Todo estaba listo para la fiesta de cumpleaños, Joseph estaba muy feliz y contento, le encantaba recibir regalos, ¿Pero a qué niño no le encantaba?
Había inflables, globos, una máquina de hacer palomitas, una para hacer algodones de azúcar, payasos, pinta caritas, una máquina para hacer burbujas, era una gran fiesta en el gran jardín de los Henderson.
Joseph disfrutaba de su fiesta, claro que lo hacía, pero no del todo, ya que la pequeña de ojos azules no había llegado, a cada 10 minutos se fijaba al frente de su casa y nada.
Joseph era un pequeño muy celoso, posesivo, odiaba esperar, se desesperaba con facilidad, irritado porque la linda bebé no llegaba, decidió ir él en su búsqueda.
Para tener 5 años Joseph era un niño muy inteligente y antes de cruzar la calle, se fijó por ambos lados, al ver que no venía ningún carro, corrió hasta el frente de la casa. Tocó el timbre y espero, en cuestión de segundos Amaris le abrió.
—Hola pequeño, ¿Qué haces aquí? ¿Estás solo? — preguntó preocupada al ver al niño sin ningún adulto.
—Sí, toy solo, yo ya soy gande, y vine en busca de Emma, para mi fiesta — dijo señalando los niños jugaban — ¿No piensa is? — a Joseph se le hacía muy difícil pronunciar la R, Amaris sonrío al notarlo, y más porque ese pequeño niño se creía un hombre con tan sólo 5 años.
—Claro que vamos a ir, lo que pasa es que Emma estaba durmiendo y hace como 10 minutos despertó, la estaba cambiando de ropa y esperando a que se refrescara un poco antes de sacarla. — Joseph sonrío. — Ven vamos a llevarte de vuelta a tu fiesta, ahorita Emma y yo llegamos ¿te parece? — Joseph negó con la cabeza, cosa que hizo que Amaris frunciera el ceño.
—No me palece que deje sola a la bebé, después le pasa algo o se asusta y usted no está — Amaris no puedo evitar sonreír.
— Joseph voy acá al frente no me voy largo, no duraría ni dos minutos además Emma está con su papá. — Joseph parece pensarlo, y luego asiente, pero en cuanto Amaris lo va ayudar a cruzar aparece Cala asustada buscando a su pequeño.
—¡Joseph Henderson! ¿Por qué te has salido sin permiso? — él miró a su madre y luego a Amaris.
—Mami quelia sabes po que no iba la bebé a la fiesta.
—Eso no es motivo suficiente, Joseph.
—Sí es motivo suficiente pala mí. — dijo cruzándose de brazos. Cala suspiró, sabía que nada haría cambiar de opinión a su hijo, lo que se le metía en la cabeza eso era. ¿Cómo para ser un niño tan pequeño podría ser tan terco?.
—Está bien cariño, pero haz el favor de decirme a mí, así yo puedo venir contigo ¿quieres? — Joseph puso los ojos en blanco, pero asintió.
—Iré por Emma, ya vuelvo. — Amaris entró a la casa, mientras Cala y Joseph esperaban afuera.
Cuando Amaris salió con Emma agarrada de su mano, Joseph sonrió como tonto a ver a la pequeña niña con un vestido n***o.
— Peciosa — dijo Joseph dándole un pequeño beso en su mejilla.
El resto de la fiesta Joseph estuvo muy, muy feliz, a todo lado que iba, iba con Emma, no sabía qué le pasaba con esa pequeña, lo que sí sabía era que esos ojos bellos lo hipnotizaba, que quería cuidarla y protegerla.
—Parece que a nuestro hijo le gusta esa niña. — dijo Ian viendo como su hijo cuidaba a esa pequeña niña.
—Ian es muy pequeña, no lo creo, puede que la vea como otra hermana más — dijo Cala observando también la escena.
—Yo solo espero que Dorian no los escuché, — dijo Amaris soltando una carcajada y observando también a los niños. — Porque es capaz de encerrar a la pequeña Emma hasta que cumpla los 18. — Cala y Ian rieron de ese comentario.
Esa fiesta Joseph nunca la olvidaría ya que fue la primera que la pasó con Emma.