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Pasaron las semanas acordadas y, cuando regresé a la mansión, lo hice con Ángela de mi brazo. Ella se ofreció para ayudarme con tal de que le diera temporalmente alojamiento en la mansión ya que la DEA sigue tras sus rastros, a cambio me ayudaría con esta pequeña hada indomable.
—¿Quién es ella? —mi pequeña me preguntó con un tono de molestia sin siquiera saludarme. Ángela ya había subido las escaleras guiada por Inés quién le ayudó con el equipaje, pero antes me recordó seguir con el plan —¿Por qué la trajiste?.
Lo que sentí al ver a Elia de nuevo fueron ganas de besarla. Joder, fueron semanas de infierno sin ella, me la pasaba tocándome con su recuerdo para poder estar tranquilo por las noches al quedarme en una habitación de hotel.
—Es mi invitada —trato de ser duro y seco —no
