—En serio Bruno, está bien me alegra, aunque lo que me sorprendió es que vivan juntos, pero felicidades amigo.
Karina y Bruno estaban hablando, encontrándose en la cafetería, al ser que ayer por la noche su amigo la llamó por teléfono invitándola a desayunar.
La plática ya había avanzado, escuchando a su amigo algo penoso de que ella se haya dado cuenta de su relación con Sofía, al ser Karina estuvo con Bruno, cuándo había terminado Sofía con él.
—Bueno, mi mamá al principio no le gustó la idea, pero respeto mi decisión.
Karina mueve la cabeza, entendiendo el por qué la actitud de su mamá, porque más que nada principalmente vio esa reacción de rompimiento en su hijo.
—Bueno, dime en donde vives ahora.
—Ambos rentamos un departamento en la colonia Tamarindo.
—Muy céntrico.
—Si es que el trabajo de Sofía está cerca de ahí.
—Y creo que el tuyo a unas cuadras.
—La verdad no, mi trabajo queda algo más lejos, pero veo que Oliver y tú también viven juntos.
Karina se ríe al negar y decir:
—No, no vivimos juntos, lo dices por esa vez en el súper.
—Sí.
—No esa vez fui a recoger a Oliver, porque había regresado de grana.
—Que, fue a grana.
—Si hace unos días y pensando en grana, deberíamos ir a la elotada en casa de Nadia. —dijo Karina al tomar su capuchino.
—Si verdad, solo que debemos hablarle por teléfono.
—Bueno hable con Nadia.
—Y ella que es lo que te dijo.
—Bueno ella está bien, le hable que queremos ir a grana a verla e ir a la elotada en su casa, que irías tú y yo con nuestras parejas, claro que acepto, solo que debemos decidir qué día nos vamos a ir y cuanto nos quedaríamos.
—Porque no nos reunimos a la hora de la comida.
—Buena idea.
—Que sucede, quedaste de comer con tu familia o Oliver.
—No es eso, es que yo quede de ver con mi amiga Lisbeth y aparte Oliver también está ocupado con sus cosas, es mejor vernos otro día, comer y así hablamos de cuando ir a grana, ya que todos tenemos nuestros trabajos.
—Bueno se lo comentare a Sofía, y de todos modos te hablo.
—Si está bien. —dice al mirar la hora en su celular.
—¿Que paso? —le pregunta Bruno.
—Nada solo quería saber qué hora era, que vas a hacer ahorita.
—La verdad ahorita no, pensé en ir a mi casa a ver a mi mamá, pero si quieres darle un paseo al centro.
—Si.
En eso Bruno pide la cuenta, la cual paga para después salir los dos de la cafetería, para de ahí subir al carro de Bruno.
—Entonces traías el auto de Oliver.
—Un tiempo.
—Entonces ya no.
—No, ahorita él lo trae.
Asiente Bruno al estar manejar, en eso recibe una llamada que contesta utilizando sus auriculares, mientras habla con alguien que Karina escuchas algunas cosas de esa conversación, al notar que enseguida hay una segunda llamada.
—Hola amor. —dice él.
Karina sabe que es Sofía, quien es la segunda llamada con quien habla, más que con el primer contacto, que lo llamo desde al principio.
—Si mi amor entonces en un rato te llamo, es que tengo otra llamada en espera.
Es como Karina escucha que se despide él, mientras ella se encuentra mirando por la ventana y su teléfono, a lo que su amigo sigue hablando por teléfono.
—¿Trabajo? —pregunto Karina.
—No, era Flavio.
—Flavio.
—Si me decía que los muchachos se van a reunir en su casa, y me estaba invitado, ¿Quieres venir? —le dice él.
—Gracias, pero creo que solo será una reunión de puros chicos, ve a divertirte con ellos.
—Si.
En eso Bruno se estaciona y bajan los dos, al estar caminando por las calles pasando entre las tiendas hasta llegar a la fuente del centro, con algunas bancas cerca que hay, en eso se sentaron mirando a los pájaros bajar, volando, comiendo migajas de pan que a veces arrojan las personas como los niños.
—Recuerdas cuando...
Comienza a comentar, al pensar cuando eran unos adolescentes de secundaria que se fueron de pinta, que anduvieron donde están ahora para después ir al cine, y comer algunas hamburguesas.
—Cierto, por suerte nadie nos cacho esa vez.
—Sí, pero regañisa con nuestros papás de que nos fuimos de pinta.
—Sí y eso que solo fue una vez, y era importante, debíamos ver esa película.
—Deberíamos ver esa película de nuevo.
—Sí, pero cuando y en qué casa, aunque espera, sería bueno verla en su departamento, es nuevo y seria como una inauguración, aparte podríamos ya quedar de acuerdo con eso de ir a grane.
—Claro, se lo diré a Sofía.
—Igual se lo comentare a Oliver y vemos todo eso, ya con el plan que decidamos se lo diré a Nadia.
De ahí se compraron unos vasos de frutas que empezaron a comer, volviendo a sentarse en la misma banca en la que se habían sentado.
—Sabes lo mucho que me gustan las tunas.
—Es por eso que compraste un vaso solo tunas.
—Que casi nunca encuentro.
En eso piensa en molestarla, quitándole la tuna de su vaso.
—No Bruno, deja mis tunas y acábate lo tuyo.
Así los dos se encuentra en un pequeño debate, entre quitar y no dejarlo, hasta que se la comió ella.
—Listo, no tienes que quitarme.
Ellos comienzan a reír, hasta que Karina mira el reloj.
—Lo siento debo irme.
—Deja que vaya a dejarte en el auto.
—En serio.
—Claro, para que no estés tomando el bus.
—Si.
Ambos se van arrojando sus vasos vacíos al bote de basura, para de ahí ir hasta el carro y subir, mientras ya están dentro Karina le dice a donde debe ir, mientras él se encuentra manejando.
—Te verás con esta amiga tuya, que es tu compañera de trabajo.
—Si.
—Me gustaría conocer a tu compañera.
—A mi igual me gustaría Bruno, pero no iras a casa de Flavio.
—Cierto, será entonces la próxima vez.
—Si solo déjame aquí sí.
—Pero vas a caminare, segura que quieres que te deje aquí. —dice Bruno al verse detenido en un lugar que no es común de visitar, al ser que no es un lugar poco recomendable, siendo el área que es.
—No te preocupes, debo irme y me gusto que habláramos, ya sabes, llámame para lo que quieras.
Los dos se despidieron, ella bajo diciendo adiós con la mano a su amigo, al ver que se va ya desapareciendo el coche de Bruno, suspiro, sabe que ha mentido de que no se vería con Lisbeth, si no que con su amigo Chava, quien hace unas noches hablaron por teléfono de acuerdo de verse.
Karina se dirigió a un pequeño bar donde entro, buscando con la mirada a su amigo Chava, a quien no vio, decidió sentarse en una de las sillas que estaban cerca de la barra, pidiendo de beber una limonada solamente.
—Karina llegaste.
—Hola Salvador.
Los dos se saludan.
—Ven, vamos a sentarnos haya.
Karina solo acepto a lo que ambos van a sentarse.
—Bueno Chava, que querías hablar conmigo, porque dijiste que es importante.
—Sé que te gusta ir al grano, es por eso que debo decirte que un tal Castillo te continúa buscando.
Ella piensa en Grey, el apodo de uno de los hijos de la familia Castillo.
—Sabes muy bien que es difícil en hallarme, lo sabes bien, solo hay una forma de encontrarme.
—Claro, tu padrino.
—Y tú como también D que agradezco mucho que no lo digan, porque saben cómo mi padrino, D y tú que no pienso volver a esas mismas andadas.
—Lo sé, ellos lo saben, pero no debo mentir, se te extraña, por dios Karina nadie más ha podido hacer y controlar como tú lo haces.
—Crees que no lo sé, pero solo fue un hobby para mí, del cual gracias a dios mis seres queridos no saben nada, y solo quiero mantenerlo así.
—Teniendo una vida ordinaria.
—Así es y me gusta, porque todos lo saben y si no mal recuerdas, yo te lo dije, si en algún caso intentan dañarme o hacer que vuelvan sin respetar mi decisión, dejare que todo lo que se saldrá a la luz.
—Lo sabe tu padrino.
—Sí y sabe que puedo llegar a destruirlo, es por eso que es mi ficha más fuerte y sabe bien que yo no estoy jugando, aunque me envíen las invitaciones que quieran, nunca asistiré a ellas, agradece que vine a reunirme contigo, porque dijiste que sería importante.
—Es bueno verte, pero lo tenías que saber de quién te busca, y veo que no te preocupa que sea un Castillo.
Karina mueve la cabeza.
—Los dos sabemos bien que esa familia está tan desequilibrada por ese padre.
Chava sabía bien a lo que se refería ella, conocía al señor Luis Antonio Castillo, un hombre perverso y vil hombre.
—Estás segura que tu padrino te cuidara.
Ella solo sonrió levemente, al reír un poco, siguieron hablando cambiando de tema.