CAPÍTULO CATORCE Akila corría por la cubierta de su barco, gritando órdenes a su paso y esperando que sus hombres pudieran dar abasto con ellas. —¡Girad a estribor! ¡Máxima velocidad! Señala a los demás que se reagrupen. ¡Se están desperdigando demasiado! Sintió que el barco se tambaleaba al cambiar de dirección, su madera crujió por el esfuerzo de virar con tanta rapidez. Pero velocidad es lo que hacía falta, en medio de la batalla que se había propagado delante de Delos. La velocidad era lo único que los mantenía con vida a él y a su tripulación mientras acosaban a la mayor flota de Felldust. ¿Cuándo había dormido adecuadamente por última vez? Akila había aprendido a ser bueno en desperezarse enseguida cuando estuvo luchando como recluta en las montañas de Haylon. Ahora, parecía que