Lyna apretó los puños con furia, no permitiría que Ahmed recordara su vida junto a Mía, él le pertenecía, era un amor egoísta, lo amaba, pero tan bien amaba su fortuna. Sabía que se aproximaba el día que tendría que regresar a Dubái, solo había viajado a Nueva York para acompañar a Ahmed al aniversario del corporativo, por lo que no había llevado con ella a sus hijos, tenía que buscar un pretexto para hacerlo regresar de inmediato, quería que recuperara el corporativo para sus hijos, pero sí seguía ahí, Mía sería un constante peligro. Ahmed despertó por la mañana, el dolor de cabeza que sentía era terrible, peor aún era la resaca, Lyna se acercó llevando con ella una bandeja con el desayuno, lo primero que le ofreció fue un jugo, él lo tomó rápidamente. —Gracias. —Ahmed agradeció el ges