El aterrizaje estuvo muy tranquilo en Italia, ambos aviones aterrizaron en completa calma. Al salir de Turquía Serkan le propuso al ruso irse en el mismo avión, pero se había reusado, no le agradaba la idea, por lo que se fue en el suyo propio, no podía estar cerca de Montserrat hasta que no supiera la verdad. Mientras viajaban volvió a escuchar la conversación de la noche anterior entre la Regina y su hermana, entre más escuchaba sus palabras más clara le quedaba la respuesta que estaba buscando, ella había sido madre.
Lo que no comprendía del todo, era si ese niño o niña era suya o de alguien más, si bien en algún momento detesto la idea de que tuviera un hijo con alguien que no fuese él, ahora mismo esa idea le parecía mucho mejor que el que se le hubiese negado el nacimiento de su heredero, no solo por el dolor emocional, sino porque de inmediato la cabeza de ella le seria pedida, en su religión aquello era el mayor de los pecados que una mujer podía cometer y el ser quien era no la salvaría que los Brat de los Zakone fueren por ella y la cazaran como si fuera un cordero.
Los Brat, eran los asesinos con más alto rango, los que se encargaban de los asesinatos más crueles, los que hacían respetar las leyes y protegían las espaldas del Capo, Andrew era uno de ellos, el que tenia el rango más alto después de Alexei y el pecado de Montserrat sobrepasaba incluso las ordenes del señor. Si se confirmaba que la Regina oculto el nacimiento de un heredero Petrova, el niño le seria arrebatado y moriría, ella y todos los que se atravesaran en su camino para recuperar al niño o niña, si era la primera opción seria llevado a la residencia y criado para convertirse en el sucesor del Capo, si era niña de igual forma seria llevada a Rusia y criada como una Zarina, para después convertirse en la esposa de algún magnate que le hiciera más fácil los negocios y el camino del poder a su padre.
Por donde se viera la situación no era viable para la italiana, él no quería que ella muriera, pero no habría mucho que él pudiera hacer por ella si decidió colocarse ella misma una daga en el corazón. Desde antes de salir de la vida de Alexei él le explico las reglas, sabía lo que les pasaba a las mujeres dentro del Islam que se atrevían a alejar a un hijo de su padre y del destino que Ala ya tenia preparado para él o ella, sobre todo si nacía con la sangre de la familia Petrova en sus venas. Se llevo las manos a la cabeza con desesperación, no deseaba aquello no quería que nada malo le pasara, pero ¿Cómo salvarla de un destino que ya estaba escrito?, ¿Cómo ocultarle a todos los que sucedía?, si la Regina había dado a luz a su primogénito lo primero que haría seria llevarlo al Imán más cercano para hacer el llamado de Ala y que sus hijos estuvieran bajo sus preceptos, los ojos de Alexei se llenaron de lagrimas tan solo de imaginar a un bebé de ella y de él siendo presentado ante todos, no podía ni siquiera imaginar la sensación de verlo o verla y hacer de él o ella un ser que cumpliera las normas y llevara aun más lejos el legado de su familia.
Bajaron de los aviones y lo primero que vio fue a la Regina respirando y sonriendo, bajo casi corriendo y se interno en un auto el cual arranco de inmediato, le sorprendía aquella prisa, sobre todo porque dejo a tras a todos incluyendo a los recién casados quienes al igual que él se miraron sorprendidos no esperaban aquella reacción de Montserrat, pero la imitaron ingresaron a los autos y al mirar como aquellas puertas se abrían una sensación muy rara le recorrió el cuerpo, una electricidad que le decía que ese era el lugar en el que debía estar, no sabia como explicar aquello, pero se sentía bien estar en aquel lugar, era extraño nunca se había sentido de esa forma, ni siquiera al llegar a su casa se sentía de aquella forma lo que lo hacia sentirse aun más extraño, nunca había sentido tanta emoción en su vida, era como si estuviese en el lugar en el que debía estar.
- Quiero saber lo de ese medico ahora mismo Andrew, manda a los mejores, tu debes quedarte, Maximo no te quita los ojos de encima y lo mejor es no levantar sospechas.
- Señor, tranquilo, Máximo no podría seguirme el paso ni, aunque el fuese en carro y yo caminando.
- Lo sé, estoy muy seguro de eso y de esa forma debe ser, nadie puede ser mejor que mi guardia principal.
Una sonrisa apareció en los labios de ambos, eran viejos amigos, y conocía a la perfección las cualidades y habilidades que su mejor asesino. Andrew era mejor que cualquier otro guardia de Rusia o Italia, no tenia comparación, incluso el difunto Gabrielle llego a admitirlo en una ocasión cuando se enfrento a los ingleses codo a codo con él, ese ruso no era un simple aniquilador que lo hacia a la ligera, era un completo calculador y parecía disfrutar de una forma tan macabra y bárbara de la muerte que incluso daba miedo. Los ojos se le inyectaban de una luminosidad aterradora cuando quitaba una vida, él no era como otros, había entrenado en los Zakone para vivir o morir, entro porque era su única opción no porque estar afuera de aquellas rejas eléctricas y muros oscuros era más seguro que estar en las calles.
La casa en la que se quedarían era un poco más pequeña que la principal y estaba solo a unos metros de ella, se tenia una vista privilegiada de la parte posterior de la Mansión de la Famiglia, no era mucho como para espiarlos, pero ya tenían todo solucionado por esa parte, todo estaba planeado, a mas tardar la noche siguiente el sabría todo y Montserrat tendría que dar muchas explicaciones si sus sospechas se convertían en verdad, con ojos voraces miraba desde su balcón a la casa principal, los vidrios de la habitación de la Regina estaban polarizados, por lo que él no podía verla a ella, pero él si a ella.
- Non voglio che tu distolga gli occhi da loro, non mi piace il modo in cui ci guardano (No quiero que les quites los ojos de encima, no me gusta la forma en que nos miran).
- Mi occuperò di tutto, regina, prima che Gabrielle partisse mi aveva avvertito di quel russo (Yo me encargo de todo reina, antes de irse Gabrielle me advirtió sobre ese ruso). Señalo al hombre que estaba detrás de del Capo - So che è un lupo abituato a cacciare le sue prede, solo che io non sono un servo, mia signora (Sé que es un lobo acostumbrado a cazar a su presa, sólo que yo no soy un sirviente, mi señora).
Montserrat sonrió, sabia que su guardia era bueno, pero la sombra de Alexei era un demonio del infierno que no conocía de limites o de pares para detenerse cuando su señor le daba una orden, conocía que Andrew por complacer a su Capo era capaz de venderle el alma al diablo o peor suicidarse si eso hacia feliz a su señor. Estuvo poco tiempo en Rusia, pero fue suficiente para conocer que si a elle le tenían lealtad y respeto a Alexi le temían y le adoraban, dos aristas peligrosas, muy peligrosas.
Todas las bodas italianas tradicionales sicilianas iniciaban con una cena familiar la noche antes de la unión, por lo que allí estaban todos con la regina en la cabeza de la mesa a su derecha la novia, porque era su familia, a su izquierda Serkan al ser el nuevo integrante que en pocas horas se uniría a ellos, después de Alexandra estaba Fiorella, ocupando el lugar de la madrina, ya que, en este caso su dama de honor y la líder de la Famiglia eran la misma persona. Luego de Fiorella estaba Jocelyn, en la otra cabeza se encontraba Mauridcio, al lado de el Capo Turco estaba su padrino Alexei, quien intervino muy poco en la cena, y daba una que otra mirada matadora a Mauridcio cuando hacia algún comentario fuera de tono que lo hacia desesperarse.
Su silencia alerto aun más a la Regina quien no dejaba de mirarlo, sentía que aquel hombre estaba ocultando algo que la haría tener muchos problemas y no se equivocaba, en una horas las vidas de ambos iba a cambiar por completo, tanto que al entrar a la habitación que para muchos estaba prohibida vería aun hombre que reconoció a leguas y a su derecha en el piso arrodillada una mujer mientras un guardia con una mirada demoniaca la miraba, nada estaba bien y debía disfrutar de aquella copa de vino porque quizá seria la ultima de su vida.