Las heridas de las quemaduras de Ivanno se habían recuperado un poco. Pero no se podía negar que aún le dolían. Sin embargo, él sabía que eso no era nada a comparación de lo que realmente le hacían a los integrantes que se negaban a quedarse en el grupo. Más bien contó con la suerte de que era hijo de uno de los cabecillas y fueron condescendientes con él. Así que, se aguantó todo el dolor y siguió su camino para la misión. No obstante, el señor Sajarov y los otros integrantes del equipo averiguaron todo lo necesario para poder ingresar al palacio, y seguir así los pasos del príncipe de Mónaco quien se estaba metiendo ya en su mercado y quitándole solo algunos clientes. El príncipe y su tío ni siquiera sabían, que ya tenían a grandes enemigos detrás de ellos. —Gracias a unas buenas fuente