—¡Ey! ¡Eeey! —a paso rápido, casi al trote, sigo a Nicolas por las escaleras. Esto salió peor de lo que esperaba. Rememorar el asesinato de Erick ha sido terrible para todos nosotros, pero a Nico le afectó mucho más. Quedó claro. Entre el tenso, violento y cortante reencuentro de padre e hijo, y el revivir una experiencia traumática, él se fue del departamento en un estado de desolación y tristeza sin igual. Es que hasta de mí se está escapando. Escucha que lo estoy llamando, que estoy bajando las escaleras casi pisándole los talones y que sólo aguardo porque se detenga pero hace caso omiso. —¡Nicolas, por favor! —la escalera de servicio nos llevan al estacionamiento techado y es allí que empieza a aminorar la marcha. —¿Porqué me sigues? —se da la vuelta y me mira. Apoyo las