Stripper Virgen

1513 Words
Narra Henry Sentí los ojos de Leyla sobre mí mientras ordenaba. —Vamos a quitarnos todas las formalidades del camino ¿Cuál es su nombre completo? —pregunté. —Leyla Ferreira —¿Cuánto tiempo planeas desnudarte? —Probablemente por un año o dos. Honestamente, un trabajo después de la universidad no podría pagar mi estilo de vida. Quiero encontrar algo que pueda pagar mi auto y el alquiler. Felizmente viviré de los fideos Ramen— dijo con una pequeña risita. Me reí a carcajadas con ella, pero no me estaba riendo por dentro. Si le digo que quiero cuidarla, dirá que estoy tratando de poseerla o alguna tontería. ¿Por qué las mujeres siempre piensan eso? Sus ojos grises se clavaron en los míos—¿Qué estás pensando Bebí mi agua. —Nada. Te estoy escuchando. —Henry. Estiré mis brazos sobre la parte superior del asiento. —Lo que tengo que decir solo te molestará. —Henry, solo dilo. —Ahora que tú y yo estamos hablando, deberías dejarme ayudarte financieramente. —No. —De acuerdo— levanté las manos—.Sólo una pregunta. Si fueras mi novia, ¿me dejarías ayudar? —Eso te llevaría a pedirme que deje de desnudarme. Me reí. —Por supuesto. Ella se inclinó. —Quieres que sea tu bailarina privada. —No. Quiero que nos conozcamos. Y espero que te conviertas en mi mujer. —Henry, eso nunca va a suceder—me dijo—. Hagamos algo, cierra tus ojos. —¿Por qué? —pregunté. —Hazlo—le hice caso y cerré mis ojos. —Me invitas a conocer a tus padres. Me preguntan dónde asisto a la escuela. Les digo la Universidad Francisco Morazan. Ellos fruncen el ceño. Me preguntan si soy estudiante de tiempo completo o si trabajo y voy a la Universidad. Digo, hago ambas cosas. Te preguntan dónde trabajas. Respondo que soy stripper. La habitación se queda en silencio—mis ojos se abrieron. Sé que sus palabras tienen peso. —¿Qué pasa si digo que no me importa? Ella se rio. —Entonces te estás mintiendo a ti mismo. Solo serías capaz de defenderme por tanto tiempo. Incluso podrías perder dinero por mi culpa—junté mis manos sobre la mesa. Puso sus manos sobre las mías—.Ojalá pudiera decirte que esto funcionaría. Hacemos una pareja atractiva. El sexo entre nosotros probablemente sería caliente. No puedo decirte que simplemente tengamos sexo, porque no voy a tener sexo contigo ni con ningún otro hombre—agregó. Mis cejas se elevaron. —¿Eres célibe? ¿Por cuánto tiempo? —pregunté. —Toda mi vida. Mis ojos casi se salieron de mi cabeza. —¿Qué? ¿Eres virgen? —Sí, soy una stripper virgen—ella puso los ojos en blanco—.El hecho de que no haya tenido sexo antes no significa que no pueda vender la ilusión del sexo. ¿Funciona verdad? —Sí, funciona—una sonrisa curvó mis labios. —Henry, no te emociones. No estás tomando mi virginidad—ella se cruzó de brazos. —Solo me entregaré a mi esposo más adelante en la vida una vez que deje atrás mis días de stripper—me aclaró. Miré por la ventana—¿Porque estas molesto? —preguntó. Mis ojos azules se clavaron en los suyos grises. —Porque mentiste. Sus cejas se juntaron. —No lo hice. —Dijiste que nos darías una oportunidad. Eso no es lo que estás haciendo. Estás tratando de convencerte de no enamorarte de mí. Puedo ver que no está funcionando. Su rostro se puso rojo brillante mientras se pasaba la mano por la nuca. —No importa. No puedo enamorarme de un playboy rico que solo me arrancará el corazón del pecho. No, no puedo—sus ojos se apartaron de los míos. Me deslicé en el asiento junto a ella. — El sexo llegará, pero en este momento, quiero pasar tiempo para conocerte—le dije—.Sé que me escuchas, Leyla. —Por favor, llévame a casa—sollozó—.Pero primero necesito ir al baño. Me quedé mirándola deslizarse fuera del asiento corriendo hacia el baño. —Joder— pensé. Pagué la cuenta mientras esperaba que Leyla regresara. —Estoy lista—me giré para mirarla. Parecía mucho más baja con sus botas. Entrelacé nuestros dedos, saliendo del restaurante. *** —Lo siento, te dejé fuera hasta las 6:30. Ella sonrió. Deslicé mi asiento hacia atrás tanto como podía. —Ven aquí. —No. —Nadie puede vernos detrás de los vidrios polarizados. Ella no se movió. La levanté a mi regazo. —Henry. Su coño se derritió contra mi pene. — Esto es lo que me haces. Esto es lo que me has hecho desde la primera vez que me miraste a los ojos. Te quiero Leyla. Te quiero a ti para mí solo. No quiero compartirte con los cientos de tipos que te manosean todas las noches. Sus manos descansaron contra mi pecho mientras subía y bajaba. —Lo más difícil de nosotros es que tendré que hacer mi mejor esfuerzo para manejarte trabajando en este club. La otra noche, quería golpear la cara de ese Tomas. La forma en que él y sus amigos se rieron de tenerte para su placer personal. ¡Odio esa mierda! Me encargué de ese pedazo de mierda el lunes por la mañana. Sus manos volaron sobre su boca mientras sus ojos se agrandaban. —Lo vi en el programa de televisión. Dijo que se metió en una pelea—dijo ella. —Sí, le di una paliza. Le dije que no degradas a las mujeres así. no estaba bien No permitiré que un hombre te falte al respeto. Su mano suave masajeó mi mejilla. —No puedes golpear a todos los hombres que hacen cosas estúpidas—mis cejas se juntaron—apartó el único mechón de cabello de mi cara—.Henry, ¿qué voy a hacer contigo? —Leyla, no descansaré hasta que seas mi mujer. Vete conmigo el próximo fin de semana. —Tengo que trabajar. —Leyla, permíteme darte el dinero que extrañarías. —Henry. Mis manos capturaron su rostro. —Quiero pasar tiempo contigo. ¿Tienes un examen en la Universidad la próxima semana? —No. —Bien. No empaques nada. Eres todo lo que necesito. Por supuesto, planeo verte antes del próximo jueves. Acerqué sus labios a los míos. Mis grandes manos encontraron su culo, empujando su coño contra mi duro pene. Empujé contra ella con más fuerza. —Henry, mierda. Mis labios se deslizaron por su cuello mientras mis manos barrían su sudadera. Saqué uno de sus senos de su sostén rosa. Abriendo mi boca de par en par, chupé su pecho. Entonces mi lengua rodeó su pezón. Mis dedos se apresuraron a desabrochar sus jeans. Deslicé sus bragas y jeans sobre su amplio trasero. Mis dedos se deslizan dentro de sus pliegues húmedos. —Al igual que mi sueño— gimió. —¿Con qué frecuencia te hago mojar? —susurré. —Todo el tiempo— murmuró.Su coño rodó sobre mis dedos. Liberando mi mano, deslicé mis dedos en mi boca. Saboreé su sabor con los ojos cerrados. Trabajando rápido, liberó mi pene de mis pantalones. Ella lo miró con asombro—.Es tan grande. —No te preocupes nena. No estoy tratando de que lo tomes pronto. Mis labios devoraron los suyos mientras acariciaba mi pene— ¡Joder, Leyla!—ella acarició más rápido. Me vine por toda su mano. Agarre su mano, la limpié con mi camiseta. Nos reímos—.La próxima semana tendrás tu propia habitación de hotel. No estoy tratando de presionarte para que tengas sexo—sus ojos cayeron—.Leyla, mírame. ¿De acuerdo? —De acuerdo. Cayó hacia atrás en su asiento subiéndose la ropa y abrochándose los jeans. Agarré mi celular. —¿Cuál es tu número para llamarte? —ella lo recitó. Marqué su número y luego desconecté la llamada. —Asegúrate de guardar mi número—dije—.Ahora, déjame acompañarte. —No Henry, tengo que estar en clase en un rato. Me estás haciendo ir en contra de lo que quiero para mí. —No, te estoy haciendo ver lo que te mereces. A nosotros. Te vigilaré por dentro. Sé que piensas que si subo, tendremos sexo. Sólo quiero asegurarme de que estás a salvo. La próxima vez, te acompañaré arriba. Te enviaré un mensaje pronto para asegurarme de que estás bien. Deberás enviarme un mensaje en respuesta o regresaré. —Bien, Henry—ella se inclinó besando mis labios. Sonreí—¿Por qué sonríes? —Estamos progresando—dije. Ella negó con la cabeza mientras salía del auto. No puedo decir que no me intriga que sea una stripper virgen. Mi objetivo es hacerla mía. No me detendré hasta que ya no se desnude y cabalgue mi pene todas las noches. No sería mi primera virgen, pero es la primera virgen que quiero que sea mi mujer.
Free reading for new users
Scan code to download app
Facebookexpand_more
  • author-avatar
    Writer
  • chap_listContents
  • likeADD