Victoria Cassano. –Disculpe señorita ¿Se encuentra bien?–me pregunta, las palabras parecen atascadas mi boca, solo podía llorar. –¿Está sola? ¿Quiere que la lleve a alguna parte o llame a alguien para que la vengan a buscar? –yo asiento y respondo. –¿Puede ver si encuentra a mi chófer, por favor? Se llama Gabriel.–él asiente e iba a buscarlo, pero cuando veo a Arturo asomado buscándome, lo llamo de inmediato. No se quién es y si luego iba a matarme, pero debo salir de aquí lo antes posible y él parece ser mi única solución. –Disculpe, ¿Puede llevarme usted? Ahora recuerdo que le dije a mi chófer que se fuera.–el hombre voltea y asiente, me tiende la mano para ayudarme a levantar y puedo ver a Arturo acercándose en nuestra dirección. –¡Mierda! –exclamo en desaprobación. –¿Sucede algo?