El niño escuchó escuela y abrió los ojos de golpe, saltó de la cama y corrió al baño, se encontró con Juan Andrés en la puerta. —Me hago pipi —dijo el pequeño, dando pequeños saltos. Andrew sonrió y lo hizo seguir. —En definitiva, necesito un baño privado —resopló—, con mi propio jacuzzi. —Sigue soñando príncipe —susurró Paula al pasar por el pasillo y escucharlo. —Nada es imposible para un Duque —refirió él. Ella no dijo nada, ya había entrado a la cocina, quería evitar cualquier tipo de contacto con él, luego del incidente en el baño. Una hora después los tres se hallaban desayunando, y cuando Andrés le pedía a Paula pasarle la mermelada o algún utensilio, ella no lo observaba a los ojos, avergonzada. Juan Andrés arrugó el ceño, no dijo nada, tomó su móvil y empezó a busc