No es importante.

1803 Words
Bajaba las escaleras, ya lista, vestida de pantalones de mezclillas, botines, blusa verde y con su chaqueta negra con bolsillos, al ver a Bruno con sus lentes negros. —No escuche cuando llegaste. —Apenas acabo de llegar. —Nos vamos. —dijo Karina. Bruno asintió. —Solo me despido de mi mamá. —Si. Ambos deciden despedirse. —No llegues tan tarde. —No llegare tarde mamá. —Vayan con cuidado. —Si. —responden ambos. Suben al auto. —Entonces nos vamos a ver con ellos en el bar. —Sí, y que te dijo tu amigo Oliver. —Igual llegara al bar, pero dime que tal te va en tu trabajo. —Muy bien, la verdad algo pesado. —Lo imagino. —E imagino que el tuyo igual. Karina ríe moviendo la cabeza. —Eso espero. —Bueno dejaste el trabajo del parque de diversiones, para estar en el castillo binas, pero no es el mismo pago. —La verdad si, solo que está más cerca de casa. —Eso lo sé, pero estabas bien trabajando ahí. —Sí, pero prefiero estar cerca de casa. Bruno medio sonríe al voltear a verla, viendo que el celular de ella está sonando y solo ignora la llamada, con solo colgar. —Porque ignoras esa llamada. —Nada importante Bruno, no me mires de esa forma, créeme no es nada importante, solo vamos a divertirnos. Bruno acepto sin volver a hacer otra pregunta, no falta en llegar al bar, a lo que él estaciona el carro, bajan yéndose juntos directo hacia el bar, donde se encuentran con sus amigos. —Alejandra. —dice Karina al saludarla. Alejandra, una chica morena, con su vestido color azul, con zapatos de tacón, saludando feliz a Karina y Bruno, igual que Roberto, Jesús y Carolina se saludan con mucha alegría, nota ella que no ve a Oliver. —Buscas a alguien. —le dice Carolina, quien viene en pantalones n***o de cuero, con una blusa del mismo color, solo con detalles. —Solo me fijaba si había llegado mi amigo, me parece que llegara más tarde. —Si ahora cuéntame, como que trabajabas en el parque valle roble, y ahora lo dejas para trabajar en la sala de juegos del castillo binas. —Carolina me conoces, siempre busco trabajos cerca de casa. —Lo sé, aunque cuando es trabajo que tu padre elige, ahí cambia la cosa. —Exacto. —No has pensado volver a independizarte. Karina niega. —No, me gusta estar con mis padres y mi hermana, la verdad no tengo pensado hacerlo de nuevo, quizás lo hare, pero dejaría pasar un buen tiempo para volver a mi departamento. —Qué hiciste con tú departamento, que creo que tus padres te compraron o me equivoco. —Si por ahora rento ese departamento. —Entonces porque trabajaras en el castillo binas. —Porque no solo puedo vivir rentando ese departamento, necesito ingresos no solo para ayudar en mi casa, sino para mi igual mantenerme, a parte me gusta trabajar cerca de casa, es por lo que cambie de trabajo. —Yo lo imagine. —dice Alejandra. Karina medio ríe, sus amigos conocían ese lado suyo de ella. —Y los chicos. —dice Carolina. —Fueron por las bebidas. Solo se encontraban las tres sentadas platicando de otras cosas, riendo con lo que Alejandra comentaba. —Me disculpan. —dice Alejandra, al ver que ha recibido una llamada, que al contestar se aleja un poco. Ellas asienten, Carolina esta por decirle algo a Karina. —Karina. Ella voltea dándose cuenta que es Oliver, lo saluda enseguida al decir: —Oliver llegaste, mira te presento a mi amiga Carolina. —Hola. —dice Carolina, al estrechar la mano de Oliver. —Hola soy Oliver. También llegan los demás, Karina presento a su amigo Oliver con los demás. —Bueno ya nos conocemos. —dijo Oliver, al estrechar la mano de Bruno. Al igual Bruno lo saludo, todos se quedaron bebiendo conociendo a Oliver. —Recuerdan a Nancy. —Si. —contestan los demás. —A pues en el cumpleaños del hermano de Nancy, es donde lo conocimos. —Si. —dice Bruno. —En que trabajas. —le dice Alejandra. —Trabajo en la tienda de telas Tase de la calle Late. Se encontraban diciendo esto sobre trabajo, hasta que Jesús menciona en ese momento. —Dejemos de hablar de trabajo, vamos a jugar a la mesa de billar. Enseguida aceptaron en jugar, se dirigen a una de las mesas a tomar cada uno su taco para comenzar a jugar, al decidir apostar algo de dinero. —Quien se anima. —dice Roberto. Algunos asienten, otros niegan. —Porque no Alejandra. —le dice Bruno. —No saben cómo me fue la última vez que jugué con ustedes, me aniquilaron. Escuchar eso Oliver le sorprende a lo que Jesús explica. —Es cierto, la última vez que ella jugo perdió rápido. —Lo llevaremos calmado. —dice Bruno. Alejandra niega con la cabeza, a lo que se quedan jugando al ser que solo juegan Jesús, Roberto, Bruno, Oliver y Karina se encuentran pegando, lanzando hasta tirar la bola negra, entre ganando o perdiendo, entre risa al ser que ella es la que se encuentra ganando. —Como van. —dice Carolina. —Nos van ganando Karina. —dice Jesús. Carolina comienza a reír y mover la cabeza, igual que Alejandra terminando el juego. —Ahora juguemos solo nosotros y aumentemos la apuesta. Roberto y Bruno responden: —De acuerdo. Nota Oliver, Karina y los demás a Carolina, que no está muy feliz de la idea que su propio novio a dicho, al final de nuevo empezaron a jugar, ya que gano el anterior Karina. Karina se les queda viendo el juego, cuando de repente pareciera que Bruno y Oliver compiten entre ellos, algo que deja confundidos a los demás. —Iré a beber algo de soda, que gane el mejor. —dice Karina al alejarse. —¿Que paso? —pregunta Alejandra. —Ellos se ponen raros al jugar, ahorita Oliver y Bruno parecen alocados. Algo que causa que ellas rían. —Cuando se ponen a jugar de esa forma, no me gusta que Jesús lo haga. —dice Carolina. —No quieres perder dinero. —dijo Alejandra. Alejandra siempre habla con la verdad, cuando alguien no quiere decirlo. —No solo es eso. —Carolina, Jesús es apostador. —dice Karina. —Seré sincera chicas, estas últimas noches ha salido Jesús y vuelve tarde, dice que es porque tiene trabajo y debe quedarse en la oficina. Así las dos escuchaban a Carolina. —Crees que sea eso. —Alejandra, no vengas a insinuar que Jesús este engañando a Carolina, lo conocemos y él no sería capaz de eso, la pregunta es, te has dado cuenta que falte dinero. —Sí, y tengo miedo que sea eso. —Lo has confrontando. —le dice Alejandra. —Sí y lo peor de eso, es que solo nos hace pelearnos y no llegar a una solución. Las chicas no sabían que decir a eso, en primera Alejandra como Karina eran solteras, y no podían comparar alguna relación pasada con la de ellos, al ser que los dos llevan más que tres años juntos, una relación que ellas nunca han llevado tan serio. —Piensas en buscar ayuda. —dice Alejandra. —Eso creo, pero se enojará. —Eso no importa Carolina, eso lo ayudara. —No estoy en contra de buscar ayuda, me sorprende que sea Luis así, lo conocemos desde que cursamos la secundaria y que sea un apostador no lo imagino, miren los chicos juegan, claro algo emocionados y riéndose de ellos, yo te sugiero hablar con él antes de hacer cualquier cosa, por dios ya van a cumplir cuatro años y medio de relación, nadie más que tú lo conoce. —Si lo sé. Miraron hacia la mesa de billar, donde ellos jugaban. —Iré a decirles a los muchachos, si nos vamos a alguna discoteca. —Si. —responden Carolina y Karina, al ver ir hacia allá a Alejandra. —Carolina, en serio crees que Luis sea un apostador. —No te engañare, lo he pensado. —No estás segura realmente. Ella niega con la cabeza. —Si estamos por cumplir casi los cuatro años y medio, vivimos juntos, pero darme cuenta que el problema es perder dinero por sus apuestas, prefiero eso a que el me engañe con alguien más. —Esa duda Alejandra te lo sembró, Jesús no sería tan idiota de hacerlo para arruinar una relación de tantos años. —Hablare con él, y lo que deba ser lo aceptare. —Debes saber que ambos tienen mi apoyo. —Gracias. En ese momento suena el teléfono de Karina, al leer de quien se piensa en colgar de nuevo, lo ha evitado toda la semana desde que se dio cuenta en su correo de aquella invitación que recibió, que por suerte no se dio cuenta Bruno, y después la insistencia de Chava al teléfono. —Me disculpas, debo contestar. —Claro, no te preocupes. Karina se aleja de la mesa, yendo a un rincón donde no se escucha el ruido escandaloso de otras personas, y la música que se escucha. —Bueno. —dice ella. —Hasta que me contestas Catrina. —No me llames así. —No puedo evitarlo. —¿Dónde estás? —pregunta. —En Margo. —Si se dónde, dime el por qué la insistencia de llamarme. —Recibiste la invitación. —¿Cual? —pregunta. —Para asistir en Abasí. —No lo sé, no he revisado mi correo electrónico. —Y Karina. —dice Bruno. —Tuvo que contestar una llamada. Bruno como Oliver voltean buscando con la mirada a Karina, viendo que no la ven a los dos le extraña. Porque desde que Oliver llego y vio a Karina, pensó por un momento en lo que le dijo Raúl, sobre la tal Catrina que él asegura que debió de confundirse de persona, reconoce que ese ambiente de tecnología no lo conoce mucho, no cree que sea ella. —Ella ya viene. —dice Roberto, al ver que Karina venia. —Perdón nos vamos. —Si. Se dividieron al ser que Bruno y Jesús eran los únicos que traían auto, a lo que se dividieron yendo en el carro de Jesús Carolina, Alejandra y Roberto en el de Bruno, Karina y Oliver, todos suben a los coches. —Kari y ¿Quién te hablo? —le pregunta Bruno. —Greta. —dijo mintiendo, no quiso decir nada de quien era. Solo subió al carro igual que Oliver y Bruno. Al pensar Oliver, “realmente no es ella, solo fue una confusión que ella lo sea”.
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