[MATEO]
Dos cafés, croissants, y fruta para desayunar, la observo revisando su celular totalmente concentrada y me pregunto que tanto mirara. —¿todo en orden? — cuestiono y de inmediato deja el teléfono sobre la mesa y me mira.
—Si, lo siento, solo respondía unos correos electrónicos del trabajo. — responde y bebe otro sorbo de su café. —creía que sería usted el que estaría con el celular durante todo el desayuno. — comenta de la nada y sonrió.
—Vine aquí queriendo escapar de los problemas y el celular en parte es lo que puede trasmitirlos, así que decidí apagarlo durante mi estadía en Las Vegas. — explico y entrecierra los ojos.
—Con todo respeto, pero ¿Qué empresario tiene su celular apagado durante una semana? — cuestiona haciéndome reír.
—Yo, además decidí que serán dos semanas y no una las que me quedare aquí. — le informo y puedo notar como su rostro se transforma por completo.
—¿Dos semanas? — pregunta como asegurándose que no es un juego de su imaginación.
—Dos. — rebato y continúo desayunando.
Debo admitir que Julieta Montiel pareciera ser todo un misterio por descubrir, es elegante, sofisticada, educada, pero a la vez trabaja en un ambiente como este donde no dudo que habrá recibido propuestas indecentes de parte de algún que otro cliente, «¿Por qué trabajara aquí? Me niego a creer que es tan solo por el dinero, una mujer como ella seguramente podría encontrar muchísimas más oportunidades que esta.»
—¿Puedo preguntar porque tomo esa decisión señor Montenegro? — indaga y la verdad es que decirle que quiero huir de los intentos de reconquista de Sara no es una opción.
—Simplemente quiero algo de paz, además, creo que contigo conoceré Las Vegas como nunca lo hice antes. — miento, aunque parte de lo que le dije es verdad, creo que ella me hará conocer cosas que nunca vi antes en esta ciudad.
Julieta simplemente me mira y sonríe levemente, no estoy muy claro si le agrada o no el hecho de trabajar para mi durante dos semanas y no una, quizás tenía otros planes, «¿Y si tiene novio y le estoy arruinando algún viaje romántico?»
—Claro, conozco esta ciudad como la palma de mi mano, solo debe decirme que tipo de actividades le interesan. — comenta y continúa desayunando.
Le doy otro sorbo a mi café sin apartar mi mirada de ella e intento descubrir que misterios hay detrás suyo, pero es imposible, es toda una profesional y no cambia su postura ante mis palabras. Dejo la taza sobre la mesa, me acomodo un poco mejor en la silla y la sigo mirando —¿Qué es lo la señorita Montiel me recomendaría hacer? — cuestiono.
Ella de inmediato saca su Tablet de su bolso y empieza a buscar algo —según mis notas, no quiere sugerencias de shows, conciertos ni restaurantes. — explica.
—Exacto. —
—Bueno, entonces puedo recomendarle unos magníficos campos de golf, si es que le gusta este deporte claro… también los mejores casinos para jugar póker, blackjack, ruleta, o dados, según lo que usted guste… se me ocurre también recomendarle algunos spas, piscinas, clubes de día, discotecas… podría llevarlo a algunas excursiones a las afueras de la ciudad o incluso cerca del estado… y muchísimas otras actividades más. — propone y la mayoría de las opciones me gustan.
—¿Y tú que quisieras hacer? — le pregunto mirándola fijamente.
Sus ojos marrones se cruzan con los míos —aquí no se trata de lo que yo quiera hacer, sino de lo que usted quiera hacer. — responde firme haciéndome sonreír.
Lentamente me inclino un poco hacia la mesa acortando la distancia —Señorita Montiel, yo viaje por todo el mundo, conozco los sitios más increíbles de todos y los mejores restaurantes, spas, campos de golf y todo lo que puedas imaginar… yo no estoy aquí para ser un turista más, estoy aquí para divertirme, para despejarme y olvidarme de todo, vuelvo y repito mi pregunta, ¿Qué es lo que tu quisieras hacer? — le pregunto una vez más y parece haberse puesto nerviosa.
Puedo notar que la hice salir de su zona de confort, de que no estaba preparada para ser ella quien guiara lo que haremos estos días —¿de verdad quiere que lo lleve a los lugares que a mí me gustan? —
—Si. — respondo sin dudarlo ni un segundo.
—¿Y si no le gusta? —
—Volveré a ser yo quien elija donde ir. — negocio.
Ella sonríe y mira la hora —perfecto, entonces saliendo de aquí nos iremos a la vieja Las Vegas. — dice y con estas palabras me deja saber que acepta mi propuesta.
—Perfecto. — respondo y por primera vez después de mucho tiempo, siento que no saber lo que hare es hasta emocionante. —solo tengo una petición. — añado.
—Dígame. —
—Que por la noche me lleve al mejor casino de todos. — le pido y sonríe.
—Por supuesto. — responde sin dudarlo un segundo y sonríe levemente.