—A penas.
—Bueno hubiera salido yo directo para haya, solo que hay un deslave en uno de los caminos.
—Sera mejor en que llegues hasta mañana.
Los dos seguían hablando por el teléfono, Oliver le decía de haber vuelto ese día a la ciudad él estaría, solo que había un inconveniente.
—Eso creo todavía estoy viendo, pero cuéntame, cómo te fue con tus amigas.
Karina solo pensó sin decir nada, “es probable que se quede más tiempo en grana”, en eso ella le dijo:
—Muy bien, que malo que no estuviste porque al final también vinieron los muchachos.
—Cómo crees.
—Bueno solo Roberto, Jesús y Edgar amigo de Alejandra, solo ellos.
—Y fuiste con tu hermana.
—Si todos nos divertimos mucho y como te digo, no hace mucho llegamos a la casa, es por eso que cuando me llamaste estaba comiendo.
—Que no comieron allá.
—Si algo de pizza y pollo, pero estuvimos más disfrutando de los toboganes y demás atracciones del lugar, aunque si traíamos hambre, pero de comida, dime con quien te estás quedando o estas en un hotel.
—No estoy en un hotel, me quedo con un amigo.
—Qué bueno, entonces no te quedaste en casa de tú tío Oliver.
—No, a él le dije que me estaba quedando en un hotel.
—Pero hablaste con él.
Anteriormente ambos habían hablado sobre el viaje que haría Oliver a grana, solo que él había mencionado que se vería con su tío, nunca menciono el por qué lo vería, pero ella nada pregunto.
—Si ya hablé con él el miércoles pasado.
—Lo bueno que no tienes trabajos de payaso que cubrir.
Karina escucha reír a Oliver por el celular.
—En eso ahorita mi agenda está libre hasta que vuelva, pero ya mañana, vas al trabajo.
—A sí ya mañana.
—Quería pedirte un favor.
—Claro Oliver dime.
—Puedes ir a mi casa, es que tengo unos papeles.
—Quieres que te lo envié.
—No es eso, lo que necesito es que tengo el número de cuenta que necesito.
“Número de cuenta” piensa Karina.
—Es por eso que quieres que vaya a tu casa.
—Sí y no te preocupes, tengo la llave de la puerta oculta debajo de una maceta.
—Está bien. —dice al pensar en la maseta.
—Y solo ve a mi cuarto, en el buró esta unos papeles y en uno color azul esta anotado, solo envíame la foto.
—Si.
Los dos hablaros hasta desearse buenas noches, a lo que al colgar ella solo se quedó dormida, ya siendo muy temprano se levantó, tomo un baño para desayunar algo rápido y fue su madre quien fue a dejarla al trabajo.
Ya ahí comenzó a trabajar ordenando, mientras otros hacían limpieza y otras cosas, revisando cosas que apenas habían llegado, entre nuevos juguetes y los que ya debían salir.
Karina planeo que en su hora de comida saldría he iría a casa de Oliver, a revisar lo que él le había pedido, solo espero.
—Lisbeth saldré un momento, regreso en un rato.
—A sí claro no te tardes.
—No, claro que no.
Karina solo tomo su bolso y salió de ahí para tomar un taxi, diciéndole la dirección de donde llevarla, era como ir a casa de su amiga Nancy porque tanto ella como Oliver, viven en la misma cuadra.
—Gracias, aquí tiene. —dijo Karina al pagar.
Ella solo bajo y el sujeto se fue, estaba frente a la puerta de la casa de Oliver, miro las macetas recordando las palabras de su novio de lo que dijo, de donde se encontraba las llaves, en eso alza la maceta, pide que este ahí la llave, efectivamente lo está.
—Qué bueno. —dice ella al tomar la llave y abrir enseguida la puerta y entra.
Creyó que la casa estaría desordenada, pero en cambio para nada ordenada, aunque una que otra cosa desordenada era lo normal, y ya que no quería distraerse solo se dirigió a la habitación de él.
También algo ordenada, después de todo es un chico con sus colonias, en su buró ella solo busco el papel azul sobre su buró, que tenía algunos papeles más que ella ignoro, al hallar el que buscaba, le tomo la foto para que en ese mismo momento se lo envió.
Guardo el móvil decidió mirar el closet de él viendo, lo básico de ropa de hombre de chaquetas, camisas, chamarras etc.
—Hola. —dice al contestar al teléfono y escuchar a Oliver.
—Gracias nena.
—De nada.
—¿Dónde estás? —le pregunta él.
—Sigo en tu casa.
—En serio.
—Si. —responde ella al estar pasando cada ropa que cuelgan de los ganchos.
—Bueno, ya conociste mi casa.
—Sí y he encontrado tu traje de payaso. —le dice al olerlo y percibir la colonia de piña.
—Bueno, es uno de los que guardo en mi armario.
—Tienes otro más.
—Si debe estar ahí también.
—Bueno debo cortar porque debo volver al trabajo.
—Está bien y quédate con la llave.
—A sí ok, te hablo después.
—Si.
—Espera, sabes qué día regresaras.
—Me parece que mañana, de todos modos, te aviso.
—Bueno adiós, cuídate.
—Igual tú, te quiero.
—Igual yo. —dijo Karina la colgar y guardar el teléfono.
Salió del cuarto para salir nada más de la casa, ignorando de ir a la cocina u otra parte de la casa, quedándose con la llave.
Solo tomo otro taxi volviendo al trabajo, al verla su compañera y solo faltaba algunos minutos para empezar a trabajar.
—¿Cómo te fue?
—Bien, creo que no me tarde mucho.
Lisbeth negó con la cabeza.
—La verdad no a, ¿Dónde fuiste? —pregunto.
En eso le cuenta más o menos, no realmente todo, solo unas cosas y es como solo vuelven a sus respectivos puestos a trabajar.
Karina atiende a algunos niños que vienen a buscar sus premios, con los puntos que obtuvieron de los juegos, mientras, se encuentra haciendo eso para después verlos irse algo contentos, estando un rato ella sola entretenida mirando un rato su celular.
Al mirar la foto que hace un rato tomo del papel azul, viendo los diferentes números, que no imagina que significaran realmente.
Al recibir la foto y mirarla es como enseguida él se lo agradece a ella, para después de despedirse.
—Tienes el número. —le dice Bernardo su amigo.
—Si ya lo tengo.
—Entonces piensas hacerlo.
—Si.
Su plan era que ese número sí que era importante tenerlo, porque era la contraseña de banco donde tenía cierto número de dinero que es de su padre y que él podría sacarlo cuando quisiera, no necesitaba una tarjeta, al ser que el banco conocía a la familia Castillo.
Así es como Bernardo y Oliver se conectaron desde la computadora, pasar dinero de una cuenta a la otra, están en eso, le dice Bernardo.
—Y de esto no sabe nada tu novia.
—Prefiero que ella no lo sepa, este fuera de esto.
—Y el señor Isaías te dijo como encontrar a Oscar.
—La verdad, no pregunte mucho de él.
—Bueno lo puedo entender, después de que te revelo que Catrina es aijada del señor Román, imagino que no seguirás buscándola.
Oliver no contesta a eso, aunque si dice algo.
—Claro que sí.
—Bueno, será más complicado.
—Porque lo seria.
—Si por algún modo él lo sabe, no dejara que la encuentres.
Oliver medio ríe al escuchar a su amigo.
—Eso sería bueno.
—Bueno que Román se entrometa, no piensas ni un poco en lo que tu padre hará al saberlo.
—Bernardo, desde que salí de mi casa me prometí que ya no me importaría la opinión de mi padre, y me da igual, de todos modos, soy un payaso como muchos trucos.
Bernardo ya no comento más del tema, y solo esperaron a que el dinero se traspasara.