La primera mitad de mi primer día trabajo no se puede describir como algo malo ni mucho menos estresante, en realidad, Ainara ha hecho que las cosas fluyan con naturalidad, me dio la información de todos los proyectos en los que me debo centrar y explicaciones de cómo debo manejarme con cada cliente para que las cosas salgan bien.
Miro el reloj y marca la una de la tarde, «supongo que debería irme a almorzar antes de que se me haga más tarde, ¿no?» pienso ya que normalmente no respeto mucho los horarios de comida. Bloqueo mi computadora, me levanto de la silla y rápidamente salgo de mi oficina, pero sin querer, me choco con una mujer y para evitar que ella se caiga por mi culpa la sujeto de la cintura —Ainara, lo siento— Digo completamente nervioso y su mirada oscura se clava en mi haciendo que me cueste reaccionar.
—No te preocupes, yo tampoco te vi— Responde colocando sus manos en mis hombros y lentamente la ayudo a establecerse —Gracias— me dice y acomoda su cabello —Justamente venia por ti, tenemos que ir al hotel de uno de los clientes para hacer un cambio en el área de la piscina, si quieres almorzamos juntos y después nos vamos allí, ¿te parece? — Me propone y realmente no esperaba este tipo de invitación de su parte, pero no le puedo decir que no, «¿o sí?»
—Claro, vamos— Contesto sintiendo que es la mejor respuesta que puedo dar y ella de inmediato guía el camino haciendo que siga sus andares llenos de distracción para mí.
«Concéntrate y no la mires así» Me reclamo e intento mirar hacia otra parte.
—¿Esta bien si vamos en mi auto? Es que tengo mi laptop y todo lo que necesitamos ahí— Me pregunta.
—Si, por mí no hay problema— Rebato y llama al ascensor.
Una vez que la puerta se abre, entramos y rápidamente presiono el botón para ir al estacionamiento —Soy yo, o ¿eres algo tímido? — Averigua haciéndome sonreír —¡Lo siento! No debí… en realidad es que yo hablo demasiado y soy muy extrovertida, pero no tienes que contestar— Se disculpa y rio de su manera algo atolondrada de ser a pesar de que también es segura y profesional.
—No te preocupes, no me molesta— Le dejo saber mirándola fijamente e intentando de que no se me note esta inexperiencia con el género femenino y es que en realidad desde que conocí a Bianca, nunca mire a ninguna otra mujer que no fuera ella.
—Quiero que sepas que, si bien trabajamos mucho y somos muy exigentes en la empresa, no somos unos dictadores— Me informa haciéndome reír.
—No creí eso en ningún momento— Explico.
Las puertas del ascensor se abren y rápidamente salimos para caminar hacia su auto —¿Naciste en Naples? — Me pregunta de la nada.
—No, nací en Miami, ¿tú? — Me atrevo a preguntar.
—En Nueva York, pero mis padres se mudaron aquí cuando tenía dos años, así que soy más de aquí que de allá— Me cuenta sonriente y saca la llave de su bolso para abrir la puerta de un BMW X3 color blanco. Ambos subimos al auto, el cual debo comentar que está demasiado ordenado y limpio, y nos colocamos nuestros cinturones de seguridad.
—Y, ¿de dónde es tu familia originalmente? — Indago y espero no estar pensándome de la raya.
—Mi padre nació en Barcelona y mi madre en Zurich, se conocieron en una visita guiada en la estatua de la libertad y el resto es historia. — Me confiesa y mi sorpresa es evidente.
—Esa es una historia de amor única eh— Comento entre risas que la contagian.
—Lo sé, me encanta, es tan romántica… tan de película— Bromea.
—Definitivamente lo es— Respondo sinceramente.
—¿Y tú? — Inquiere mirándome por un instante mientras que espera que el semáforo cambie a verde.
—Lo mío es un poco más común… mi abuelo se vino de Italia después de la guerra y conoció a mi abuela también italiana en Nueva York, se casaron, tuvieron tres hijos y uno de ellos quien es mi padre, se mudó a Miami y conoció a mi madre quien había llegado de Argentina hacia un año— Relato.
—¡Guau! La historia de tus abuelos también es interesante— Expresa moviendo su cabello a un lado haciendo que el viento del aire acondicionado haga que el aroma de su perfume invada mis sentidos.
—Si— Consigo responder en medio de la tentación que tiene escrito el aroma de su perfume.
—Bueno, te hablare del cliente, es un buen amigo de mi padre y desde que me gradué de la universidad y obtuve mi licencia, él me pide que me encargue del paisajismo de todos sus hoteles, asique me veras tratar con él de una manera diferente a la que normalmente trato a los otros clientes, te iré contando más del proyecto mientras almorzamos, pero en resumen eso es lo que deberías saber. — Relata.
—Tú me explicas y yo me adapto a como sea el cliente— Contesto y me mira sonriente.
—Me va a gustar trabajar contigo, creo que haremos un buen equipo— Dice y por algún motivo yo pienso lo mismo.
—Pienso igual— Respondo sin dudarlo y sonrió también mientras que mi cabeza me grita que no quiera ir más allá de lo que debo. Será difícil, lo sé, pero debo intentarlo.