Iba manejando Oliver dirigiéndose a la casa de Bruno, al ser que Karina como él, se reunirían con Sofía y Bruno en su departamento.
En primera, verían aquella película antigua con algo de palomitas y botanas, con la idea de Karina de hablar y saber de ir a grana.
—Mañana debo asistir a un cumpleaños.
—A sí, Gina te aviso.
—No, me presentare sin ellos.
—Puedo ir yo, me gustaría ver tu show.
—En serio.
—Claro, me gustaría mucho verte en acción.
—Bueno.
—De quien es cumpleaños.
—De una niña de 7 años que se llama Viridiana.
—Está bien. —responde ella.
Mientras él le comenta sobre la hora que será.
—Abre la guantera, parece que hay guarde la invitación de cumpleaños que su padre me dio.
Karina lo hace al decir:
—Conoces al señor.
—Si, por Rangel quien me recomendó.
—Y porque ya no lo hicieron los tres juntos.
—Tienen cosas pendientes y no podían presentarse.
—Entonces esta no es la primera vez que lo haces solo.
—No, casi siempre trabajo solo.
—Y tus padres que dicen que eres payaso. —le dice al voltear a verlo, esperando a que responda algo, siendo que cada que toca el tema de la familia de él solo desvía el tema.
—Bueno, cuando lo supo mi padre no estuvo nada de acuerdo, en cambio mi madre me apoyo, aunque sabía que mi papá no lo aceptaría, comencé eso de mis 15 años que después lo dejo por él.
—Y lo retomaste ahora.
—Sí, decidí independizarme y volver a ser payaso mientras obtenía un trabajo.
—Pero te mantuviste bien trabajando de payaso, aunque te dio de comer.
—Sí, pero estuvo duro hasta que pude conseguir el trabajo en la tienda de telas.
Ella solo asintió, mirando por un rato la invitación que tiene en sus manos, colorido con palabras algo grandes con el nombre de la cumpleañera.
—Es por eso que me dices que no tienes mucho viviendo en esa casa que rentas.
—Karina, debo decir que no rento la casa.
Karina voltea a verlo escéptica.
—Más que nada me presta la casa mi amigo Alejandro, le cuido su casa, él me envía dinero para pagar su luz y demás de la casa.
—Pues esos son amigos verdaderos.
—Lo sé y se lo agradezco mucho, es un muy buen amigo. —dice Oliver al dar vuelta.
—Dice en la invitación que la fiesta de cumpleaños es el próximo viernes.
—Si amor, ¿Por qué? —pregunta él.
—Por lo que iremos a grana.
—Podemos ir y volver ya que la fiesta es el viernes, oye dijiste que el departamento queda por aquí.
—Si espera. —dice Karina.
Al checar por su teléfono atreves del mapa y decir:
—Si ya estamos cerca.
Karina le muestra, él checa rápido a lo que a continuación están mucho más cerca, entrando al estacionamiento de ese edificio de departamentos.
Ahora está en el ascensor subiendo para llegar al pasillo, para solo buscar el número de puerta del departamento de su amigo Bruno.
—No es cierto, Martha no pienso ir esta vez.
—Rolando, va estar buena la fiesta.
—No, recuerdas la última fiesta que hizo en su casa, casi la policía nos atrapa.
—Cierto y sus padres tuvieron que regresar antes.
Nunca sabes con quienes o qué tipo de conversación se escucharía en un elevador, como en el que se encuentran Oliver y Karina, escuchando con ciertas miradas entre los dos llevando una bolsa blanca, con varias botanas.
Eran dos adolescentes, continuaban hablando de aquella Martha y su fiesta alocada, en cambio ellos nada decían, solo se escuchaban las voces de esos dos muchachos, hasta que se detuvo abriendo la puerta de par en par, Karina como Oliver salieron.
—Me parece que esos dos van más arriba.
—Yo lo que quiero saber dónde queda la casa de Martha.
Karina solo ríe al comentario Oliver, al caminar en ese gran pasillo encontrando la puerta, enseguida tocan a la puerta mientras su novio dice:
—Debes saber que en mi adolescencia no fui tan bien portado de dormir temprano, siempre salía de fiesta.
—Cómo crees, eras bien fiestón.
Oliver asentía con la cabeza nada más.
—Hola llegaron.
—Hola Sofía. —dice Karina con una sonrisa.
Sofía los invita a pasar, tomando de Karina la bolsa que trae, los dos entran mirando el gran departamento amueblado con paredes color azul oscuro.
—Pero siéntanse, enseguida Bruno viene.
—Si. —responden ambos al sentarse.
—Ya llegaron. —dice Bruno.
—Si están en la sala. —responde Sofía.
Al ser que los dos están en la cocina, en eso aparece Karina.
—Sofía, no quieres que te ayude.
—Karina.
—Bruno hola.
Ellos dos se saludan.
—Voy a saludar a Oliver.
—Si. —le dicen las dos.
Él sale de la cocina a ir a saludar a Oliver, ellas se quedan en la cocina ayudándose mutuamente, con unos tazones hondos donde se pondrán las papas fritas.
—Y Bruno te hablo de ir a grana.
—A sí a casa de su amiga Nadia.
—Si a la elotada, en casa de ella.
—Si estábamos viendo que día podemos ir.
—Bueno ahorita con Oliver y Bruno lo hablamos. —dice Karina.
En eso que está servido, toman cada una el tazón yendo ambas para la sala de estar.
—Amor, puedes traer el refresco y los vasos que deje en la cocina. —dijo Sofía.
A lo que enseguida acepta al irse enseguida a la cocina, por eso solo los tres se quedan ahí, mientras Bruno vuelve con eso.
—La película la tengo aquí.
Karina les comenta a ellos dos que la película que están por ver, fue exitosa cuando Bruno y ella iban en secundaria.
—Si vez por eso que la vez de su estreno no pudimos ir, por lo que había escuela, es por eso que al día siguiente en la escuela nos fuimos de pinta, todo para ver esa película. —dijo Bruno llegando con el refresco y los vasos.
Ya todo listo empezó la película, ya acomodados al sillón habían decidido verla, para después hablar sobre el tema de ir a grana.
Les gusto haberla visto, hablaban de ella mientras están sentados frente a la mesa, comiendo unos deliciosos tacos fritos de pollo, mientras escuchan a Bruno que dice:
—Podríamos ir ese día. —dice Bruno.
Entre todos eligieron un día para irse a grana, aunque se estaban poniendo de acuerdo de no ir precisamente ese día, si no era mejor irse el día que había dicho Sofía, pero aun con eso decían decidiéndolo.
—Porque no mañana, salgamos para grana y volvemos hasta el jueves. —les dice Oliver.
—Claro que, si tienen algún compromiso para mañana, porque yo estoy de acuerdo de irnos mañana para grana. —dice Karina.
Siendo que de su trabajo se tomaría su descanso, al ser que hace unos días tomo sus descansos, que hace unas semanas no toma.
—Yo igual estoy de acuerdo de irnos mañana a grana, amor que decides. —dice Sofía.
—Está bien, mañana debemos irnos muy temprano.
—Claro en suburban o viajamos en uno de nuestros carros. —dice Karina.
Lo pensaron un poco, siendo que el auto de Bruno es algo no muy grande, y el de Oliver si es más grande.
—Es mejor que nos vayamos en tu jeep Oliver.
—Claro, por mí no hay problema.
Es como ambas parejas quedaron de acuerdo de ir a grana la mañana siguiente, aunque se quedaron un rato más con ellos Karina y Oliver, hablando de otras cosas.
—Aló. —dijo Oliver.
Había recibido una llamada por su celular, que se encontraba contestando estando solo en la sala.
—Oliver hola son Ale.
—Alejandro, ¿Cómo estás? —le pregunta enseguida.
—Bien amigo sigo en Acapulco y ¿tu?
—Bien gracias, pero dime.
—Quiero preguntarte, has recibido un paquete de Perú.
—La verdad amigo no y ahora no me encuentro en la casa.
—A está bien, bueno no sé si hoy o mañana recibas el paquete, te pido me avises cuando llegue.
—Claro Alejandro, en cuanto llegue te avisare, aun no sabes cuándo vendrás a la ciudad.
—No lo sé amigo estoy, cargado de mucho trabajo aquí.
—Bueno no te preocupes tu casa y yo estamos bien.
Ríen un poco siguiendo hablando por teléfono, Karina solo voltea a ver a Oliver que sigue charlando con quien lo llamo, viéndolo reír.
—Cuídate amigo. —dice Oliver a despedirse de su amigo al colgar.
En eso Oliver voltea a ver dónde está Karina, al ver que está sola a la mesa, él se acerca a ella enseguida.
—Karina debemos irnos.
—Está bien, sucede algo.
—No, solo que fue mi amigo Alejandro quien me llamo por teléfono.
Ella piensa, “Alejandro”, solo asiente al decir:
—Es el que te dejo quedarte en la casa.
—Si él me dijo que recibiré un paquete de Perú, hoy o mañana, pero quiero ver si no haya llegado, porque desde muy temprano salí de la casa.
—Si.
Al ver a Bruno y Sofía, Oliver enseguida les comento que debían irse por un asunto de Oliver, ellos claro que entendieron a lo que se despidieron enseguida, al ir rápido al jeep que se encuentra manejando Oliver.
—Me habías dicho que trabaja como fotógrafo.
—Sí y aún no sabe cuándo venirse a la ciudad, me parece que se quedara más tiempo en Acapulco.
En eso que sigue manejando para llegar a la casa, Karina nota un poco de angustia en Oliver.
—Tranquilo amor.
—Lo siento.
—Solo mantén la calma, imagino que debe ser importante.
—Lo es.
Ella quiso preguntar más, pero no lo hizo.