Vuelve a mí

Frente a frente

Salgo del centro de rehabilitación con un solo propósito, la venganza, haré que los Cásper paguen por cada lágrima que mi hermana ha derramado, si para ello debo seguir casada con él, pues así lo haré.

—Llévame a casa—Pido y Justin me mira incrédulo, su rostro está estupefacto, me mira de una manera como diciendo ¿Es en serio?

—No estás hablando en serio ¿Verdad?

—¡Claro que hablo en serio!

—Pero acabas de pedirle el divorcio a Enrre

—Cambié de opinión, hasta que nos divorciamos viviré en aquella casa que por derecho también me pertenece

—Lilly, no puedes, toda la familia de Enrre se mudó a esa mansión ¿Sabes el infierno que te harán vivir?

—O él que yo les haré vivir—proclamo sonriendo—¿Vas a llevarme tu o tomo un taxi?

Le veo a Justin bajar la cabeza y apoyarla contra el volante, suspira una y otra vez y seguido me mira—Lilly, me pones en aprietos, ¿ imaginas lo que dirá Enrre si me ve llegar contigo a su casa?

—Gracias Jostin—verbalizo y abro la puerta

—¿Dónde vas?—inquiere, cuando me propongo a bajar

—Iré en un taxi, no quiero causarte problemas con tu amigo—le digo antes de bajar

—Te llevaré—informa y sonrío—No dejaré que vayas sola a esa jaula de lobos, soy tu abogado y por ello debo estar presente y hacer validar tus derechos—dice y eso me reconforta

—¿Así tengas que enfrentarte a tu mejor amigo, o mejor dicho tu hermano?—le escucho suspirar y seguido resopla

—Así tenga que enfrentar a mi amigo, no te dejaré sola

Enciende el auto y nos dirigimos a la mansión Cásper, una de las mas grande y hermosas de Estaquía, por no decir la más lujosa. Horas después ingresamos a la urbanización, que por cierto es una de las más seguras del país, en este lugar viven los altos mandos del gobierno y de las fuerzas armadas, aquí solo ingresa el tipo de persona que esté a su nivel. Quizás si hubiera venido sola no me dejarían ingresar, pero les basta ver el auto de Justin para que la barra de acceso se levante, una vez que ingreso sonrío de medio lado, más cuando estoy frente a la enorme mansión.

Bajo del auto con el pie derecho, piso firme y contemplo lo que podría decir mi casa, suelto un suspiro para recobrar las fuerzas necesarias, sé que una vez dentro querrán comerme viva, pero lo que ellos no saben es que yo también les tengo “mucho amor” sarcasmo mío. Sonrío de una manera siniestra, camino a pasos firmes y antes de cruzar el mural aparece ante mis ojos toda la grandiosa familia Cásper, bueno, no todas, porque no está el principal, Enrre Cásper.

—Vaya, esto no me lo esperaba, todos los Cásper han salido a recibirme—comento sarcásticamente

—¿Qué diablos haces aquí?—Salta el más asqueroso de los Cásper, solo escuchar su voz me relaja el estómago

—Esta es mi casa, ¿o es qué acaso lo olvidó, suegro?—replico mirándole fijamente

—Eres una maldita asesina, lárgate de aquí—Escupe la más execrable de todas las escorias humana que existe en el planeta. Le regalo una sonrisa irónica—¿Quién crees que eres para venir a echarme de mi casa?, porque si no lo recuerdan aún soy la señora de Cásper, y por tal razón está es mi casa, y me voy a quedar aquí hasta el día de mi divorcio, bueno, eso sí es que no decido quedarme con ella.

—No permitiré que pongas un pie dentro de esta casa—proclama la mujer de edad media, suelto un suspiro porque aquella dama siempre fue noble y cariñosa, pero desde aquella noche su mirada hacia mi persona se llenó de odio y reproche.

—No me iré, los que deben salir de aquí, son ustedes, porque está es la casa de mí esposo y por tal razón yo, soy la dueña. Ninguno de ustedes va a impedir que haga validar mis derechos, así que ahora, si me disculpan, iré a mí habitación.

Suelto un suspiro y camino en dirección a la puerta, no obstante, la familia entera hace una fila para evitar mi ingreso—No entrarás—balbucea Carla y Sonrío frente a ella—¿Quién lo evitará?, ¡Tu!—suelto una carcajada y me paro delante de ella—Ábrete de mi camino—mascullo imponente.

—No le harás daño a mi tía—escucho esa voz y mi corazón se vuelve loco, una sonrisa de felicidad se ha dibujado en mi rostro.

Mi sobrina se para a un costado de Carla y toma su mano—Emi—pronuncio con la voz baja, llevo mi mano en su dirección pero la mano de Carla presiona mi muñeca—No la tocarás—con los ojos aguados la miro, siento la cólera encenderse dentro de mis venas, por consiguiente me suelto de su agarre con un sacudón de brazo. Regreso la mirada a Emi y sonrío—Cariño, ven y dale un abrazo a la tía—pido y ella sigue sin moverse—No te quiero, tu eres mala, mataste a mi papá, te odio, te odio al igual que a mamá.

Sus palabras se clavan como puñales afilados en mi pecho, el rechazo de mi sobrina era algo en lo que no había pensado, me duele, me duele tanto que tengo ganas de llorar.

—Emi, ¡no!, las cosas no son así, cariño, escucha…

—No quiero escucharte—reprocha y se va—Doy dos pasos para seguirla y Carla vuelve a ponerse en frente de mí, obstruyendo mi paso—Largo de aquí, en estas casa no eres bienvenida, ni Emi te quiere.

Siento como una lágrima se desprende de mis ojos, la limpio al mismo tiempo que crujo los dientes, el rechazo de Emi solo me da más motivos para quedarme aquí, tengo que volver a ganarme el cariño de mi sobrina al igual que el de mi sobrino. No tengo idea que historia le han contado está manada de arpías, pero limpiare el nombre de Kelly, no permitiré que sus hijos crezcan odiándola sin saber los sucesos por los cuales sucedió aquel fatídico hecho.

Estoy adversa en los pensamientos, aunque la mirada está fija en Carla tengo la mente en blanco, de pronto, aquella voz me trae de vuelta, detiene mi corazón y lo hace acelerar a una intensidad que me da pavor—¿Qué haces aquí?—lentamente me voy girando, para al segundo siguiente encontrarme con su mirada, su mandíbula está tensa y sus ojos me miran con una intensidad que no logro descifrar. Estoy inmóvil, sin reacción alguna, no logro conectar mi cerebro con la lengua, las palabras se han disipado y una especie de temblor sacudió mi cuerpo, al mismo instante mi corazón palpita de una manera desenfrenada.