Endometriosis Yo no quería regresar al edificio deportivo, pero fue la única condición que me impuso para acompañarme al médico. No tenía esperanzas de recuperar mis cosas, como venganza ya deberían haberlas echado por el excusado. —¡No seas tan negativa! Yo siento que tendremos suerte, además no han pasado más de treinta minutos. —Me obligó a montarme en su motocicleta y a llevarle una pequeña bolsa que pesaba un poco. Llegamos, estacionamos en la parte de atrás del edificio y empezamos a caminar por el largo pasillo. No podía creer que aún seguían encerradas, se oían los gritos… —¡Ay no Zharay! Nos van a matar a las dos. ¡Regresemos! —Con tantas que eran y lo furiosas que deberían estar lo mínimo que nos sacábamos era una mechoneada. —Cálmate, yo tengo mis trucos. Eres demasiado in