lo único que hice fue darle un codazo.

— Casi muero.— fruncí el ceño.

Su expresión cambió a una llena de preocupación, tal vez hablé sin pensar en él, así que solo traté de remediar el mal momento que estaba a punto de pasar.

— Jaja, ¿qué tonterías digo?.— hablé un poco avergonzada.— solo puedo ser morir si la luz de tú deidad me toca o tú luz. A veces llego a ser muy tonta, no me hagas mucho caso.

— ¿Segura que estás bien?.— se acercó a mi.— si quieres nos podemos ir, no quiero lastimarte más.

— Claro que estoy bien.— le respondí.— si no fuese así... ¿crees qué haría esto?

Tomándolo por sorpresa lo tomé de los hombros para luego sumergirlo en el agua, después de eso solo traté de nadar lejos de él pero me cansé y solo me coloqué boca arriba para comenzar a flotar.

— Ah. Elián.— lo llamé.

— ¿Sí?.— me respondió mientras se ataba el cabello, parecía que le molestaba un poco nada con el cabello suelto, aún que siendo sincera.. lo comprendo.

— ¿Por qué nunca dejaste que te llevase la corriente?.— le pregunté mientras dejaba que llevara la corriente del agua.

— ¿A qué te refieres con eso?.— me respondió mientras comenzaba a nadar hacia mi.

— Me refiero a que... ¿por qué no hiciste lo que querías y solo te esperaste hasta tener los días contados?.— le pregunté mientras trataba de mirarlo.

— Porque hay cosas que no puedo hacer y no se me permiten. Aún que mi deidad me permitió hacer lo que sea, pero...— me tomó de la mano para que no dejar que me siguiese llevando la corriente del agua.— hay una sola cosa que no me permitió pero que deseo hacer con todo mi ser.

Escucharlo decir eso me hizo recuperar mi postura para mirarlo a los ojos, cosa que le hizo ruborizarse. Siendo sincera, la curiosidad me invadió y no me contuve en preguntarle.

— ¿Y qué es eso que no te permite hacer por más que desees aún que te queden pocos días y contados?.— le pregunté mientras arqueaba una ceja.

— Bueno... eso.. es...— me soltó la mano.— entablar una relación con alguien diferente a mi.

¿Eso era todo?, en esos momentos me parecía ridículo pero al recordar cada palabra de mi deidad que odiaba con todo su ser a los seres de luz, en mi corazón se formó un hueco que me hizo comenzar a cuestionar todo lo que había creído desde mi nacimiento.

Realmente éramos similares, nuestras deidades se odiaban y nos pedían atacar a las creaciones del contrario.

¿Por qué tanto odio?, ambos se contradecían, la luz decía amar a todo ser y la oscuridad solo castigaría a quienes lo merecían, pero solo se dedicaban a pelear entre ellos sin importarles la vida de sus propias creaciones.

De tanto pensar en eso mi cabeza comenzó a doler, mi malestar fue evidente por mi expresión, tanto que Elián colocó su mano sobre mi frente.

— ¿Estás bien?.— me preguntó lleno de preocupación.

— Sí. Solo estaba pensando en nosotros dos.— lo miré a los ojos.

— ¡¿N-nosotros?!.— se ruborizó.— ¡¿en qué?!

— En nuestros bandos..— le aclaré.— es muy injusto el motivo de nuestra creación.

— Ah. Yo también estuve pensando en eso.— habló un poco más tranquilo y a su vez retiró su mano de mi frente.— no entiendo porque no pueden llevarse bien como nosotros y eso que eres un pecado y yo un arcángel, todos podemos ser amigos.

— ¿Amigos?.— le pregunté mientras arqueaba una ceja y cruzaba mis brazos.

— Eso es lo que somos, ¿no?.— me sonrió.

— Claro, eso es lo que somos.— le respondí mientras comenzaba a nadar hacia la orilla.

— ¿O aún soy una molestia para ti?. Porque hace unos momentos me permitiste cargarte. Creo que los límites desaparecieron.— habló mientras nadaba con velocidad hacia mi.

Al estar detrás de mi me tomó en brazos para luego salir conmigo del agua y sin previo aviso saltó al agua. Traté de liberarme de su agarre pero era demasiado tarde, estábamos sumergidos en el agua pero rápidamente salimos a la superficie. Nunca creí que eso le haría reír, mientras yo solo me quejaba de su acto, bueno pero era lo que expresaba en el exterior mientras que por dentro era un gran caos.

— Tu estúpida sonrisa e ideas me dejan sin tiempo para reaccionar. Aún no comprendo lo que le haces a mi ser, y eso me hace sentir débil y tonta.— pensé.

— Jaja, lo siento.— me tomó de los hombros.— ¿me perdonas?

— jaja lo haré, solo porque si no lo hago vas a llorar.— sonreí mientras me reía de él.

— Si lloro otra vez... te debo un helado.— me sonrió.— lo prometo.

— Desde ahora comienza el trato.— en modo de juego le di un empujoncito.

— Bueno, eso será vigente hasta el décimo día.— se tocó el brazo.

— Aún que sea, se que vas a llorar antes del último día.— lo tomé del hombro.

— ¡No lo haré más!.— me habló con seriedad.

— Elián, ni yo creo que puedas cumplir eso. Seras un ser divino pero eso es imposible para ti.— le dije con una leve sonrisa.

— Parece que no confías en mi... pero bien, haremos esto.—suspiró.— Pereza, si.. yo no lloro...— se ruborizó.— eh... esto... yo...

En esos momentos Elián le ganaba a un tomate, estaba demasiado rojo, pero aún así solo observé como tomaba una bocanada de aire para prepararse para terminar de hablar, tal vez solo lo había hecho para tomar valor y eso le funcionó.

— ¡Saldrás conmigo el décimo día!.

Sí, fue demasiado valor el que había tomado con esa simple acción. Tanto que me dejó sin palabras.