Celos incesantes

1051 Words
Celos incesantes. Por lo visto mi madre había llegado muy estresada de la visita al castillo de las telas porque estaba encerrada en su habitación con migraña. Sabía que hacer así que le hice un té, repasando la receta de mi padre y le lleve con un analgésico. —Cariño, háblale a Edrien y dile que puede dormir ésta noche aquí. Su pobre madre tuvo un episodio maníaco en plena tienda y los de seguridad la llevaron directo a un hospital psiquiátrico. Me aterra ver por lo que ese chico debe estar pasando. —Salí descalza y llamé a su puerta. —Hola ñoño, dice mamá que puedes quedarte en casa. ¡Lamento lo de tu madre! Acabo de enterarme. —Lo abracé y él se me pegó al cuerpo cargado de emociones. Nunca lo había escuchado llorar, pero por lo menos estaba ahí para consolarlo. —Ya tranquilo cariño, todo se va a solucionar. Hay que mantener la calma. —Cerré los ojos mientras acariciaba su pelo, mi corazón se quería salir. Me gustaba demasiado y ahora yo tenía la dicha de consolarlo. —Me llamaste cariño. ¿Eso es amor? —dijo secándose los ojos y retirándose de mí. —Tan bobo, solo fue una palabra para hacerte sentir bien. ¡Amor! Por favor, ¿Cómo podría sentir amor por ti si no te bañas? —dije conteniendo una sonrisa y él me la devolvió. —Gracias bruja por estar aquí, me hace sentir bien. Pero dile a la señora Florencia que le prometí a papá quedarme aquí cuidando el apartamento mientras el se hace cargo de todo lo que le pidan a mamá allá en la clínica. —mencionó y yo fruncí el seño. No quería dejarlo solo. —Entonces ¿Que le parece si te acompaño y nos vemos alguna serie de esas de terror que tanto te gustan? Claro, tendrías que decirle a mamá. Porque a mí no me hará caso. ¿Si? —Todo lo que él quisiera, mamá se lo concedía. Ya sabía cómo convencerla y pues terminó aceptando, solo que nos puso de condición dejar la puerta abierta para ella vigilarnos de vez en cuando. Pero nosotros aún éramos muy inocentes y además Edrien no me quería como mujer. Resulta que justo esa tarde, la niña nueva Ariadna Lisbeth fue a entregarme todos mis cuadernos de apuntes y mamá la envío a casa de Edrien. —Hola, buenas tardes. ¡Permiso! —dijo entrando y Edrien casi se sale de la ropa al verla. —Flor María, muchas gracias por tus cuadernos, disculpa que haya entrado así, pero tu madre me ha dicho donde estabas y quise entregarte todo yo misma para agradecer el bondadoso gesto. También te traje éste presente. —Me entregó una caja con papel brillante y un delicado moño rosa. —¡Ah, gracias! Tranquila cuando necesites mi ayuda, solo búscame. —Recibí todo y esperaba que se retirara pero la voz de Adrien me alteró. —Si, y a mí también me puedes buscar. ¡Me llamo Adrien y vivo aquí! —Voltee a verlo con cara de pocos amigos y el llevaba los ojos puestos en ella, se levantó para estrecharle la mano y yo estaba incrédula ante lo que veían mis ojos. El chico rudo que nunca saludaba con decencia, se había tornado amable y caballeroso delante de una desconocida. —Si, tranquila. Gracias por venir. —dije como para acelerar la despedida. Pero Adrien de nuevo volvió a dejarme sin palabras —Vamos a ver una serie ¿Te apuntas? —Ese era el colmo, íbamos a estar solo los dos, ya con ella no sería plan romántico. —Claro es de terror, monstruos, sangre, violencia. —dije para que se le revolviera el estómago y saliera huyendo del lugar. —Si, a mí me gusta todo lo que tenga que ver con terror, mi madre no me deja verlas en casa por lo que verla aquí sería una buena opción. Solo déjame marcarle a mamá para avisarle donde voy a estar. —Yo no sabía que hacer o decir. Me imaginaba que ella era la típica chica que adoraba las películas de comedia, romance y odiaba las de miedo, pero no. Le hizo vídeo llamada a la mamá enseñándole con quiénes estaría y explicándole que como ya tenía todo organizado merecía una distracción. La señora se veía muy arreglada y me dijo que podía quedarse “todo lo que quisiera”. No pues ya la tendría todo el resto de tarde ahí, interrumpiendo nuestros planes. —Ven, siéntate aquí a mi lado. ¿Cómo dijiste que te llamas? —preguntó Edrien poniendo un cojín para que ella se acercara a su lado. —Lo Lamento, no me presenté contigo, Soy Ariadna Lisbeth Gandica, Recién nos acabamos de mudar al bloque de apartamentos del frente. —Él sonrió encantado y se presentó, los dos al parecer se encontraron el genio porque yo era invisible. Tenía unas ganas tremendas de levantarme e irme a mi casa, pero no iba a ser tan tonta de dejarlos solos. Con lo embobado que se veía Edrien era capaz de besarla. ¡Cómo lo odio! La película empezó y en los momentos de suspenso ella aprovechaba y llevaba su mano hasta la pierna de Edrien y la apretaba, él se reía. Le tomaba la mano y le decía que no tuviera miedo, que solo era ficción. Yo había desaparecido para él, bueno se acordó de mí cuando el teléfono sonó y era el padre de Edrien para avisar que no iba a llegar a dormir. Entonces se me ocurrió que había llegado mi oportunidad, colgué y le mentí —Era tu padre, dice que órdenes todo porque ya viene con tu mamá para acá y que por favor procure que no hayan ruidos o distracciones. —Como tenía un poco de hambre, también me quise aprovechar. —, Y de paso que cocines algo para la cena. Eso funcionó de maravilla, él detuvo la película y le pidió a Ariadna que regresara después porque ahora debía poner todo en orden antes de que sus padres regresarán. Me senté en el mueble a disfrutar mi victoria viendo cómo se ponía el mandil y agarraba la escoba para empezar a barrer.
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