Miro a los padres de Liam que esperan una respuesta expectante. Obviamente, ambos quizás ya se hicieron una idea. — Mis padres llevan una granja—respondo de manera simple y sin adornar la respuesta. Porque, sinceramente no hay nada de que avergonzarse. — ¿Una granja? — repite las palabras la madre de Liam antes de dar un gran sorbo a su copa de vino. — Sí. Los productos de la granja se llevan cada semana al mercado local y allí mis padres despachan. Es algo que han hecho toda su vida. Claramente, veo como me juzgan y la mirada de horror de Rose me molesta. No me avergüenzo de lo que hace mi familia para vivir. De hecho, me enorgullece. — ¿Tú estabas al tanto de eso? — Rose desvia la mirada hasta su hijo que ha estado en silencio. — Por supuesto—responde sorprendiéndome. Lo miro rápid