Capitulo 3

2352 Words
Federico. —Núñez. —pongo el alta voz donde voy manejando. —Núñez, soy Méndez. —¿Mayor?. —miro hacia el celular casi sin entender bien del porque su llamado—. ¿Cómo esta usted señor?. —Bien, gracias por preguntar, sabes que te llamaba para preguntar si aun tienes tu empresa de seguridad personal. —Si señor, ¿necesita algún trabajo serio?, tengo muy buenos hombres y no hace falta decir que no ven ni escuchan nada. —Eso es justo lo que quiero, pero te quiero a ti y a Matias. —¿Tan serio es?. —Muy serio, —freno en la esquina dejando pasar una mamá con sus hijos que van al colegio y ahí avanzo—. Ayer quisieron secuestrar a una persona demasiado importante para mi y necesito lo mejor de lo mejor que son ustedes dos. —¿Por cuánto tiempo hablamos?. —Eso lo hablas tu con los que van a ir a verte ahora en una media hora, por el dinero no te preocupes, están podridos en dinero, pero no es un trabajo de unos días eso es seguro. —Bien, déjeme verlo señor. —No olvides los favores que me debes Núñez. —Nunca lo olvidaría. —Bien, confío en ti ya que son mis nietas y quiero que las nenas estén seguras. —llego al lugar que estoy alquilando, el negocio iba a comenzar solo mío pero necesitaba un socio y nadie mas que Matias tiene mi confianza para arriesgar alguna cosa. —Deja ya esa cara de amargado que cargas. —cuando entro viene detrás mío haciendo que me de risa al ver la cara de loco que tiene—. ¿Qué te pasa?. —No he podido dormir, me cuesta. —Dejar el servicio pasa factura los primeros días. —entramos juntos a su oficina—. Se extrañan las camas duras y la falta de privacidad. —¿Cómo hiciste para acostumbrarte?. —¿Qué te dice que lo hice?. —Eso es lo peor que me podrías haber dicho. —se friega la cabeza con fuerza pero me gusta la verdad y siempre voy de frente a las cosas—. Bien, dejemos de hablar de eso. —Si, tenemos una cita ahora, con un tipo podridamente rico, lo manda el Mayor Méndez y quiere que los dos tomemos el trabajo porque dice que son gente importante. —Este día va mejorando puta madre. —miramos la puerta cuando entra una pareja tomados de la mano, el hombre con un pantalón deportivo, remera manga corta mostrando sus tatuajes, el pelo al rape dejando en visto los demás tatuajes en cabeza y cara, y la mujer con pinta de evangélica por la pollera de jean que tiene que le llega por debajo de las rodillas, el pelo largo hasta la cola color rubio, una pareja dispareja diría—. ¿Y esos?. —Ni idea, voy a ver que quieren porque tenemos cita con el tipo rico. —salgo diciéndome que se han equivocado de luga—. Buenos días, ¿se le ofrece alguna cosa?. —Soy Michel Weishler y ella es mi esposa Marina, nos mandó Oscar Mendez para buscar a hombres que trabajan de seguridad. —Aaa si disculpe. —miro hacia afuera de reojo viendo que tienen cuatro de seguridad, ¿y vienen por mas?—. Soy Federico Nuñez, un gusto conocerlos. —Lo mismo decimos. —Bien, pasen, les voy a presentar a mi compañero que es con quien vamos a tomar el trabajo. —los hago pasar viendo la cara de sorpresa de Matias—, Rizzo, llegó la cita que habíamos programado. —Hola, Michel mucho gusto. —Matías Rizzo, un gusto. —la mujer sonríe tendiendo la mano en silencio como está desde que llegaron, un resplandor de mujer la verdad—. Un gusto señora. —Marina, un gusto conocerlos. —Tomen asiento por favor, así comenzamos a hablar de negocios. —se sientan en silencio, la mujer es realmente hermosa, ¿Dónde sacan las mujeres de este calibre los tipos ricos? no creo que este operada, es algo natural y si que bella—. Y díganme, Oscar me dijo que necesitaban una cita con urgencia. —Si, el día de ayer a mi hija la agredieron en pleno centro de la ciudad, creemos que fue un intento de secuestro, por ese motivo necesito un hombre de seguridad con ella, tenemos seguridad personal pero ella con mis dos hijos mayores no lo tienen ya que no querían, pero ahora ya no tienen derecho a negarse. —Bien, —esa parte no me la dijo ni dijo quienes eran, por el apellido sé que son gente con mucho poder y mucha mira de los que buscan dinero fácil—. ¿Usted es el de las empresas Weishler verdad?. —Así es, y mi familia es muy conocida, necesito a los mejores hombres que posea, necesito por el momento a dos, mi hijo no quiere pero debo hablarlo con él en privado, pero mis dos hijas accedieron a tener custodia. —Entiendo, —miro a Matias para que entienda que es un poco peligroso ya que son una familia demasiado conocida en todo el mundo—. Hablemos del dinero antes de avanzar mas. —De eso no se preocupen, lo que me pidan yo p**o, si Oscar me dice que tienen los mejores hombres yo lo p**o, son mis hijas y quiero que estén seguras así como los hombres que las cuiden, por pagar no quiere decir que no me interesen, —se turna mirándonos mientras habla—. Por eso quiero hombres capacitados que cuiden de mis hijas y se cuiden ellos. —Bien, con Rizzo vamos a tomar el trabajo, contamos con hombres capacitados pero Oscar me lo pidió, me dijo que eran sus nietas. —Así es, es el esposo de mi mamá. —Bien, dígame la rutina de sus hijas. —necesito ya mentalizarme un poco como es la vida de ellos no quedarme en la nada. —Van al colegio, y la mayor a un curso y la otra al gimnasio debes en cuando, —por como habla creo que son adolescentes o mas jóvenes—. Por eso quiero que hablen con ellas respecto a los horarios, pero son ochos horas diarias, si por esas casualidades los necesito fuera de hora p**o las horas extras a lo que me pidan. —¿Cuándo podemos hablar con sus hijas?. —¿Mañana pueden comenzar?. —Si, mañana comenzamos entonces. —nos pasa una tarjeta a cada uno en donde hay una dirección y teléfono personal. —La dirección de mi casa y mi número personal, quiero que me digan todo lo que hacen sin que ellas lo sepan. —se van tomados de la mano y con cara de tranquilos. —Si que tienen dinero, cuatro hombres tienen para ellos. —Matias me señala hacia afuera con el mentón. —Creo que es jodida la cosa. —No es problema para mi, pagan bien. —Espero no sean unas mocosas de lo mas infumable. —eso es lo único que me pone un poco incómodo, lidiar con pendejas problemáticas y mañosas—. Encima Oscar no me dijo nada, solo que querían seguridad para las nenas. —Espero que no me den ganas de ahorcarla a la que me toque. —Deberías ir con la que quisieron secuestrar, yo con la otra. —Bien. —Bueno, me voy a trabajar. ..... Estaciono la camioneta en el aparcado que me dijeron que podíamos tener, pero lo que me tiene impresionado mas que la casa, son la cantidad de perros que tienen, hay todo un cerco que debe rodear no sé, quinientos metros de largo por mil de ancho, es enorme y cientos de perros ahí, hay como un granero que se ve que es donde duermen, en un sector tienen juegos, en lo mas alejado de la casa se ve una parte con arena que supongo para que hagan sus necesidades, fuentes de agua por los lados y alimento, y lo que mas me deja asombrado es que tienen aire los perros, si que viven bien porque están gordos y su pelo brilla, sin decir que tienen cuatro hombres que los cuidan y alimentan. —Bien, ya empezamos. —veo venir a Matias con cara de perro y estirando la corbata con fuerza—. Vas a romper la corbata. —Me incómoda carajo. —negando vamos hacia la casa en donde la mujer abre la puerta. —Buenos días, pasen por favor. —entro mirando todo tal como hace Matias, pisos blancos de mármol, unos sillones enormes color gris y una tele que parece una pared, fotos colgadas por todos lados, una escalera a la vista que es un lujo y por los lados de la pared mas fotos colgadas—. Tomen asiento, voy por las chicas. —Si. —sube las inmensas escaleras con calma, con Federico nos miramos con las cejas alzadas—. ¿Jodeme que son unas nenas? Creí que al menos pre adolescentes por lo que dijo de gimnasia. —Creía lo mismo. —quedamos de pie esperando, la mujer baja con una nena en brazos que la envuelve con todas sus fuerzas como si temiera que la dejara en el suelo. —Ya bajan pero déjenme mostrarle la casa, —se acerca con la nena que nos mira dudosa, sonrío porque está aferrada al chupete con fuerza, sé lo que es porque salía con una mujer con hijos y uno usaba en todo momento—. Esta en mi hermosa nieta Keziah, di hola Kezi. —Hoa, a sho soy Kezi. —Hola preciosa, —estiro la mano y ella me da la de ella como un saludo, aun mas sonrío con ese gesto tierno—. Soy Fede y este Matías. —Hoa. —Síganme por favor. —camina hacia no tengo idea. —¿Dijo nieta?. —le susurro al oído porque no puedo creerlo, se ve muy joven y en forma—. ¿Esa mujer ya es abuela?. —Estoy igual que tu de asombrado, no puedo creerlo. —vamos a una habitación donde hay una mesa con ocho sillas, unos sillones, una tele, cocina y una heladera enorme. —Este es el lugar de los de seguridad, por lo menos ustedes, los de la caseta tienen sus cosas ahí adelante, acá pueden descansar, hay dos habitaciones con dos camas cada una, hay baño, toallas, comida, entretenimiento, las cosas de la heladera son para todos, —mientras habla va señalando todo—. No deben traer nada, acá les proporcionamos las comidas, no contamos con ayuda en la limpieza así que lo que utilicen deben lavarlo de inmediato, también todos los días vienen a dejar la comida, se hace una lista a la semana con las personas que traen la comida, si siguen algún tipo de dieta se la deben dar a Anahi para que ella anote sus alimentos. —Disculpe, ¿Quién es Anahi?. —La jefa de seguridad, pero como les dijo mi esposo ayer, ustedes son a parte de los demás, no responden con Anahi sino con mi esposo directamente. —Bien. —volvemos al living en donde la nena no deja de mirarnos y sonreir, somos extraños y nos esta analizando pero no me molesta. —VAMOS CHICAS QUE VAN A LLEGAR TARDE. —YA BAJAMOS MAMAAAA. —me preparo para lo que se viene cuando veo a las escaleras, bajan dos jovencitas hablando entre ellas, una mas rubia que la otra pero mi vista se centra en una, la que no es tan rubia como la otra a mi parecer, no puedo creerlo, debo separar las piernas por la maldita erección que se me esta formando con solo verla bajar las escaleras moviendo las anchas caderas que tiene, y no es que sea bella, es la mujer mas malditamente hermosa que en mi vida vi, Matias me da un golpe pero no puedo dejar de verla—. Soy Jemima la casi secuestrada y culpable de que estén acá, ¿Quién de ustedes es el mío?. —Soy Matías, voy a ser su custodio señorita. —la chica me mira sonriendo poniéndose roja, cosa que se me hace agua la boca por tal reacción, no puede ser legal ser tan hermosa carajo. —Deja de verla de esa manera que le estas dando miedo, —salgo de mis pensamientos escuchando a Matías—. Debe confiar en ti no que te tome como un degenerado. —Si. —carraspeo incómodo donde pensaba cosas que no debo cuando esta su mamá presente—. Bueno señorita, —le estiro la mano casi temblando—. Soy Federico Núñez, voy a estar a cargo de su cuidado. —Mucho gusto, soy Sefora. —¿Sefora?. —asiente casi riendo sin dejar de verme a los ojos. —¿Nunca lo oíste?. —No, es la primera vez que lo oigo, pero es muy hermoso. —Gracias. —la suelto cuando ya me doy cuenta que es mucho contacto, le da un beso a su mamá y a la nena que no tengo idea de quién es hija, podría ser de ella tranquilamente—. Bueno amor de la tia, me voy y pórtate bien mi cielito. —Siii tia, a polto ien. —Pero que piba mas agrandada. —A no gandaa, a nena muy moza tia. —Eres la mas bella de todos, te robaste toda la belleza mi cielito. —cuando salimos vemos pasar a su hermana con mi amigo en su auto, la miro muy incomodo—. Bien, vamos en mi auto. —Si. . . IG: escritora_carlaalonso FB: Carlaalonso escritora. . En esos dos lados voy a estar informando la situación de esta historia, tanto como si la aprueban y la fecha de comienzo de publicación. . El primero de Agosto comienzo con las publicaciones de esta historia, los espero...
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