Clara y Leónidas estaban escondidos tras un enorme árbol, recuperaban el aliento perdido de tanto correr, y estaban muy cerca de la carretera. Ninguno sabía el nombre del otro. Pero, no tenían eso en mente, como el estar lo más lejos de ahí.
Cuando el sonido de un motor cimbró el lugar, corrieron a toda velocidad hacia la carretera, un auto iba por aquella pista y Leónidas corrió para ponerse por delante y que se detuviera, el automóvil por poco lo atropella, pero lo esquivó, ¡Clara Luz no pudo evitar gritar ante el susto!, sin embargo, el auto que había avanzado tuvo que detenerse y regresar en reversa.
Leónidas corrió hasta la ventanilla del auto y el conductor bajó el vidrio
—¡Por poco te mató! —dijo el hombre que conducía
—¡Por favor, te lo suplico, llévanos al centro! —dijo León
