Día ?
No sé cuánto llevaba caminado en ese lugar, pero era frustrante tener a Elián en mi mente. Imaginar lo que le estaban haciendo me enfureció, así que sin más solo comencé a correr por el lugar aún que la arena me dificultaba mi andar.
La preocupación aumentó al no estar segura de a dónde me dirigía, la inseguridad me invadió y eso me hizo gritarle a quien estuviese hablando conmigo para pedirle ayuda.
— ¡¡Hey, señor!!.— mire a mi alrededor.— ¡¿si admito que me preocupa un arcángel me dejaría salir?!.— le pregunté.
De nuevo se escuchó la voz de aquel hombre que solo reía, pero aun así traté de no hablarle mal para que me diese una pista de cómo salir del lugar, bueno si es que aceptaba mi propuesta.
— Si lo gritas te daré al menos una pista. Así que... te escucho.— me dijo mientras soltaba una risita.
— ¿Lo promete?.— le pregunté.
— Lo prometo.
— Está bien...— suspiré.
Tenía vergüenza de admitir aquello, pero de tan solo pensar en que ese hombre me daría una pista para salir me dio una pequeña pisca de esperanza de llegar a tiempo al lugar para detener a mis compañeros.
Dudando un poco de lo que estaba a punto de hacer, tomé una bocanada de aire para luego solo gritar:
— ¡¡ELIÁN ME PREOCUPA Y ESO QUE ES SOLO UN ARCANGEL!!.— grité con todas mis fuerzas.
— jajaja, ¿y algo más que agregar?.— me preguntó.
— Ya dejé de jugar conmigo y deme la pista, yo me encargo de decirle lo demás en persona.— le mencioné mientras me cruzaba de brazos.
— Okey, okey. Solo sigue en línea recta, estabas bien, aún que te adentrarás más en este lugar pero... ellos están aquí con el arcángel encerrado.
— Antes de seguir... ¿él está bien?.— le pregunté mientras miraba a mi alrededor.
— Si te dijera que esta bien te mentiría, pero si te dijera que esta muerto también lo haría.— suspiró.— es mejor que solo te centres en ir a rescatarlo y nada más. Si piensas con la mente fría no te equivocadas y el saldrá bien.
— Lo sé, lo sé.— respondí mientras movía mis manos.— bueno, cambiando de tema respóndeme esto: ¿Está agonizando?.— le pregunté aún tratando de mantenerme tranquila ante la situación.
— No me preguntes eso y sigue caminando, que pronto le arrancarán esas bellas alas que anuncian a ese ser divino.— me respondió concierta preocupación.
—¡¡Esos estupidos!!.— grité molesta.
— Aún no lo harán, ya que te están esperando. Soberbia abrió la boca y tu deidad busca castigarte con algo que te lastimará más que despojarte de tu puesto.— suspiró.— aún que no debieron meterse con un pobre ser que solo está a unos cuantos días de morir, solo le están complicando la vida.
Solo asentí en silencio al escuchar lo último, era verdad, no debían meterse con alguien ajeno a mi mundo. Él realmente no tenía la culpa de que yo estuviese perdiendo mi esencia, la culpable era yo... estuve cambiando sin darme cuenta y su actitud me hacía querer mejorar para no lastimarlo, de eso no había duda, pero no era fácil admitir que le estaba tomando cariño después de verlo por 1 año seguido desde la lejanía. Hasta que ahora que tal vez sea demasiado tarde, me di cuenta de eso.
Estaba a punto de seguir, pero algo me hizo quedarme un momento más para hacerle unas últimas preguntas a aquel hombre que parecía saber todo lo que estaba sucediendo entre Elián y yo. Se que perder el tiempo podría hacerme lamentarlo mucho, pero quería quitarme una duda que apareció desde que ese hombre y yo hablamos por primera vez.
— ¿Cómo sabe que lo trajeron aquí?.— le pregunté.
— Porque debo vigilar mis territorios, además... algunas almas han entrado hablando sobre una extraña combinación de un pecado y un arcángel inexperto.— me respondió mientras comenzaba a reírse.— y después de eso quise mantenerme al tanto de su situación, hasta que sucedió que tú te molestaste porque no era claro contigo. Querías escucharlo decirle que le gustabas, que te necesitaba pero... al escucharlo de sus labios no lo soportarse y huiste al no saber que hacer.
— Esa información era innecesaria, no debe recalcar la situación que estoy pasando, pero... ¿por qué me dijo que saliera y ahora me dice que siga en este lugar?.— me crucé de brazos, esperando una explicación congruente.
— Pereza, si no te importa Elián... camina en otra dirección y haz caso omiso a mi respuesta anterior. Nada es para siempre y todo está en constante movimiento, además las opiniones también cambian.— suspiró.— Pero si lo quieres encontrarlo sigue derecho y ayúdalo, que no le queda mucho tiempo.
— Bien, pero si me mientes... juro que te buscaré y me encargaré de darte tu merecido por hacerte el chistoso.— lo amenacé mientras seguía caminando.
— Ay Pereza, ustedes me están dando un gran espectáculo. Una combinación realmente extraña, tal y como las almas mencionaron.— mencionó mientras reía.
Aquella voz sólo siguió riendo hasta que poco a poco dejó de escucharse, por otro lado solo seguí caminando recto.
Quise mantenerme tranquila y no correr por el lugar ya que si me veían desesperada por ir a recuperar a Elián me iban a poner difícil el asunto, y aún más Envidia, Ira y Soberbia quienes tenían desacuerdos conmigo y por eso buscarían hacerme la vida difícil. Aún que Gula, Codicia y Lujuria solo estarían ahí para acabar con Elián por simple rivalidad contra los arcángeles y no porqué tuviesen asuntos pendientes conmigo, aunque tampoco me harían fácil el asunto.
— Elián... resiste, ya voy por ti.— dije para mi misma mientras caminaba.
El tiempo en ese lugar se me hizo eterno, y estar sola sin ruido alguno me estaba comenzando a molestar.
De tanto pensar en ese silencio, no me percaté de que alguien me estaba siguiendo, bueno eso fue hasta que me empujó con la intención de hacerme caer, pero no lo logró. Comencé a mirar a mi alrededor tratando de estar alerta ante cualquier amenaza que tratase de detenerme como por ejemplo... uno de mis compañeros.
— Se quien eres por ese desagradable aroma que desprendes, me da asco como tu estúpido peinado... Ira.— me giré para ver que se encontraba detrás de mi.
— Pereza... te noto algo más ágil y despierta... ¿acaso ese arcángel es el motivo de tu cambio?.— me sonrío.
— Eso no es asunto tuyo.— le respondí.
— Claro que no, pero... la humillación que me hiciste...— hizo una pausa en la que con rapidez su expresión cambió a una llena de molestia.— ¡no te la perdonaré maldita desgraciada!
Rápidamente se abalanzó sobre mi para atacarme. Sabía que si acertaba un golpe me dejaría fuera de pelea ya que al estar furioso no usaba la razón y su fuerza aumentaba gracias a eso.
Cada golpe trataba de esquivarlo pero difícilmente lo lograba ya que sus golpes me rozaban y por la fuerza me hacía leves moretones y cortes.
— Elián, espero poder salir de esto ilesa, porque este es el más fuerte de los 7.— pensé.
Tenía que pensar en algo rápido y no perder tiempo ni energía con Ira, pero no podía pensar en alguna estrategia para salir de ahí por el simple hecho de que si perdía la concentración acercaría cada uno de sus golpes.
En el rostro de aquel desagradable hombre se dibujó una sonrisa que me hizo molestar un poco, bueno realmente todo me molestaba de él incluso escucharlo respirar me sacaba de quicio. Ira solo sonreía al verme en apuros, tanto que no quiso perder la oportunidad de molestarme. Sí, tan confiado estaba que se detuvo para hacerme enojar.
— Pereza, eras tan cobarde.... pero ese arcángel te ha hecho menos patética.— se detuvo.— Lastima que pronto perecerá frente a ti a manos de tus propios compañeros. ¡Será un gran espectáculo que disfrutaremos!
— ¡¿qué?!.— me alejé un poco.— eso pasará sobre mi c*****r.
— Suerte con eso. Que las horas están contadas.— me dijo mientras comenzaba a hacer un sonido molesto.— Tic tac.. tic tac... tic tac... el reloj anuncia que dentro de poco tu felicidad podrá llegar a su fin.
En esos momentos en los que se detuvo para burlarse de mi, logré pensar en una idea aún que fuese algo rápido para luego tratar de llevarlo a cabo, tal vez era sencillo pero podía funcionar si no era tan obvia.
Su molesto sonido me distraía un poco, pero aún así traté de callarlo con un simple insulto. Vamos se trataba de Ira, un pecado que explota con cualquier cosa que no le agrade y esa era su gran debilidad.
— Estupideces... eso es lo único que balbuceas.— sonreí mientras comenzaba a retroceder lentamente.
— Lo dice quien salía con un arcángel.— frunció el ceño.— eso es más estúpido. Alguien como tú jamás encontrara la felicidad... y menos con un ser tan patético y débil que pronto podría fallecer por el brazalete o a manos de tus compañeros.
— Estúpido es meterte donde no te llaman, querer lastimar a un ser que no te hizo nada...— fruncí el ceño.— si tenías algo pendiente conmigo... solo tienes que arreglarlo conmigo y no lastimar a alguien más... sabes que con gusto aceptaría golpear esa maldita cara para mejorar tus expresiones faciales.— le sonreí con arrogancia al escuchar que comenzó a gruñir.— ¿qué?. ¿Acaso no te has visto al espejo?. Te serviría mucho, te lo aseguro, porque esa estúpida expresión te hace ver como una bestia sin conciencia.
— ¡Eres una maldita!.— apretó los puños.
— Y tú un grandísimo idiota que busca llamar la atención, la deidad oscura jamás te reconocerá y te hará su mano derecha, solo te ve como su simple peón... por más que te esfuerces, nunca te verá y apreciará como a sus ángeles caídos que son de varios rangos más alto que nosotros.— lo apunté.— ¿o me equivoco?
Era arriesgado hacerlo enojar, pero aún así me giré para comenzar a correr. Esos pequeños pasos que di me dieron demasiada ventaja a lo que la niebla oscura me hizo perderlo de vista, y tal vez el también me perdió de su mira ya que solo escuché a la lejanía sus gritos desesperados y llenos de furia dirigida hacia mi.