Alexandra estaba bellísima, ahora lucía un perfecto vestido blanco que si bien la hacía lucir magnifica y era un poco mas pegado que el que uso para su boda turca, seguía siendo recatado y dejando todo a la imaginación, al ver como aquella mujer se acercaba a él, caminando del brazo de su tío el poderosísimo Serkan, el Kral, él hombre frio y sin sentimientos tenía los ojos aguados ante la presencia de la majestuosidad de la belleza de aquella mujer, una que lo tenía loco por completo.
Las tradiciones sicilianas eran un poco menos complejas que las turcas, no iban a tener que beber la sangre del otro porque ellos usaban vino como representación, tampoco utilizaban cintas o cordones para unirlos, todo era menos cultural y mas amor y pacifismo, si algo buscaba una unión en Italia era ser el pie de inicio de una familia, una que se pudiese enfrentar a todo y a todos, una que no tuviese contratiempos. La ceremonia culmino y la celebración dio paso, las actitudes del ruso continuaban siendo raras y erráticas en contra de Montserrat al punto que incluso una mujer termino sentada junto a él, ninguna de las hijas de los terratenientes se perderían el placer de estar, aunque fuera por una noche con aquel hermoso hombre y si se corría con suerte ¿Por qué no?, atraparlos entres sus redes, después de todo la única que podría darse el lujo de despreciarlo era la Regina.
La mujer miraba desde lejos como aquella castaña tonta no hacía más que reírse d ellos que seguramente serian el sarcasmo puro de ese maldito ruso sin darse cuenta que estaba insultándola, si algo tenia él, era odio por las mujeres que se ofrecían y vendían a tan bajo precio, nunca ni siquiera las mujeres de un burdel que se encimaban a él terminaban siendo escogidas, le gustaba lo prohibido aquellas que se resistían al placer que él podría brindarles, las otras eran usadas y desechadas, así había sido siempre, por ello solo una mujer logro calar en él, sola una pudo darse el pleno placer de estar exclusivamente con él, no había otra más ni en su mente ni en su corazón, por aquella razón Monserrat termino levantándose de la silla y yendo hacia donde estaba sentado el padrino de la boda.
A penas la mujer la vio se puso de pie y le hizo una venia, no importaba donde o cuando, todos siempre debían comportarse como los súbditos que eran y mostrar ante ella la sumisión que tanto le encantaba.
- Mia Regina.
- Tuo padre ti sta chiamando, vai (Tu padre te está llamando, ve)
- Mio padre? Scusate signora, mio padre non è venuto, sta un po' male, per questo ha mandato me e mio fratello (¿Mi padre? Lo siento señora, mi padre no vino, está un poco enfermo, por eso nos envió a mí y a mi hermano)
Con aquello la había dejado en ridículo, si hubiese sido una chica lista hubiese comprendido de inmediato que lo que deseaba era que se fuera, Montserrat quiso matarla al ver la sonrisa burlona que se instalaba en los labios de Alexei, maldita escuincla, era como si no recordara el demonio que tenia en frente.
- Mi dispiace, è colpa mia, ho cercato di essere insensibile e vedo che sei così idiota che non capisci niente del sarcasmo (Lo siento, es mi culpa, traté de ser insensible y veo que eres tan idiota que no entiendes nada de sarcasmo) - Ma penso che ora se capisci cosa sto dicendo, LASCIARE! (Pero creo que ahora si entiendes lo que digo, ¡VETE!).
La chica rápidamente salió casi que, corriendo de aquel lugar, debía ser mas lista la proxima vez porque definitivamente no tendría contemplaciones con ella. Se sentó junto a Alexei y continuaron viendo bailar a los novios y al resto de los invitados cuando de repente llego a Daniel, el hombre se hizo en la silla junto a su prometida y le tomo la mano que tenia sobre la mesa, lo que mas deseaba era que todos vieran que él seria su esposo, pero sobre todo quería que ese ruso lo viera y se hiciera a la idea.
- Lo siento señor Petrova, iniciamos con el pie izquierdo y no deseo que continuemos de esa forma, después de todo nuestros países tienen negocios unos que nos benefician a ambos.
- Capo.
- ¿Disculpe?
- Los únicos que pueden llamarme por mis nombres son las personas cuyos rangos son cercanos al mio, y tu no tienes nada como para llamarme por el apellido de mi padre, por lo que la forma correcta de referirte a mi es Capo.
Daniel miro casi que con una sonrisa a Montserrat, pero al ver su cara de seriedad se dio cuenta que él hombre no estaba jugando y entonces recordó lo que ella le había dicho “Ser mi esposo no te salvara de ese demonio”, al casarse con ella ganaría cierto estatus, peor no el suficiente como para referirse a él o a Serkan de aquella forma, de hecho ni siquiera en público podría llamar a su esposa por su nombre de pila, dado que eso era algo exclusivo que pocas personas podían hacer, como los miembros de la Famiglia, e incluso ellos preferían llamarla Regina delante de todos.
- Con respecto a como nos conocimos o a nuestras relaciones futuras no debe preocuparse, usted no me agrada y yo a usted tampoco y eso no tiene que cambia, ni afectara los negocios de ninguna forma.
- Bueno me alegra que sea sincero Capo, sobre todo el que tome con tanta madurez nuestra enemistad y no permita que eso nos reste ceros a nuestras cuentas bancarias.
- No te confundas Daniel, eres muy joven para comprender las cosas, yo no necesito de tu dinero, por lo que mi país no necesita de tu mercancía. Alexei se puso de pie – No se si lo sabes, pero de hecho tengo prohibida la entrada a Italia, solo estoy aquí porque Serkan me eligió para el mal gusto de la Regina como su padrino, pero al yo irme Rusia dejara todo contacto atrás y eso incluye los negocios.
- Nunca habías dicho eso Petrova. Esta vez fue Montserrat quien hablo y al hacerlo se puso de pie al igual que él, no le llegaba ni a la barbilla, pero sus ojos matadores si que daban miedo, aquella confesión la saco de quicio, lo odio, esa era su lavadora más grande y rápida de dinero no podía perderla – No puedes hacer eso, no puedes afectar los negocios solo porque tu lo quieras dañaras todo ¿Acaso quieres una guerra conmigo?
- ¿Cuándo no hemos estado en una guerra? Ambos se miraron desafiándose – Yo quiero darte gusto y al mismo tiempo me lo daré a mí mismo, me iré no mañana si no hoy mismo de tu país, peor todos los veneficios que te da Rusia se irán conmigo, a menos que tu decidas que yo puedo volver cuando yo así lo desee a Italia, es tu decisión Montserrat.
- Tu no puedes…
- Oh claro que puedo, soy el capo, el Cep, yo hago lo que s eme da la gana yo no tengo limites mi bella Regina, soy todo poderoso y eso no es una información nueva para ti. Saco su teléfono y llamo - Kosmar, ya khochu, chtoby vy pryamo seychas zakryli vse vkhody Doma Pasinelli v Rossiyu, skazali fabrikam i skladam, chto oni dolzhny nayti postavshchika, kotoryy ne yavlyayetsya ital'yantsem, inache oni mogut predpolozhit', chto ikh biznes budet prekrashchen (Kosmar, quiero que cierres ahora mismo todas las entradas de la Casa Pasinelli a Rusia, diles a los dueños de las fábricas y almacenes que deben buscar un proveedor que no sea italiano, de lo contrario pueden dar por hecho que su negocio será finiquitado).
Ella no había comprendido bien todo lo que había dicho, peor sabia que no era nada bueno sobre todo por la sonrisa que ahora tenia, no quería que se quedara, pero si dejaba que se fuera y continuaba sin dejarlo entrar arruinaría todos sus planes.
- Esta bien. Ella respiro con dificultad – Pero, no puedes estar a menos de 10 kilómetros de la residencia principal. La sonrisa del ruso se hizo más grande.
- Kosmar, olvida lo que te dije. Y colgó.
Las cosas serian muy diferentes, ya había logrado quedarse y solo faltaba que le dijeran lo que deseaba escuchar, se sentó nuevamente y ella después, no pronunciaron una sola palabra más, pero de un momento a otro lleno Andrew y dijo algo en el oído de su Capo que lo hizo dejar de aplaudir de inmediato, se levanto de prisa y se fue con el guardia, su actitud cambio por completo y 10 minutos después de le comunico a la Regina que el ruso y sus guardias estaban dejando la residencia, de alguna forma eso no la dejo tranquila, tampoco le dio una buena sensación hizo mucho por quedarse así que ¿Por qué irse corriendo?, se levanto de su silla un tanto preocupada, la sensación que le dio en Turquía estaba volviendo a ella por lo que volvió dentro de la residencia y se dirigió de inmediato a la habitación contigua a la suya, al abrir la puerta sus ojos se abrieron de par en par, no podía creerlo, aquello que solo había sucedido en su cabeza ahora estaba pasado.
- Valla regina, que buen secreto el que me tenías escondido.
- Por favor bajalos.
- ¿Por qué lo haría?, ¿Dime que pasa si decido hacer un ADN?
- No puedes hacerlo.
- ¿Por qué?, ¿Qué es eso que veo en tus ojos Regina acaso es miedo?, debes amarlos mucho como para que reacciones de esta manera.
- Solo te pido que los bajes, podemos hablar.
- ¿Hablar? En ese momento ella vio lo que todos los enemigos de ese hombre un desequilibrio mental que justo lo llevaba a la locura – El momento para hablar tal parece fue hace un par de meses y no ahora ¿Sabes lo que pasara cuando el concejo en Rusia sepa de esto?
- No les tengo miedo Alexei ni a ti, ni a tus malditos ancianos, ellos son mios y siempre serán míos.
- Creo que te equivocas en eso, querrás decir son de ambos, de los dos. Alexei miro las pequeñas criaturas en sus brazos y sonrió – No puedes alejarme de ellos y si lo intentas te juro que voy a matarte Montserrat.
- Jamás lo harías no los dejaras sin su …
- ¿Y si los puedes tener sin mí?, ¿eh?, que maldita hipocresía, tan justa que dices ser, que no querías que un demonio este en sus vidas, pero si quieres darle el ejemplo de moralidad debes dejar de comportante como una completa mujerzuela, planeabas casarte con otro mientras ellos existían. Le extendió uno de ellos a Andrew, para con su mano libre sacar un arma y apuntarle a ella – Quisiste matar mi linaje Regina, eso se paga con sangre.
Un sonoro disparo retumbo en todas partes, todos los presentes salieron corriendo a verlo que había pasado y lo que se encontraron fue horripilante, ese c*****r sin vida con un certero disparo en la frente, solo la sangre puede lavar una traición como esa y eso fue justo lo que Alexei hizo.