Química instantánea
Narra Henry
Mi nombre es Henry Mendels. Soy heredero de miles de millones. He trabajado con mi padre desde que tenía trece años. Sé todo lo que hay que saber sobre acciones, bonos y fondos mutuos.
Esta noche me encuentro en un club de stripper. Uno de mis amigos me lo había recomendado. Es lo que necesito después de un día largo de trabajo. Me acomodo en una sección acordonada frente al escenario. Las luces estroboscópicas bailaban por el escenario. Una bailarina con un bikini rosa subió al escenario. Se paró en este, con la cabeza gacha. La música comenzó y ella tomó el poste por sorpresa. Al revés ella sacudió su trasero el cual llamó mi atención. Los hombres arrojaron dólares a sus pies. Se dejó caer al suelo haciendo los splits y luego saltó. Después de recoger el dinero del escenario, se quitó el disfraz. Sus mechones rubios dorados cayeron sobre sus hombros y por su espalda. Dejó su dinero y su ropa debajo del escenario. Su esbelta figura marrón miel subió las escaleras pasando a todos los hombres que agitaban su pila hacia ella. Nuestros ojos se encontraron como si estuvieran pegados. De repente, tuve una visión de túnel. Solo vi su hermoso rostro y su sexy cuerpo. Miré sus ojos grises. Estaba en trance. Puso su mano en mi hombro.
—Hola ojos azules. ¿Cómo te llamas?
Mi voz finalmente encontró su camino a través del nudo en mi garganta.
—Henry—dije.
Ella sonrió.
—Bienvenido al club, Henry –mi nombre salió de su lengua como la seda. Joder, ella es hermosa—¿Te gustaría ir a una habitación privada?
—Sí—respondí.
Su mano cayó sobre la mía tirando de mí para ponerme de pie. La seguí detrás de ella a una especie de caja donde se pagaban todos los privados. Luego me llevó a una de las habitaciones privada oscura en la parte trasera del club. Colocó la pila de dinero en efectivo que ya había ganado en el escenario en una mesa cerca del largo banco rojo sangre.
— Toma asiento—dijo. Mis ojos recorrieron su cuerpo bellamente curvo mientras me sentaba. Sus manos agarraron sus voluptuosos senos mientras sacudía su trasero al ritmo. La habitación privada era agradable. Podría verla sin público. Sus ojos me miraron mientras su trasero temblaba. Se giró, colocando mis manos en su trasero. Sus suaves manos se posaron sobre mis hombros—.Puedes tocarme, para eso pagaste—me recordó.
Mis manos cayeron de su trasero a mis costados.
— ¿Cuánto tiempo tengo contigo? —pregunté.
—No sé. Parece que quieres que las cosas vayan a un lugar al que nunca irán. Bailaré a tope desnuda para ti y dejaré que me toques un poco. No habrá frotamiento de mi coño o mis pechos. No es ese maldito tipo de fiesta—ella puso los ojos en blanco.
—Pido disculpas. No quiero follarte—dije estúpidamente.
—¿Qué diablos se supone que significa eso? —sus manos cayeron a sus costados.
—Lo siento. Realmente solo quería hablar.
—Habla pues. No puedo dejar de bailar— señaló las cámaras que nos observaban.
Se dio la vuelta, apoyando sus manos en mis muslos sacudiendo su trasero contra mi pene. Luché por llevar mis pensamientos a otro lugar para evitar que mi pene se pusiera duro.
— ¿Cómo te llamas? —pregunté.
—Candy—respondió.
—No, tu verdadero nombre.
—¿Por qué? —preguntó.
—Responde a la pregunta.
Ella chasqueó los labios.
—Leyla.
Sonreí girándola para mirarme.
—Me gusta—dije.
Nuestros ojos se encontraron de nuevo. Sus ojos dejaron los míos recorriendo mis mejillas cinceladas y bronceadas, mis elegantes cejas negras, mi nariz esbelta y mis labios delgados. Sus dedos peinaron mi cabello mientras sus ojos se enfocaban en mis labios rosados. Mis manos resbalaron, agarrando su rostro en forma de pera. Nuestros labios se encontraron para un beso, enredándose por lo que pareció una eternidad. Lentamente mis labios se separaron de los suyos. Sostuve su mirada.
—Supongo que toda la mierda que dijiste sobre no quererme fue una mentira—mencione. Sus cejas se arrugaron. Ella intentó liberarse—.Quiero verte fuera del club de stripper—agregue.
— No salgo con clientes— contestó—.No mezclo negocios con placer— se puso de pie, sacudiendo su trasero de nuevo.
—Bien. Estaré aquí todas las noches hasta que aceptes tener una cita conmigo—le advertí.
—Como quieras. No voy a salir contigo.
Mis labios se curvaron contra el borde del vaso. Tragué el vodka, golpeando el vaso sobre la mesa. Me levanté, colocando mis manos en su cintura, deteniendo su movimiento.
—Bueno, te pediré que salgas conmigo un millón de veces si es necesario. Te veré pronto—le dije. Inclinándome hacia adelante, mis labios rozaron su suave mejilla.
Me alejé de ella sin mirar atrás. Regresé a la sección VIP donde estaba anteriormente. Me senté a beber. Otras strippers bailaron para mí, pero mis ojos solo siguieron a Leyla por el club. Mi pene se puso rígido cuando pensé en hacer el amor con ella por primera vez. Después de nuestra primera cita, tendré una mejor realización si encajamos bien juntos. La mirada en su rostro después de que nuestros labios se separaron fue de sorpresa. Ella se sintió atraída por mí y no podía creer que me besó. Nuestra química fue instantánea.
Nota: Bienvenidos a una de las dos historias del mes de marzo, la próxima será publicada a mitad del mes. Pendiente a mi i********: evelynromero2121