CAPÍTULO TRECE Erec cabalgaba con Brandt y docenas de hombres del Duque; todos ellos salían de las puertas de Savaria, el rastrillo cerrándose detrás de ellos; la ciudad quedaba asegurada solamente por los pocos soldados restantes que montaban guardia. Todos iban por el sendero hacia el Este, cientos de ellos, levantando polvo con un gran estruendo, mientras comenzaban el viaje por el Barranco Oriental Cabalgaban al unísono, un grupo valiente y decidido cabalgando por sus vidas a la luz del amanecer. Todos sabían lo que estaba en juego, y estaban totalmente dispuestos a lanzarse a lo imposible, intentar con unos cientos de hombres el defender su tierra contra el ejército de un millón de hombres de Andrónico. Erec sabía que posiblemente cabalgaban hacia sus muertes. Pero para eso habían n