Es temprano cuando me remuevo en la cama y encuentro el lado que ocupo Liam vacío. De inmediato me siento en la cama y no hay rastro de él. Aunque en un principio no quería dormir con él. Al final, compartimos la misma cama y no resulto tan malo como pensaba. Resoplo antes de ponerme de pie y prepararme para el día. Después de una ducha reconfortante busco entre mis cosas unos vaqueros y una camiseta que me sirvan para la mañana. Salgo de la habitación para encontrar a Liam sentado en la mesa donde ya están sirviendo el desayuno. — Buenos días— dice en tono alegre. — Buenos días— murmuro llegando a él y tomando asiento. — ¿Cómo dormiste? — inquiere— si me lo preguntas a mí, dormí de maravilla una vez que mi espalda dejo de sufrir en ese maldito sofá—sonríe con suficiencia— Cuando te de