JARA
Desperté emocionada y miré mis manos, era la primera vez que soñaba con él, con el vampiro con el que compartí mi vida pasada, antes de ser esto. Sabía tanto de él a través de mis hermanas que fue muy emocionante al fin soñar con él sin Gwen de por medio.
Hace poco me había convertido en loba por primera vez, se me prohibió, debido a que mis hermanas tenían miedo de que perdiera el control o que me expusiera ante el mundo, pues vivíamos en una ciudad, para los humanos los lobos no existían y tuve que ir a un bosque muy lejano para poder transformarme.
Había sido la mayor experiencia de mi vida, fabuloso, fantástico.
¡Yo era una loba!
¡Mucho poder fluía en mi interior! Y gracias a mi hermana Amaris, Sofía y Gwen, estaba aprendiendo a controlar ese poder. Desde luego, también era con la ayuda de nuestra hermana Arti, quien no era una loba, sino una bruja. Ella me ayudaba a no soltar toda mi energía, mi poder, era quien me ayudaba a controlar mi fuerza.
Pero ese sueño fue tan vívido, tan real.
Se supone que nos veríamos en diez años, y de ellos faltaban seis, pero…sentía que lo conocí anoche.
Había sido muy real.
—¡Soñé con Owen! ¡Soñé con Owen!—grité por toda la casa mientras despertaba a mis hermanas.
Salí de casa toda descalza y crucé la calle corriendo, a unas pocas esquinas de nosotros vivía la hija de Owen, en quien antes habité, junto a sus hijos gemelos y su esposo, Brais. Él sí también era un lobo. Toqué su puerta con fuerza y Lucero me abrió.—¡Soñé con Owen! Pude ver a tu padre.—entré a la casa y subí las escaleras hacia la habitación de los niños, allí estaba Brais con ellos, su olor me guió allí, siempre tenía un olor muy fuerte, llegaba hasta nuestra casa. Se supone que porque era un alfa o algo así, su olor era inconfundible y siempre muy agradable—¡Brais! Soñé con Owen. Anoche por fin lo vi.
—¿De verdad? ¡¿Escuchaste, Lucero?!—sonrió de oreja a oreja. Era un lobo muy grande y, por decirlo de algún modo, pertenecía a nuestra manada, era el único lobo en ella. A esta manada era a la que únicamente su esposa lo dejaba pertenecer. Se decía que él antes fue el Alfa de una gran manada y que era capaz de hacer que más y más lobos lo siguieran, pero eso era antes, cuando ostentaba el título de Alfa en aquella manada.
En nuestro pueblo a veces se sentían otros lobos que venían de fuera, solo para intentar convencerlo de que regresara, pero él los echaba.
Era un empresario, nosotras nos incorporamos a su empresa y junto a él, Lucero y Arti aprendimos un poco del mundo actual mis hermanas y yo.
Sabíamos manejar, usar las tecnologías y teníamos trabajo.
También yo estudiaba en la noche.
—Sí,—ella entró a la habitación de sus hijos, Troy y Ryan, solo tenían unos dos años pero eran unos niños muy traviesos, uno de ellos era un lobo y el otro…tenía cierta alergia al sol y recibía una comida especial desde que nació, rica en…sangre. Ese era Troy, él sí que era un chico especial, no era en sí como un vampiro pero el sol dañaba su piel. No había que olvidar que Lucero era hija de un vampiro, del vampiro que me ama.—¿cómo sabes que fue un sueño y que no te proyectaste a donde sea que él esté?
—¿Proyectarme? ¿Eso que es?—jamás había escuchado eso.
—¡Ah! No puedo creer que no te hayan hablado de eso.—dijo con fastidio. Lucero sentía cierto rechazo hacia mí y eso yo lo sabía, yo en cambio me llevaba muy bien con sus hijos y con Brais, aún así ella intentaba ser amable, con todas mis hermanas se llevaba muy bien.
A veces la atrapaba mirándome con el ceño fruncido, como si quisiera decirme algo, como si eso se atascara en su boca y no fuera capaz de sacarlo.
—¿Sabes lo que es eso?
—Lucero lo hizo muchas veces, cuando despertaste en su cuerpo, ella se escapaba al bosque, no era algo que controlara, al inicio pensó que soñaba, pero no fue así, realmente estaba allí.
—¿Cómo sabría si fue un sueño o estuve con tu padre?
—Tendrías que saberlo tú, por cambios en tu cuerpo, si lo haces sin tu control es casi imposible saber si fue un sueño o no. ¿Qué hiciste con él?
—Toqué su cabello y lo trencé, también toqué su cara, eso fue muy real, pero no hay forma de saberlo.
—¿Aún tiene el cabello largo?
—¡Muy largo!
—La próxima vez toma una hebra y átala a tu dedo, si despiertas con él, no fue un sueño.
—Bien, es un buen método, Lucero.
—Jara, ¿a qué hora te vas a preparar para ir al trabajo?—preguntó mi jefe.
—¡Cierto! Salté por la ventana y corrí de regreso a mi casa, Arti me esperaba en la puerta y su mano me detuvo cuando quise pasar a su lado corriendo.
—¿Cómo es eso que soñaste con Owen?—preguntó, tenía su rojiza cabellera rizada recogida en una cola alta, vestía una falda negra con camisa blanca, lista para trabajar.
—Un sueño o una proyección, Lucero dice que pudo ser una proyección, a lo mejor involuntaria, algo que me guió a él. Tranquila, todo está bien.
—Si fue una proyección, dime ¿cómo está Owen?–preguntó, sonando preocupada, todas aquí lo querían mucho.
—Pues…está encerrado, no estoy segura pero creo que es bajo tierra y…tiene sed. Quizás lo sé porque lo siento un poco, siento algo desde la primera vez que me transformé, como si hay alguien conmigo, pero no estoy muy segura.
—Antes ustedes dos tenían un vínculo, puede que aún exista.
—¿Y eso cómo es?
—Ninguna en esta casa te puede ayudar con eso, solo Brais y Lucero. Ellos son una pareja destinada, una es el alma gemela de la otra, pueden comunicarse incluso sin abrir los labios, están muy conectados, tanto como para sentir lo que siente el otro.
—Y yo tenía ese tipo de conexión con Owen.—cada vez que se me hablaba de él, sentía que yo había perdido demasiado y eran cosas que no creía que se pudieran volver a recuperar, pero al estar o soñar con Owen, mi optimismo se realzaba y creía que muchas cosas eran posibles.—Luego hablaré con ellos dos, ahora mismo tengo que prepararme para ir a trabajar. Y no te preocupes, Arti. Está encerrado, pero está bien.
—¿Quién está encerrado?—aquella era Amaris. Para mí la más hermosa de todas y llamaba mucho la atención, su pelo plateado, su hermosa sonrisa, su rostro tan bello. Ella era como el reflejo de la luna, incluso sus ojos eran encantadores.
—Anoche soñé con Owen y ahora no sé si fue una proyección, si lo fue entonces Owen está encerrado. Pero también puede ser un sueño, no he comprobado nada aún.
Mis hermanas fueron bajando y se formó un alboroto con el hecho de que Owen estuviera encerrado, todas lo querían mucho y sufrían por no saber nada de él.
Cada una de ellas estaba lista, por lo que yo corrí para prepararme.
Teníamos que ir a trabajar, una vida común y ordinaria nos esperaba fuera.
En la noche, intentaría volver a llegar a él.