Camino por la calle completamente enojado conmigo mismo por ser tan imbécil y creer que una mujer como esa podía fijarse en mi así como así. No tengo idea de lo que pasa a mi alrededor, solo escucho gente hablar y pasar por mi lado mientras que en mi cabeza me sigo recriminando el hecho de ser un perdedor en la materia llamada “relaciones”. «Ella fue clara, no quería nada…» Me grita mi subconsciente y es que la culpa de todo la tengo yo, eso está más que claro. —¡Gonzalo para por favor!— Escucho su voz de repente y la ignoro para simplemente seguir caminando hacia no sé dónde —¡Gonzalo!— Repite y de pronto escucho un grito que me hace girar y al verla me doy cuenta de que se ha caído al suelo y se toma el tobillo mientras que se queja del dolor e incluso derrama algunas lágrimas. Rápida