—Es una prenda demasiado costosa, y no encaja en los lugares en los cuales yo trabajo —habló Paula con sinceridad. —No te lo compré para ir a trabajar —rebatió Juan Andrés—, sino para salir conmigo. —La miró a los ojos. Paula sacudió la cabeza, se estremeció, recordó su primera cita con él. —No creo que sea buena idea, nuestros encuentros a solas siempre terminan mal, no quiero estropear el vestido, cuando tenga que golpearte otra vez. —Elevó una ceja. Juan Andrés soltó una carcajada. —¿Vives repartiendo golpes? —cuestionó. —Tuve que aprender a defenderme desde joven, tú no sabes lo que es vivir en el medio en el cual yo me he criado, ahí debes aprender a sobrevivir —explicó. Juan Andrés recordó su incidente en el bus, entendió. —Comprendo —expresó—, traje comida china, ¿la