Después de aquel almuerzo, Ainara y yo volvimos a subirnos a su auto para continuar con nuestro camino rumbo al hotel y debo admitir que, si bien no ha vuelto a tocar el tema de mi divorcio, si ha hecho comentarios bastante particulares que me hacen preguntar como puede llegar a ser su relación con Sergio «¿será tan perfecta como parece?» Tal vez no, o tal vez es que yo deje de creer tanto en las relaciones perfectas, que ahora sospecho de absolutamente todo.
—Por aquí— Me indica mientras que atravesamos el lobby del hotel y no cabe duda de que conoce este sitio a la perfección.
—¿Cómo se llama el cliente?— Averiguo para por lo menos tener algo de información cuando lleguemos con él.
—Thomas Raysor, es un hombre encantador, ya lo verás— Me informa y de pronto ella saluda a una mujer que le da acceso a un área restringida del hotel para que nosotros pasemos y hace que subamos a un elevador.
—Conoces muy bien este lugar— Comento mientras la puerta se cierra y asiente.
—He venido muchas veces, conozco cada rincón de este hotel tanto como huésped, como paisajista. Me he encargado de sus jardines exteriores, de los internos, de aconsejar a la diseñadora acerca de que plantas poner… en fin, es mi gran proyecto— Explica con orgullo.
—Si hubiese seguido teniendo mi empresa, probablemente te hubiera contratado si te escuchaba hablar así, te brillan los ojos cuando hablas de lo que haces— Expreso y sonríe mientras me mira.
—Soy muy apasionada en lo que hago— Admite y debo esquivar su mirada para no sentirme tan incomodo como lo hago ahora ya que mi cabeza no esta pensando precisamente en el paisajismo.
—Que bueno— Digo y de pronto ella se echa a reír.
—¡Perdón! ¡Sé que ha sonado rarísimo!— Exclama entre risas y la vuelvo a mirar.
—No te preocupes, entendí lo que quisiste decir— Explico divertido y ahora estamos los dos riendo hasta que de pronto un ruido bastante fuerte nos hace asustar.
—¡No!— Exclama ella y su rostro se transforma por completo.
—¿Qué es lo que esta pasando?— Pregunto en un susurro ya que la situación de verdad me esta preocupando más de la cuenta.
—Este elevador no funciona bien, se supone que lo iban a cambiar, pero evidentemente no lo hicieron todavía…— Se queja y de pronto veo como su respiración se empieza a descontrolar.
—¿Eres fóbica?— Cuestiono bajito y asiente.
—Claustrofóbica… llama a emergencias por favor— Me pide sujetándose de las paredes y sentándose en el suelo completamente desesperada.
—Okey, Ainara, escúchame… yo voy a llamar a emergencias para que nos saquen de aquí ¿sí? Pero necesito que me escuches— Le pido agachándome frente a ella mientras busco mi celular y al ver la pantalla me doy cuenta de que no tengo señal —¿Dónde esta tu celular?— Le pregunto.
—¿Qué pasa?—
—No tengo señal…— Explico —Pon tus brazos así— Indico cruzando sus brazos como formando una pequeña carpa y hago que lleve su cabeza al centro —Respira— Continuo y ella va haciendo lo que le pido —Buscare en tu bolso tu celular ¿sí?— Le explico y ella asiente mientras sigue respirando —Te voy a sacar de aquí— Le dejo saber y al abrir su bolso, veo no solo su celular, sino que un anillo de diamante que es claramente de compromiso dentro de una pequeña cajita trasparente. Trato de ignorarlo y miro su celular que tampoco tiene señal —Tampoco funcionara— Murmuro y me levanto para ir al panel de control y presionar el botón de emergencia.
—Gonzalo, sácame de aquí… no puedo quedarme un minuto más— Me pide desesperada mientras que suena una alarma que yo mismo encendí y me acerco a ella.
—Te juro que eso intento— Le digo y miro hacia el techo tratando de encontrar un panel de salida —¿Te animas a salir por el techo?— Le pregunto y me mira fijamente.
—¿Qué?—
—¿Te atreves o esperamos? Creo que podemos llegar al cuarto piso, por lo que veo estamos muy cerca— Explico mientras me las ingenio para sacar el panel.
—Me atrevo— Sentencia y sin más la ayudo a ponerse de pie.
—Confía en mi ¿de acuerdo?— Le pido y solo asiente en medio de su ataque de pánico para que yo la ayude a salir de esta situación en la que nos encontramos.