Paula parpadeó, frunció el ceño sin comprender la extraña reacción de él. Salió en su ayuda. —¿Te encuentras bien? —cuestionó y se aproximó al joven. Juan Andrés tenía el rostro lleno de sudor, y de lágrimas. Se veía atormentado. «Pude haberlo evitado. También soy culpable» Se agarró el cabello. —¿Qué te sucede? —indagó Paula. Juan Andrés reaccionó, no podía delatarse. —No me siento bien —mintió—, creo que algún efecto de los analgésicos. Paula entró a la cocina, cogió con rapidez un vaso lo lleno de agua y volvió a salir. —Bebe esto —indicó. Andrés así lo hizo, intentó recomponerse, entonces se puso de pie. —Ya me empiezo a sentir mejor —expresó con la voz débil. Sobó su rostro con la mano, se dirigió al baño, cerró con llave, se sentó en el piso, abrazó sus piernas, y s