Vida de ambos.

1434 Words
Parte 2. Todo iba muy bien con los niños corrieron entre gritos y risas, al escuchar como oprimen o teclean los diferentes controles, no faltaba mucho para ser su hora de comida. —Señorita Karina, el jefe la espera. —Si gracias. Lizbeth y ella se miran con algo de sorpresa, a lo que Karina se dirigió hacia la oficina, al tocar a la puerta ella escucha. —Adelante. Solo abrió y entro cerrando la puerta al saludar. —Buenas tardes. —Siéntate por favor. Ella solo lo hizo estando en silencio, a lo que él comenzó a decir: —Bueno llevas algunos meses trabajando aquí. —Si. —responde al verlo con aquel traje y sentado, teniendo algunos papeles en forma de torre que disminuía, siendo que tiene una carpeta abierta. —Bueno leía tu expediente, es por eso he decidido en que trabajes en el nuevo el castillo binas de la plaza Escutia. Ella estaba por decir algo, en cambio él se dio cuando, volteo a verla al pensar por un momento, recuerda que la ha visto antes. —Espera, tu nombre es Karina Uval. —Sí señor. —Me recuerdas. —Lo siento no. —Perdón seguramente me estoy equivocando, pero pienso que te he visto en otra parte. —No se preocupe, me han dicho eso antes. —Bueno volviendo al tema, querías decir algo. —Gracias, bueno, si será el mismo horario. —Claro eso no cambiara, mantendrás tú mismo trabajo o prefieres quedarte. —No. —dice al mover la cabeza. —Excelente, entonces no quisiera quitarle más el tiempo, imagino que es su hora de comida. —Si. —Muy bien se puede retirar señorita. —Gracias. —dijo Karina. Al solo retirarse de la oficina, yendo directo donde se encontraban sus demás compañeros. —Karina y ¿Qué paso? —le pregunta Lizbeth al verla. —Bueno comenzare desde mañana a trabajar en la plaza de Escutia. —No es cierto. Ella asiente. —Bueno a mi aun no me manda llamar, espero igual trabajar haya. Karina solo alza los hombros, sin saber qué es lo que pasara con su compañera. —Aquí tienes lo que pediste de comer. —Gracias. Karina solo había pedoda una torta sencilla, la cual come ahora con su jugo de naranja que también había llegado, al escuchar las conversaciones de los demás de quienes comenzaran a trabajar en la plaza, descubriendo que al igual ella, así fue hasta que debía volver al trabajo. —Lizbeth te espera en la oficina. —le dice Grecia. Lizbeth como Karina voltean a verse, a lo que contesta su amiga. —Si. —Suerte. —dice a su amiga viéndola ir directo a la oficina. Oliver continuo en el trabajo, entre atendiendo a los diferentes clientes que generalmente eran señoras y jóvenes. —¿Cómo vas? Él voltea al darse cuenta que quien pregunta, es su amigo Mauricio. —Mau viniste a visitarme o por trabajo. Mauricio, un hombre con pantalones y una playera estampada, con tenis, de cabello n***o despeinado. —No, gracias, debemos hablar. —Está bien, demos una vuelta. —No, preferirías que vayamos a tu oficina. —No lo creo, vamos. En eso que salen de lugar. —No se lo dirás a tu jefe. —Se lo diré después. Los dos se dirigen al carro, a lo que Mauricio sigue a él. —¿Cómo has estado? Mauricio. —Bien ya sabes, tu padre me tiene ocupado. —¿Cómo está mi mamá? —Bien, está ahorita en Cancún, pero siempre me pregunta mucho de ustedes. —Hablas con ella. —Si solo para ciertas cosas, ella está bien no te preocupes. Llegan hasta el auto, sube los dos a lo que Oliver comienza a manejar. —Bueno cuéntame lo que querías hablar conmigo. —De tu padre y hermano. —Bueno por quien quieras comenzar a contarme, ya que no serán ni buena ni mala noticia de los dos, porque ambos son muy parecidos en sus acciones. Respira Mauricio antes de comenzar a hablar. —El señor Juan, seguramente ya te dijeron que te estás en la mira. —Lo sé. —responde al dar vuelta. Y Mauricio dándose cuenta que él está molesto. —Bueno, está parte lo sabes, no tendría que repetirte las palabras que ya sabes. Oliver asiente al decir: —Y qué pasa con mi hermano. —Con Oscar está reuniendo a ciertas personas, para crear una especie de sociedad de gente importante. —Con qué propósito. —No lo ha querido decir, según lo hablara en la reunión donde se cree que asistirán cualquier tipo de personas valiosa, se cree que Catrina asistirá. —Pero no se había retirado. —Eso creo, pero según tu hermanito la encontró. —Bien por él. —Eso no es todo. —¿Qué sucede? —Lo hace a espaldas del señor Román. Había detenido el auto, mientras esperaba la luz verde del semáforo que aún se encontraba en rojo. —Es con la persona con quien trabaja. —Si no se el por qué, quizás quiera destruir no solo a tu padre, si no igual al señor Román. —En serio. —Si. —A veces desconozco a mi propio hermano, pero a todo esto porque debo saberlo, sabes que salí de ese ambiente, que piensas que yo puedo hacer. —Hablar con tu hermano. Oliver medio ríe. —Eso en que ayudaría. —Tal vez evitarías que suceda, porque si en algún momento tu padre o el mismo señor Román llegaran a saberlo, llegaran a matarlo solo por ser un traidor. —Lo pensare. —No tienes tiempo de pensarlo, debes hacerlo. —Eso no es lo único que debo pensarlo. —Que es lo ¿qué pasa? —le pregunta Mauricio. —No lo sabes. —De que me perdí. —Bueno me dijeron que mi papá piensa venir al negocio, porque me, “quiere ver”, y estoy pensando en verlo de nuevo, después de mucho tiempo que los dos no nos vemos. —Entiendo piensas en que él cause alguna escena. —Así es. —Debes pensarlo. —Si ya veré que debo hacer, ¿algo más? —termina preguntando. —Descubrió también tu papá que sales con alguien. —Solo que salgo con alguien. —Si ¿Por qué? —Solo quiero que le saques esa idea a mi papá. —Entonces si sales con alguien. —Sí, solo no quiero que pienses en involucrarla en algo. —No te preocupes. En eso que hablan de eso suena y vibra el teléfono de Oliver, él checa rápido quien le envió el mensaje, al leer y darse cuenta que fue Karina al decir: —Nos vemos en la casa, podrías comprar algo de jamón para agregar a la sopa fría. Él solo responde a ese mensaje. —Está bien amor, te veo en la casa. Después de recibir la respuesta de Oliver, no faltaba mucho para salir del trabajo, siendo que antes de irse debían ordenar sus cuentas, una vez terminado se despide, al ir para la salida se topa con el jefe Cesar. —Ya se va. —Si. —Viene en auto. —No manejo una moto. Él solo asiente. —Entonces vaya con cuidado señorita Karina. —Si gracias, hasta luego. —La veo mañana en el trabajo. —Claro. Ambos se vuelven a despedir saliendo de ahí, al ir hasta su moto a la cual sube y enciende manejando hacia casa, dirigiéndose al estacionamiento, dándose cuenta que el carro de Oliver no está aún, solo la estaciona, baja para de ahí ir hasta el elevador para ir al departamento. Oliver no tarda mucho en llegar, al parecer llego detrás de Karina, estaciona el jeep y se da cuenta que la moto está ahí, a lo que solo va en el ascensor para su piso. —Karina ya llegué. —Qué bueno que llegas, igual yo acabo de llegar. Los dos se saludan con un beso, al pedir ella el jamón que había hecho una sopa fría de codito con jamón. —Listo, la comida está lista. Ambos se prepararon tanto la mesa y los cubiertos, platos y los vasos con una jarra de agua de limón. —Cómo te fue hoy. —Bien y a ti. Es como Karina le habla de su nuevo jefe Cesar, y de que ahora trabajara en la plaza Escutia, donde se encuentra la nueva sucursal del castillo bines, mientras seguían comiendo, mientras la escuchaba igual pensaba en lo que haría mañana.
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