Capítulo 10. Los Prófugos del infierno

1426 Words

Era el quinto día que no comía nada, ni tampoco bebía agua. Los primeros días había bebido agua del grifo, pero comenzó a obsesionarse con la idea de que Kent pudiera contaminar esa agua y envenenarla, o hacerla dormir. Así que optó por no beber nada. Y eso la estaba matando; cada día estaba más débil, sumado a que tampoco dormía, porque tenía miedo de que el hombre aprovechara esa oportunidad. ¡Estaba paranoica! Tenía en sus manos la hoz todo el tiempo. Cuando escuchó que giraron la perilla de la puerta se levantó de inmediato, empuñó la Hoz y liberó el filoso cuchillo, ¡Lista para atacar!  Kent ingresó en la habitación con una bandeja con comida como cada día, la puso sobre la mesa y miró el lugar de reojo. —Debes comer, pronto haremos un viaje muy difícil y necesitas tener buena sa

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