El restaurante que Ainara ha elegido es increíblemente hermoso y moderno, esta ubicado junto a una de las bahías y la vista es fantástica —¿Te molesta si almorzamos en el patio o eres de esos que se quejara de la humedad de Florida?— Me pregunta haciéndome reír y niego.
—No, no soy de esos, la verdad es que creí que serías tú la que se quejaría de la humedad de la Florida y del friz y todo eso— Comento y sonríe.
—Ya me conocerás mejor— Es lo único que me dice antes de tomar la iniciativa de pedirle una mesa al host del restaurante quien rápidamente nos lleva hasta una que esta ubicada afuera tal y como ella lo pidió.
—Las vistas de este estado son maravillosas sin importar por donde vayas— Expreso perdido en los paisajes y al volver mi mirada hacia el frente, me encuentro con sus ojos negros mirándome fijamente —¿Qué?— Pregunto al darme cuenta de la manera que me observa.
—¿Amas el paisajismo, cierto?— Inquiere y sonrió.
—Demasiado, por eso elegí esa carrera— Respondo sin titubeos y se sonríe.
Nuestra conversación se ve brevemente interrumpida por el camarero y una vez que pedimos lo que vamos a beber y de una vez algo de almorzar que elegimos rápidamente, él se retira y ella vuelve a mirarme como lo hizo hace un instante —Discúlpame si soy entrometida, pero tengo entendido que tenias tu propia empresa ¿no?— Me cuestiona y asiento.
—Si, eso decía en la hoja de vida que entregue cuando aplique para el trabajo— Respondo y me mira tratando de deducir lo que pasa.
—¿Y que ocurrió?— Averigua y la miro como queriendo darle todas las explicaciones juntas.
—Me divorcie y en medio del divorcio se fue la empresa también— Resumo y su cara en estos momentos es un poema.
—Oh— Es lo único que dice y cuando el camarero llega con nuestras bebidas, noto como ella intenta recomponerse de lo que le acabo de decir, o tal vez solo encuentra la manera de seguir con esta conversación —¿Y hace mucho que se divorciaron?— Se atreve a preguntar.
—Legalmente seis meses, pero ya sabes como es esto, la separación previa, los intentos fallidos por intentarlo, en fin…— Explico, aunque dudo que ella en verdad sepa algo de todo este asunto.
—No, la verdad no lo sé— Responde entre risas nerviosas y bebe un sorbo de su soda —¿Y llevaban mucho tiempo casados?— Inquiere.
—Ocho años— Respondo y me mira sorprendida.
—Guau… se casaron jóvenes… bueno, eso supongo— Expresa y asiento.
—Un poco, nuestras familias eran un poco tradicionales y bueno, nos toco hacer las cosas de una manera diferente, pero no quiero aburrirte con mi cosas— Digo para zanjar el tema y la verdad es que lo hago más por mi propio bien, no creo que quiera hablar de mi sexualidad con mi jefa ¿o sí?
—Tranquilo, ni siquiera debí preguntarle, lo siento si te molesto—
—No, no me molesto, puede que parezca un tipo tímido, pero no lo soy, solo esto acostumbrándome de nuevo a ciertas cosas de la vida, eso es todo— Le cuento y se sonríe.
—¿Cómo el hecho de hablar con una mujer que no sea ella?— Me pregunta y sonrió.
—Por ejemplo— Respondo entre risas.
—¿Era celosa?— Cuestiona y encojo mis hombros.
—No lo sé, tal vez yo era muy respetuoso de lo nuestro y me mantenía alejado de cualquier situación de peligro, ya sabes…— Trato de explicarme.
—¿Y porque fallaron entonces?— Presiona y respiro profundo.
—Sabes a veces uno se casa con alguien por la razones equivocadas y ese amor que se dice tener no es tan fuerte como parece y un día así de la nada deja de existir… cuando el amor se extingue, ya no hay nada que se pueda hacer para salvar un matrimonio— Le cuento y me mira fijamente.
—Voy a estar alerta entonces— Dice de repente y la miro con dudas.
—¿Por qué lo dices?—
—Por nada ¿te parece mejor si hablamos del cliente?— Me propone y supongo que es su manera de dar por terminada esta conversación cuando a ella no le conviene seguir adelante con algo.
«¿Acaso tendrá problemas con su novio?» Me pregunto y sé que no debería ni siquiera meterme en esos asuntos.