Enith al ver que Elio corría despavorido tras de ella, aceleró aún más el paso con la finalidad de perderlo por un momento, quería aclarar sus pensamientos, había tenido un huracán de emociones desde la noche anterior, y en sus adentros no sabía cómo reaccionar ante la idea de que ahora era la esposa de Elio Guinot. El magnate había resultado ser un excelente corredor, para desgracia de Enith en ese momento. Ambos comenzaron una carrera por el pasillo que amortiguaba los golpes de sus pies con la alfombra roja que lo adornaba, recorrían en medio del pasillo con cuadros enormes en las paredes que presenciaban la persecución de dos amantes, adornando el camino con destellos dorados que daban la sensación de una época un tanto victoriana con un toque moderno. Enith corría a prisa con sus z