Capítulo 1
—¿¡Como están esta noche las vegas!?
El grito es lanzado desde el escenario del Grand Garden Arena haciendo gritar a todos los presentes. El mismo proviene de Gary Adams, el cantante de Country del momento.
A un lado del escenario, disfruto de la música y canto cada una de las canciones que Gay interpreta. Como no hacerlo, si son fantásticas y algunas las compuso a mi lado.
Miro mi mano dónde mi anillo de compromiso brilla.
Gary y yo nos conocemos desde de la secundaria. Ambos crecimos en un pequeño pueblo de Kentucky donde solo hay un semáforo y todos se conocen. El restaurante del pueblo está frente al bar, junto al taller y un salón de belleza. A pocas calles esta la plaza principal y junto a esta, el puesto de policía y la escuela.
Estamos juntos desde que tenía dieciséis y hace un año estamos prometidos. Dentro de un par de semanas nos casaremos. Eso al término de su gira y la temporada de premios, donde ya se ha hecho con un par de Billboard.
—El chico es puro oro— me dice Darío, su representante.
Asiento con una sonrisa sabedora. Sin embargo, no comento nada. Darío y yo no, nos llevamos muy bien. Pero, es parte del éxito que Gary ha tenido durante los últimos años.
Me concentro en Gary. Bailo y canto hasta que el show termina.
—¡Son los mejores! —dice terminando las últimas estrofas de su canción de despedida —Gracias, por tanto —termina.
Se aleja del escenario y llega hasta mí. Se inclina para dejar un rápido beso en mis labios.
—Eso ha sido increíble— murmuro con una sonrisa el me la devuelve, pero no llega hasta sus ojos.
—Vamos al camerino. Debes estar cansado —interviene Darío.
Lena, la asistente de Gary pasa a nuestro lado en silencio y todos dejamos el escenario. Cuando lo hacemos, somos rodeados por periodistas que cubren el evento.
—Te viste muy bien sobre el escenario— dice uno de los presentes con el micrófono en mano.
—Gracias. Trabajamos por para dar un gran Show —responde Gary junto a mí.
Mientras responde a la prensa lo estudio. Su cabello rubio esta algo largo y sus ojos marrones oscuro se ven satisfechos. Gary es solo un poco más alto que yo sacándome una cabeza. Es un hombre cariñoso y atento. Solo que últimamente hemos tenido muchos baches y desacuerdos. La boda está poniendo mucho estrés entre los dos y los medios tampoco ayudan.
—Dinos Ava. ¿Es cierto que tu vestido lo diseño Pnina Tornai? —uno de los periodistas dirige el micrófono hacia mí.
—Es una sorpresa el diseñador —respondo con una sonrisa.
¿¡Como coño supieron!?
—¿Cómo se sienten con el próximo enlace?
—Feliz.
—Nervioso.
Decimos al mismo tiempo Gary y yo. Las miradas de estos se desvían a mi en busca de una reacción.
—Estamos nerviosos porque todo salga bien, pero muy emocionados— asienten.
Gary se aclara la garganta
—Gracias por venir —comienza antes de abrirse paso.
Algo desconcertada lo sigo en silencio junto el resto del equipo. Cuando llegamos al camerino en la arena. Este, entra sin mirar atrás. Me detengo en la puerta.
Miro a Darío y Lena que nos siguen.
—Necesito que nos den unos minutos a solas.
—Por supuesto— habla Darío.
—La camioneta esta ya lista esperando por ustedes —esto viene de Lena.
—Gracias Lena —asiento a ella. La chica es amable y siempre está atenta lo que quiero— Solo serán unos minutos. Ya salimos.
Sin esperar más, entro al camerino y encuentro a Gary apoyado frente al espejo. Cuando ve que soy solo yo, resopla.
—¿Qué sucede? — inquiero llegando a él, pero no dice nada.
No habla. Así que, prosigo.
—No soy estúpida— te conozco y sé que algo está comiéndote la cabeza desde hace tiempo.
—No es nada.
—¿Es la boda? — continúo indagando— ¿Estas nervioso? Eso dijiste a los medios allá afuera.
—Ava. —Dice mi nombre en tono de advertencia— Estoy bien.
—Eso es lo que siempre dices, pero desde hace meses no te siento en la misma sintonía—confieso— solo dilo Gary —insisto— Cada día te siento más distante.
—Lo siento —niega cerrando sus ojos.
—¿Qué sientes? —me acerco un poco y este se da la vuelta enfrentándome—Nos conocemos desde siempre, puedes decirme lo que sea.
Clava sus ojos torturados en los míos.
—No puedo casarme contigo—susurra.
Abro los ojos y doy un paso hacia atrás.
—¿Qué?
—Eres importante para mí, pero ya no estoy enamorado— sus palabras me atraviesan —Me siento culpable porque tú dejaste todo para seguirme y siento que te debo esto.
—¿Qué me debes esto? —repito con incredulidad al escuchar su declaración— Gary. Es una boda, no el préstamo para un coche.
Tiene la osadía de sonrojarse.
—Debiste decírmelo cuándo sucedió— hablo tratando de mantener a raya mis emociones.
—Se me escapo de las manos. Ava, lo siento. Pero no puedo casarme contigo, no te amo —maldice —Me enamore de alguien más.
—¿Quién? —susurro con la voz ronca.
—Ava.
—¿Quién Gary? Es lo menos que me merezco después de darte diez años de mi vida.
Niega, pero no doy marcha atrás hasta que suspira angustiado.
—Lena —abro los ojos con incredulidad al escuchar su confesión— Ava. No lo planeamos, se dio de manera espontánea.
—¿Te estas escuchando Gary? —levanto la mano deteniéndolo
—Darío me dijo que estaba poniendo mi imagen en juego.
—Darío —repito cada vez más sorprendida— Así que, todos lo sabían menos yo— lo empujo enojada— ¡No tuviste las pelotas de decirme de frente! Dejaste que me viera como una idiota planeando todo para la boda— niego.
—Lo siento.
—¡Con sentirlo no basta! —grito al fin enojada —Te burlaste de mí y de lo que teníamos. Me dejaste hacer el ridículo con cada palabra que salía de mis labios. Cuando decía que te conocía mejor que nadie y que éramos un equipo— bufo —Soy una imbécil
—Te aprecio mucho Ava.
—Eso no me basta —niego —Pero ¿Sabes qué? Me lo merezco por crédula.
—No.
—¡Si! —digo —Te apoye y aposte a lo que teníamos. Sabía que te estabas distanciando y no quise verlo, ¡j***r! Ni siquiera hemos dormido juntos desde hace ya algún tiempo. Siempre estabas cansado para mi —me rio sin humor— ¿Te divertiste?
—Perdóname— alarga la mano y doy otro paso hacia atrás— Podemos publicar un comunicado que no afecte mi imagen.
—¡Jodete! Si hubieses sido transparente conmigo, te habría dado esa posibilidad.
Este maldice.
—Ava. Es mi imagen y mi carrera.
—¡A mí que me lleve el diablo! ¿No? —niego con una sonrisa triste— Asume las consecuencias de tus acciones. A mí no me vez más la cara.
Me doy media vuelta y salgo de la habitación.
—¡Ava! —escucho que Gary me llama, pero no miro hacia atrás. En el pasillo me topo con Darío y Lena.
Ambos miran de Gary que esta fuera del camerino, hacia mí. Darío se remueve incomodo y Lena no me mira.
Con determinación me acerco hasta Lena. La chica es baja, su cabello n***o esta suelto, dejando sus rizos sueltos.
—Esto. Te pertenece— digo en voz baja y sin emoción. Me saco el anillo, tomo su mano y lo dejo en su palma. Ella me mira sorprendida con los ojos muy abiertos avergonzada.
—Ava. no queríamos
—No me des explicaciones—la corto—Ya no me interesa.
—No puedes dejar así a Gary—gruñe Darío—Afectara su carrera.
—Vete a la mierda Darío. Si Gary y Lena son inteligentes. Se desharán de ti, porque no eres más que un chupasangre que solo busca su propio beneficio.
Con esas palabras, me alejo por el pasillo hasta la salida de la arena. Cuando llego a la calle busco un taxi y salgo de allí dejando atrás al hombre que creí que sería mi esposo.