MADISON —¡EY! —le robo una pieza—. ¡Ey, enana tramposa es mi turno! —¡No tía! —me río—. ¡Yo quiero ponerla! Escucho que resopla muchas veces y al final me deja terminar de armar el puzzle. —¿Qué es todo ese griterío? —la voz de mi abuelo desde el pie de las escaleras me hace chillar. —La tramposa de Madison Henderson —se cruza de brazos y sus lindos ojos grises se achinan cuando me miran. —A ver, a ver, ¿qué hiciste? Me arrodillo en la alfombra de pelos largos y suaves que tanto me gustó desde que llegamos aquí—. Quería terminar el puzzle yo sola —observo a mi abuelo, que se sienta en el sillón que está cerca de mí. —¿Ah si? —Christopher deja de usar la laptop y también me mira—. Estabas tramposeando, Madi. Yo te escuché. —¡No es cierto! —me hago la enojada para no seguir r