Mía encendió la luz, volteó hacia todos lados esperando encontrar al hombre que había visto en su habitación, pero al parecer había sido tan solo su imaginación, suspiro aliviada de que tan solo hubiera sido eso, al hacerlo pudo sentir una fragancia conocida, era ese aroma de madera y almizcle que conocía a la perfección. Se levantó para revisar detenidamente la habitación, no había nada, su imaginación continuaba jugándose una mala pasada. Regresó a la cama, se cubrió con la manta, intentó dormir, pero su mente se negaba a permitirlo, iba de un pensamiento a otro rápidamente. Por la mañana, se levantó para darse un baño antes de bajar a desayunar con sus hijos para llevarlos al colegio, al verse frente al espejo, dos oscuros círculos rodeaban sus ojos, se colocó un poco de maquillaje p