Unas copas de más. Al regresar a la fiesta ya unas compañeras se habían acercado a los chicos, no perdían el tiempo. Zharay las alejó empezando a menearle el trasero a Rodolfo. Un intercambio de miradas y se alejaron de nuestras presas. —Cinco minutos y ya nos buscan reemplazo. ¡Qué decepción! —dice mi amiga ofreciéndole una mirada asesina a Rodolfo. —No, ellas solo se acercaron a presentarse, pero —Toca el hombro de Edrien obligándolo a prestarle atención—. Dijimos que ya teníamos pareja ¿Verdad? —Si, si claro. ¿Cómo pueden pensar qué las cambiaríamos por ellas? —Se compartían miradas cómplices. ¡Hombres! —Bueno solo voy a advertir que van a volar botellas, donde se les ocurra cambiarnos por lobas como esas. —dijo Zharay llevando una de sus manos hasta la entrepierna de Rodolfo y