Mientras Christán pasaba unos días llenos de trabajo desde muy temprano hasta demasiado tarde, Emma empezaba a sentirse abandonada y ese sentimiento de preocupación, lo odiaba y aunque intentará evitarlo era bastante persistente.
Christián llevaba una semana sin estar en comunicación con ella, no le respondía las llamadas y apenas le enviaba un mensaje al día, no podía estar tan ocupado para un mensaje, cuando le insistía en verse, él mencionaba que tenía mucho trabajo, intentaba creerle, pero con tantos días de ausencia, su mente empezó a jugar contra ella, busco en las red*s soci*les para saber si había estado en otros lugares, pero no habían etiquetas, ni nada fuera de lo común, solo tenía la última reunión del bufete, había repasado varias veces esas fotos, pero al final no había nada.
Después de no saber muy bien qué hacer y no poder quedarse un segundo más sola en su apartamento, tomó camino al único lugar que sentía que podría ser bien recibida.
Se detuvo un momento frente a la clínica médica, se veía demasiado deprimente, una de las lámparas parpadeaba y la pintura comenzaba a desgastarse, tenía un color azul que parecía ser más deprimente que alegre, tal vez podría hablarle a alguien para que fuera a darle una decoración y hacerlo un poco más alegre, aunque no sabía si una clínica podía ser alegre, finalmente se decidió a entrar, apenas espero unos minutos cuando Jeff apareció con una chica a su lado.
–La veré la próxima semana.
–Le agradezco tanto, es usted muy amable, si pudiera recompensarlo de alguna manera.
A Emma le pareció que la chica estaba demasiado cerca, casi sobrepasando el espacio personal de Jeff, no entendía cómo podían existir personas tan irrespetuosas.
–Es mi trabajo, pasé con mi asistente para terminar.
Fue cuando se dio cuenta de la presencia de Emma y miró la hora, cerca de las nueve de la noche, para una consulta, era demasiado tarde.
–Emma…
–Estoy bien –se levantó ella rápidamente –. Solo quería hablar contigo y Jules me dijo que no tenías más pacientes.
–Si, es verdad –contestó él –. Mi última paciente se acaba de ir, vamos.
Emma lo siguió por el pasillo hasta su consultorio, él fue a ordenar sus documentos mientras ella miraba todo, Jeff no había cambiado nada en ese lugar, aunque no era hace mucho que ella había estado ahí.
–Me di cuenta que la chica era muy amable contigo, creo que debiste aceptarle la invitación a salir.
–No me invitó a salir –sonrió Jeff al escucharla.
–Si no le hubieras cortado las alas, lo hubiera hecho.
Él estaba guardando el expediente cuando se detuvo y la vió.
–¿Qué quieres decir con eso?
–Pues que te estaba elogiando y tú no le permitiste que terminará, la trataste como uno de tus pacientes.
–Es porque es uno de mis pacientes –contestó –. Solo hago mi trabajo y no –respondió anticipadamente –. No voy a salir con ninguno de ellos, no es ético.
Emma estaba a punto de decir algo cuando la puerta se abrió de repente y Larissa entró con su voz bastante alta.
–Deberías de pedir que te arreglen esa lampara que parpadea, parece como si un fantasma fuera a salir de ahí –se detuvo cuando vio a Emma sentada en la silla –. Ah… perdón –titubeo –. No sabía que estabas atendiendo y no sabía que… ¿te encuentras bien, Emma?
–Estoy perfecta –contestó con una sonrisa fingida mientras se levantó –. Solo pasé a saludar a Jeff, pero veo que ya tienen planes.
–Eso si que no –murmuró Jeff.
–No, no, no –repitió Larissa –. Yo… solo pasaba a ver cómo estaba, pero debí avisar, perdón, te la pasas trabajando mucho, Jeff.
–Si, lo sé –respondió él –. Supongo que te veré después.
Larissa tardó unos segundo en entender que la estaba sacando, pero aún así quiso hacer el intento.
–Tal vez, podamos ir a tomar algo –propuso.
–No gracias –expresó cortante Emma.
–Issa, sabes perfectamente que Emma no puede beber y a mi no me agrada mucho, no está bien que un paciente me vea así cuando lo he atendido, debo cuidar lo que hago.
–Perdón… joder –murmuró lo último –. Lo lamento mucho, eh… perdón por mencionarlo Emma.
–Ya me voy…
–No –la detuvo Larissa –. Yo me voy… soy la que quiere ir a beber y Jeff, eres un aburrido –muy tarde se dio cuenta que las palabras también podían afectar a Emma y se lo podía tomar personal –. Por supuesto que tu no Emma.
–Larissa.
–Adiós y felicidades Emma por el ascenso de Christián –se despidió rápido y se fue.
Sabía que cuando Jeff usaba su nombre completo es que no le estaba agradando el rumbo de la conversación y seguía una reprimenda, y es que era algo que le sucedía frente a Emma, se ponía muy nerviosa y no sabía que decir, siempre terminaba metiendo la pata y sin querer lo había hecho de nuevo. .
Después de que se fuera, Emma volvió a tomar asiento en la silla, se rascó el codo y miró a todos lados, ¿cómo que ascenso? ¿Habla de ser socio mayoritario? ¿Christián lo era ahora y no le había dicho nada?
Muchas preguntas pasaban por su cabeza, Jeff no dijo nada, espero a que ella se calmará un poco, sabía que no le agradaba Larissa y sinceramente no esperaba que ninguna de las dos apareciera hoy en su consultorio.
Jules apareció en la entrada y le habló a Jeff.
–Doctor Grey, ya me voy.
–Gracias por todo.
–Sí, nos vemos mañana –se despidió –. Adiós, señorita Robinson.
Emma apenas le murmuró un adiós que no escuchó, pero ella se fue.
–No debí venir, creo que te arruiné la noche.
–No, ya sabes que Larissa siempre quiere salir, pero a mi no me agradan esos lugares, por eso casi nunca me busca, pero seguramente ya todos la rechazaron.
–Hum… –murmuró –. ¿Y tu sabes sobre lo del ascenso de Christián? ¿A qué se refería Emma cuándo dijo eso?
–No te enojes –le pidió él –. Solo que parece que consiguió unos nuevos clientes, uno grande y puede que sea socio, pero aún no han cerrado el negocio.
–¿Por qué no me lo dijo? –cuestionó –. No lo he visto y ahora resulta que tiene un ascenso y no me lo dice.
–Seguramente no quiere decir nada hasta que cierre el trato.
–Pero te lo dijo a ti y a Larissa.
–Tal vez quiere que sea una sorpresa, no es que no te lo quiera decir, debe planear algo para hacerlo.
–¡En serio! –dijo ella con algo de ilusión –. Él te lo dijo.
Christián no había hablado nada de una sorpresa, apenas si habían hablado y Emma estaba ahí cuando escuchó sobre el ascenso, pero les hizo jurar guardar el secreto hasta que todo estuviera seguro, sabía que la verdadera razón, era porque Christián no se sentía seguro y pensaba que algo malo pasaría.
Podría decirle la verdad a Emma, pero su rostro con la esperanza no le permitía dañar sus sentimientos.
–Sí, por favor, no digas que yo te lo dije.
–Haré mi cara de sorpresa cuando me lo diga –sonrió y se movió para abrazarlo –. Gracias Jeff.
Él apenas le pudo responder al abrazo, prefirió no moverse demasiado.
–Está bien.
–Sabía que venir aquí contigo me haría sentir mejor –confesó ella –. Muchas gracias Jeff.
Ahora tenía que decirle a Christián para que preparé algo, esperaba que fuera creativo, pero no iba a importar, con que Emma estuviera feliz, era lo importante.